Personal de Asuntos Internos encabezó un allanamiento en la localidad santafesina de Carreras y detuvo a dos personas ligadas con Cristian “Pupito” Avalle, un hombre de la banda de Los Monos que se encuentra preso en una cárcel federal con varios expedientes abiertos. El operativo obedece a una causa por extorsiones que se conoció en octubre del año pasado. Se trata de una trama de prestamistas usurarios, de la que dio cuenta Rosario3 el año pasado. Un grupo de matones, entre los que se encontraba una uniformada, privó de la libertad a un joven que había solicitado un préstamo informal de 300 mil pesos y al que luego le exigieron devolver nada menos que 4 millones como devolución.
Los detenidos en el pueblo del departamento General López, más precisamente en calle Arias al 100, fueron identificados como Tatiana Mársico y Rodrigo Muñoz. La mujer es prima de “Pupito” Avalle, y Muñoz, según la investigación, es un hombre vinculado con la barra del club Coronel Aguirre de Villa Gobernador Gálvez.
Ambos tenían pedido de captura desde octubre del año pasado, cuando salió a la luz el legajo penal a cargo del fiscal José Luis Caterina. En los próximos días los sospechosos serán imputados, previo traslado a Rosario.
Por esta causa el 23 de octubre de 2023 fueron imputados la suboficial de policía Yasmila Nahil Arredondo (revistaba en una comisaría de Villa Gobernador Gálvez) y el guardia de seguridad privada Damián Sosa, quienes días antes habían sido detenidos en la casa de la víctima con dos manoplas con nudillos en punta, un bastón extensible, gas pimienta y un cuchillo táctico.
De acuerdo con la acusación, en agosto del año pasado la suboficial Arredondo le prestó 300 mil pesos al empleado de una carnicería de Villa Gobernador Gálvez donde la agente hacía adicionales. Según relató la víctima en su primera denuncia, habían acordado que devolvería 350 mil pesos en varios desembolsos.
El empleado de la carnicería declaró en la causa que en septiembre, luego de haber recibido el crédito informal, Arredondo le envió un mensaje de texto vía WhatsApp en el que le decía que la deuda había ascendido a 900 mil pesos.
En los chats, según la imputación, la policía le sugirió que si no pagaba la iba a "pasar mal" y que ella podía hacerle "romper las piernas" por otras personas. Después de una especie de negociación, el número de la deuda quedó en 600 mil pesos.
A mediados de octubre pasado, un día previo a realizar uno de los desembolsos, un hombre y una mujer que se desplazaban en un Renault Clio abordaron al joven en la puerta de un banco, le dijeron que venían de parte de la policía que le había prestado plata y le pidieron que se meta en el auto.
Una vez que se subió, el sospechoso que estaba en el asiento del acompañante sacó una pistola, le indicó que ahora debía 4 millones de pesos y añadió que en caso de no cancelar el total de la deuda, ellos, “que eran de Los Monos”, iban a matarlo a él o a alguno de sus familiares.
Para la investigación, esa dupla de matones eran Mársico y Muñoz, los ahora detenidos.
La víctima declaró que antes de ser bajada del Clio entregó 200 mil pesos. Sin embargo, Mársico y Muñoz le advirtieron que al día siguiente lo iban a buscar por su casa y lo iban a acompañar hasta bancos y mutuales, donde iba a tener que conseguir la plata para completar los desembolsos.
Posteriormente, Arredondo, su novio Damián Sosa, Tatiana Mársico, Rodrigo Muñoz y otros dos sospechosos fueron hasta la casa del deudor, le dieron un golpe en el rostro y lo obligaron a subir a un auto. Muñoz, según testigos, le gritó a un familiar de la víctima que no hiciera la denuncia porque iban a balear el domicilio.
El fiscal enfatizó que la víctima fue trasladada hasta la casa de la suboficial Arredondo, ubicada en Pueyrredón al 6100, en la zona sur de Rosario, donde le dieron golpes en la cara, en el cuello y le mostraron un bastón extensible, dos manoplas y una navaja. Según la imputación, en un momento, Muñoz tomó la navaja y exigió al empleado de la carnicería que dijera dónde podían buscar plata. Además, le anticipó que si no colaboraba le iba a cortar los dedos.
Al joven, mientras lo tenían retenido contra su voluntad, le sacaron el celular y extrajeron datos de sus familiares, que fueron anotados en una libreta que estaba en el domicilio de la suboficial.
Antes de liberarlo por segunda vez le avisaron que iban a buscarlo nuevamente por su casa para que entregue dinero. Sin embargo, ni bien fue liberada, la víctima denunció por segunda vez la situación y allí médicos policiales constataron las lesiones que tenía en el rostro y en el cuello como consecuencia de la paliza.
Desde entonces, la suboficial Arredondo y Sosa siguen detenidos en prisión preventiva y en vías de un juicio.