Las mañanas comienzan a transitar bajo una leve brisa otoñal. Los chicos ya regresaron a las escuelas; con clases presenciales y en modalidad "burbuja". Los colectivos marchan; cada vez más gente esperando en las paradas. El café con amigos; la reunión por zoom; los encuentros con protocolos.
Las tribunas de los estadios aún transmiten soledad. La city Rosarina ya luce y vive su nueva normalidad. Los rostros con barbijos señalan y ponen un freno a la habitualidad de aquellas imágenes que supimos cosechar.
La filósofa francesa Anne Dufourmantrae en su libro "Elogio del riesgo" destaca cómo hoy en día la precaución se volvió norma y cómo una vida en la que se pretende calcular todo y no perder nada es una vida detenida, es más bien estar un poco muertos.
Ver para atrás ; fue el año anterior; ese que detuvo el mundo y nuestras actividades. También aquel que nos dio un respiro entre la flexibilización de las restricciones y la llegada de las vacunas.
¿Cómo vivir sin querer perder nada ?
Observar el futuro inmediato; en este año que estamos transitando. Nuevamente ante "el riesgo de lo incierto".
¡Mirá quién vino!...Ya llega la segunda ola.
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