El plan de lectura "Identidades bonaerenses", impulsado por la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, generó una fuerte controversia tras la revelación de que varios de los libros distribuidos en escuelas secundarias, establecimientos técnicos, institutos de formación docente, bibliotecas municipales y escuelas para adultos contenían contenido sexual explícito. Tras las repercusiones y reacciones a la iniciativa, el titular de la cartera educativa, Alberto Sileoni, y el periodista Eduardo Feinmann protagonizaron un tenso cruce.
La discusión fue al aire de Radio Mitre. El conductor manifestó su descontento con los textos y acusó al gobierno provincial de entregar materiales inapropiados a los estudiantes.
"En ciertos sectores ha causado estupor los aberrantes contenidos sexuales que Kicillof le está entregando a los chicos en las escuelas bonaerenses", aseveró Feinmann. Según opinó, los contenidos se imponen a los alumnos "por obligación" en lo que describió como un intento de "degeneración" en la educación.
Durante el intercambio, el periodista lanzó: "Para mí, la verdad, se lo digo sinceramente, se lo digo de frente, para mí usted es uno de los degenerados del gobierno de la provincia de Buenos Aires".
"Hay libros que tienen una temática política, relaciones problemáticas o escenas de sexo o lenguaje con vocabulario soez, esos libros no van para la secundaria básica, son libros que van para la secundaria orientada; y tampoco va para el alumno que tiene 16 o 19 años″, agregó el director general.
En un momento de la conversación, Sileoni quiso sumar un comentario y Feinmann directamente lo calló y después leyó un fragmento del libro Cometierra, de Dolores Reyes: "Con la mano libre se desabrochó el cinturón, la otra mano se cerró en mi boca, no me podía mover, tiro de mí, sacó su pija por encima del boxer y me la acercó a la boca".
"¿Esto es literatura?", se preguntó el periodista. "Sí", le respondió el funcionario de Axel Kicillof.
Y calificó: "Esto no es pornografía, esto es literatura. Más allá de que usted discuta el concepto de literatura o de arte y que sobre un libro de 133 carillas como es Cometierra se lea la mitad de una carilla donde hay alguna una escena. Esta puede convertirse en una escena pedagógica en el aula".
Sobre esa línea, insistió: "Es literatura, es arte, que propone una mirada desde otro lugar, permite hablar de cosas de otra manera, permite hablar en la escuela de escenas difíciles".
Por último, Feinmann preguntó: "¿No sería mejor que esto no esté en las bibliotecas de los colegios de la provincia de Buenos Aires? ¿Y dejar esto a los padres? Que los padres sean los que permitan o no leer este tipo de cosas".
A lo que Sileoni concluyó: "Los padres a veces están y a veces no están. Entonces no es contra los padres, es a favor de las adolescencias, no es en contra de la familia".