A poco de haber sido dada de alta, Cintia Díaz, la sobreviviente de la picada mortal de avenida del Rosario y Ayacucho, en la que murieron su esposo e hijo, declaraba este mediodía ante los fiscales. Llegó hasta Fiscalía en silla de ruedas y adolorida, preparada para conocer en qué estado está la causa judicial que tiene, por ahora, imputado a uno sólo de los dos involucrados. El otro, sigue hospitalizado. Esta tardecita, en el lugar del hecho, pintarán estrellas amarillas en recuerdo de Valentino y David Pizorno.
En contacto con el programa De 12 a 14 (El Tres), Cintia contó sobre el largo camino que tiene por delante para recuperarse físicamente. “Trato de cuidarme, igual duele”, dijo sobre los golpes.
También tiene otro camino, mucho más difícil: vivir sin su esposo e hijo y pedir justicia por ellos. “Ahora me estoy un poco mejor anímicamente, quiero saber como vamos y que me informen de todo, no importa qué tan doloroso sea”, dijo, antes de reunirse con los fiscales Valeria Piazza Iglesias y Walter Jurado.
Cintia busca no repetir la historia con sanciones más duras para los que corren picadas: “Que piensen dos veces antes de hacer una cagada así”.
“Por eso estoy acá –dijo–, quiero que esta desgracia que me pasó a mí y a mi familia de un vuelco a las leyes, que haga recapacitar a la gente que sale a hacer picadas así porque sí”.
Este miércoles a las 19.30, Cintia convocó a una manifestación en el lugar de la picada mortal, en avenida del Rosario y Ayacucho.
Actualmente la causa tiene un solo imputado, Pablo M., uno de los conductores. La fiscalía lo acusó de homicidio simple, mientras que el otro involucrado, Germán S. permanece todavía internado tras el siniestro.
De acuerdo a la reconstrucción del hecho, al llegar a la intersección de calle Ayacucho, sin accionar los frenos y con el semáforo en rojo intermitente, Pablo M., “roza el automóvil conducido por David Pizorno haciendo que este realice un giro. Así conjuntamente con Germán S. provocan el fallecimiento de las víctimas Valentino Pizorno de 8 años y de David Pizorno de 42 años”. Iban a más de 130 kilómetros por hora.