Carlos Reutemann fue el gobernador que encarnó en Santa Fe las políticas económicas liberales que marcaban el rumbo en la Argentina de los noventa. En efecto, fue el reutemismo el que impulsó las privatizaciones del Banco de Santa Fe y la Dipos y hasta estuvo a una uña de lograr la venta de la EPE.
Y si bien esa identificación con la idea de la desregulación de mercados y la retirada de Estado en la conducción económica termino siendo la imagen preponderante ante la opinión publica (y por la que se ganó tanto muchos adeptos como montones de adversarios), su gestión económica (y la del reutemismo) en la provincia también tuvo otros puntos fuertes.
1) Sin salir de su perfil bajo y hasta osco, como un hombre de campo que era se movió siempre cual pez en el agua entre productores y empresas de la agroindustria, que lo veían como uno de los suyos. Y en ese marco tuvo (a principios de su primera gestión) un gesto muy importante con un movimiento que luego sería revolucionario para el agro como fue la incorporación de la siembra directa. Es que decidió rebajar el Impuesto Inmobiliario a quienes se animaban por aquel entonces a reemplazar la labranza tradicional por la siembra directa. Y Aapresid, la entidad que lideró la difusión de la siembra directa, siempre le reconoció el aporte temprano a uno de los motores de la revolución del agro.
2) Y si hablamos de aportes a la agroindustria, el Lole fue clave en las negociaciones con el gobierno nacional para que se concrete la principal obra de infraestructura logística de la Argentina: la hidrovía. Así como la Bolsa de Comercio de Rosario fue el estandarte del sector privado, el gobernador de Santa Fe fue el mojón desde el sector público para lograr el acondicionamiento de la vía navegable que fue clave para que multimillonarias inversiones desembarquen en la zona levantando el más moderno complejo portuario cereralero del mundo.
3) Pero el caso de la hidrovía también muestra uno de los costados más criticado de su política económica: parecer un lobbista de la ciudad de Santa Fe mientras relegaba a Rosario. Es que, motivado por la Bolsa de Comercio de Santa Fe, el Lole fue un estandarte de que las obras de dragado del río lleguen hasta la capital provincial cuando el proyecto original era que termine en Puerto San Martín. Si bien el calado de Puerto San Martín a Santa Fe fue siempre fue menor al de Puerto San Martín al mar, igual se draga desde 1995 a un calado que nunca fue usado por un barco de gran porte ya que los grandes Panamax con granos nunca subieron más allá de Timbúes. Y es que el puerto santafesino nunca pasó de ser una terminal para barcazas que no necesitan tanto calado del río, con todo el costo ambiental que eso supone. "Si el dragado no llegaba al puerto de Santa Fe, no había hidrovía", recuerdan empresarios rosarinos que estuvieron en la primera línea de las negociaciones sobre el papel del establishment político y económico capitalino.
4) Precisamente, las autoridades políticas que condujeron Rosario en los 90 siempre dijeron sentirse discriminadas en el reparto de fondos públicos provinciales durante los gobiernos del Lole, que se atemperaban durante los dos mandatos de Jorge Obied, quien fue la variante "amigable" con la ciudad del reutemismo. Es que si bien durante el reutemismo se levantaron obras claves y de fundamental importancia para la ciudad, como fueron la represa del Ludueña y el Aliviador 2 (que terminaron con las inundaciones y permitieron la extensión de la ciudad hacia el noroeste), ellas tuvieron como promotores directos a dirigentes locales del justicialismo. En rigor, la discriminación era palpable en el reparto de fondos provinciales, sobre todo en su primera administración. "Rosario: ¿de Santa Fe?", fue el título de un libro editado por el Instituto de Desarrollo Regional (IDR) que le puso números a esa discriminación en el reparto de los fondos provinciales. Claramente, la política metía la cola ya que Rosario siempre estuvo bajo adminsitraciones opositoras al reutemismo y el socialismo siempre se encargó de agrandar la sensación de injusticia en el reparto. Pero los números eran lo suficientemente contundentes para evitar que el Lole, sobre todo en su primer gobierno, pudiera desacreditar los señalamientos, sobre todo a la hora de financiar la salud pública.
5) Por el lado industria, Reutemann también dejó su huella y mostró que no era sólo campo. "Fue clave para que General Motors se instale en Alvear", dijo el presidente de GM, Carlos Zarlenga, al lamentar el fallecimiento del ex gobernador. Pero además de lo histórico de la instalación de GM, a la que la provincia acompañó con políticas de promoción industrial, Reutemann firmó el pacto fiscal con Carlos Menem que eliminó Ingresos Brutos a cambio de mayor cooparticipación. Y si bien, como suele ocurrir en la Argentina, a poco de andar el pacto ya quedó sin efecto y los gobernadores volvieron a cobrar ese impuesto, pero en Santa Fe el reutemismo mantuvo a la industria exceptuada. Es más, Santa Fe es una de la pocas provincias en las que la industria pyme no paga impuesto a los Ingresos Brutos. Y no en vano la industria santafesina es la que menos cargas fiscales provinciales tiene desde los noventa.
6) Finalmente, el Lole marcó un cambio frente a las dos anteriores administraciones justicialistas desde la democracia inaugurando una de las principales políticas de Estado que en la actualidad tiene Santa Fe: el manejo ordenado de los fondos públicos. Responsabilidad fiscal que se acrecienta al compararse Santa Fe con el desempeño de otras provincias. En efecto, con todos los grandes matices estratégicos e ideológicos que tuvieron las administraciones de Reutemann, Obeid, Binner, Bonfatti, Lifschitz y ahora Perotti (algunos más gastadores y otros más amarretes, algunos más progresistas y otros más conservadores), mantener la salud presupuestaria de las cuentas públicas se termino haciendo una marca santafesina que ya trasciende un gobierno y que le permite a la provincia no vivir con urgencias financieras y tomar créditos a tasas convenientes. No en vano, en pleno 2001 Santa Fe fue la única provincia grande que no emitió cuasimonedas. Y eso ocurrió durante la gobernación del ex piloto de Fórmula 1.