El denominado "Síndrome metabólico" agrupa a distintos factores como obesidad abdominal, hipertensión o resistencia a la insulina. En su conjunto, incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. A partir de una nueva investigación, se comprobó que exponer prenatalmente (es decir, desde el embarazo) a una combinación de disruptores endócrinos, se vincula a una peor salud metabólica en la infancia y que podría convertirse en un factor de riesgo de sufrir síndrome metabólico en la edad adulta.

El estudio está liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y en él pueden verse datos de la circunferencia de la cintura, presión sanguínea o niveles de colesterol, triglicéridos e insulina que se añadieron para obtener un índice de riesgo de síndrome metabólico.

Los disruptores endócrinos y su exposición en la etapa prenatal

Las mezclas de metales, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), de pesticidas organoclorados, de retardantes de llama (PBDEs), se asocian a un mayor índice de riesgo de síndrome metabólico. En el caso de los metales, la asociación observada se dio principalmente por el efecto del mercurio, cuya fuente principal es la ingesta de pescados de gran tamaño.

Los PFAS son una de las familias de compuestos químicos más utilizadas, y se emplean en pesticidas, pinturas, sartenes antiadherentes o envases de comida rápida, entre otros muchos usos frecuentes. Dada su persistencia, se conocen también como las sustancias químicas eternas. También muy persistentes son los pesticidas organoclorados, que ya fueron prohibidos en Europa en los años 70, pero a las que todavía las personas siguen ampliamente expuestas dada su permanencia en el medio ambiente.

Estos disruptores endocrinos son sustancias químicas que reciben este nombre por su capacidad para interferir en el funcionamiento del sistema hormonal, el crecimiento, el equilibrio energético y el metabolismo y a cuya exposición, dada su ubicuidad en el entorno, es difícil escapar.

Estudios anteriores ya habían mostrado una relación entre la exposición individual a algunos de estos compuestos durante la fase prenatal y algunos de los factores que componen el síndrome metabólico, sobre todo la obesidad y la presión arterial.

En esta investigación, los expertos evaluaron el impacto combinado de este tipo de substancias sobre la totalidad de los factores del síndrome metabólico.

El estudio

El trabajo contó con 1.134 madres y sus hijos e hijas de seis países europeos (España, Francia, Grecia, Lituania, Noruega y Reino Unido), todos ellos voluntarios de la cohorte HELIX (Human Early Life Exposome). A través de muestras de sangre y orina recogidas de las madres durante el embarazo o bien del cordón umbilical tras el parto, se analizó la exposición prenatal a un total de 45 disruptores endocrinos.

Más adelante, cuando los niños y niñas tuvieron entre 6 y 11 años, se les realizó un seguimiento, que incluyó un examen clínico, una entrevista y una recogida de muestras biológicas. Con todo ello, se obtuvieron datos relativos a la medida de la circunferencia de la cintura, la presión sanguínea o los niveles de colesterol, triglicéridos e insulina, que se agregaron para obtener un índice de riesgo de síndrome metabólico.

La exposición a mezclas generalizadas de disruptores endocrinos durante el embarazo puede estar asociada a una salud metabólica adversa en niños y niñas. Esto puede contribuir al actual aumento de la prevalencia del síndrome metabólico a lo largo de la vida, que actualmente afecta a 1/4 de la población adulta, con tendencias al alza evidentes incluso entre los jóvenes”, explicaron desde el estudio.

Además, se observó que las asociaciones eran más fuertes en niñas para mezclas de PFAS y PCB, mientras que en los niños se veía mayor susceptibilidad a la exposición a parabenos. Como los disruptores endócrinos interfieren con las hormonas esteroideas sexuales, estas diferencias son esperables.

 

Fuente: SINC.