Pensar en el autocuidado es, también, pensar en la posibilidad de desarrollar la propia vida y el cuidado de lo que rodea al ser humano. Es decir, al planeta. Por este motivo, investigadores sostienen que es fundamental que cada persona logre comprender estas cuestiones que, conjuntamente, lleven a que todos los habitantes del planeta sean conscientes de los problemas climáticos a resolver.

A través de un trabajo titulado "Cambio climático y ecoansiedad. De la preocupación a la acción", la doctora en Ciencias Biológicas y máster en Psicología Social Teresa Fraquesa Codinach, especialista en la interrelación entre personas y medio ambiente, se dispuso a generar un manual para concientizar sobre las consecuencias y cambios que realiza la acción de las personas sobre el planeta. Se trata de cuestiones que dañan la propia salud y perjudican la vida.

La ecoansiedad

Al referir a este concepto, la experta indicó que se trata de un resumen de emociones difíciles que sienten muchas personas frente a la situación que el planeta vive. Este vocablo, de origen inglés, no hace alusión a un trastorno (como sí lo puede ser la ansiedad) sino que en él engloba a las respuestas emocionales que suelen sentirse frente a la crisis ambiental, especialmente frente al cambio climático.

"Son respuestas sensatas porque surgen de la inquietud frente a cosas que perturban, como el estado del planeta. Tenemos que entenderlas como un aviso para pasar a la acción y no para quedarse asustados", remarcó.

Las emociones vinculadas a la ecoansiedad

Frente a la amplitud de este término, existen distintas emociones que se reúnen:

-El miedo: Frente a lo que pueda suceder. Se remonta a la preocupación por uno mismo, la familia, seres queridos, y otros que tal vez están viviendo en sectores donde el cambio climático cuenta con mayores consecuencias al momento.

-Duelo y tristeza: Al observar la pérdida real de, por ejemplo, árboles que mueren por sequía, desaparición de corales, paisajes que solían estar nevados, entre otros cambios nocivos producto del cambio climático, se genera una mezcla de tristeza y la necesidad de un proceso de duelo que posicione en lo que está sucediendo en el presente.

-Enojo: Por la sensación de que "no se hace todo lo que se debería" y que lo propio, muchas veces, pareciera no alcanzar.

-Culpa: Por sentir que uno mismo no está haciendo todo lo suficiente para frenar estas cuestiones.

"Todas estas emociones brindan información que conviene incorporar de manera útil al razonamiento", explicó la experta.

Pasar a la acción

Tras dar lugar al sentir estas emociones y lograr identificarlas, la profesional indicó que es clave ponerse "manos a la obra" sin "caer en la sensación de que no podemos hacer nada, porque eso sería un gran error".

En este aspecto, en primer lugar deben seguirse todas las recomendaciones a nivel individual para cuidar al planeta. Las mismas están expuestas en diversos sitios web de asociaciones y organizaciones dedicadas exclusivamente al cuidado medioambiental.

Convertir la preocupación en acción puede generar un efecto contagio de manera natural, o bien oficiar de divulgadores de aquellos cambios individuales que comenzaron a hacerse para que otros comiencen a tomar registro y copiar estas cuestiones. A la vez, formar parte de agrupaciones que logren llegar con sus mensajes a los gobiernos o grandes corporaciones en pos de que actúen concretamente sobre algunas situaciones de la zona de residencia en donde se esté perjudicando al planeta. Otras acciones en conjunto son las creaciones de cooperativas de consumo agroecológico, formar parte de grupos en donde se faciliten más informaciones sobre acciones cotidianas como por ejemplo el cocinar.

La creación de estos contextos alternativos generan una mejora en el entorno cercano, a la vez que facilita la conciencia sobre las propias prácticas y la satisfacción de verse realizando cuestiones que generan una nula contaminación.

Esto, a su vez, puede ser replicado a las y los más pequeños del hogar. En muchas escuelas ya se realizan tareas de concientización pero es importante que en casa se copien y se brinde más información. "Enseñar a los más pequeños a amar a su entorno, disfrutar en familia de la responsabilidad de cuidar", expresó la experta. Una simple acción como caminar por la calle y aguardar a encontrar un cesto de basura para tirar algún papel sin arrojarlo directamente en la vía pública, ya es una señal de mostrar algo distinto y consciente que permite ir dialogando sobre la importancia del cuidado al planeta.

"Acompañar a los más pequeños y hacerles entender que somos muchos quienes trabajamos para que las cosas no vayan peor, dar un sentido de esperanza", concluyó Codinach.

Fuente: Infosalus.