A través de una nueva publicación científica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó recomendaciones para aumentar urgentemente la inversión en todo el mundo en pos de afrontar riesgos cambiantes para la salud de los casi 1300 millones de adolescentes y sus necesidades de salud mental, sexual y reproductiva.
La adolescencia es una etapa clave en el desarrollo que cuenta con importantes transformaciones físicas, emocionales y sociales, y un momento fundamental para sentar las bases de la buena salud a largo plazo. En la publicación se alude a personas de entre 10 y 19 años.
"Debemos promover y proteger la salud y los derechos de los jóvenes en pos de un futuro mejor. Si no actuamos frente a las amenazas para su salud, tanto las nuevas como las antiguas, no podremos evitar que sufran consecuencias graves e incluso mortales, ni tampoco los costos económicos cada vez mayores para las sociedades donde viven. Por este motivo, invertir en servicios y programas de salud para los adolescentes no es solo un imperativo moral, sino una necesidad económica evidente", reforzó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
El estudio fue presentado en un acto paralelo a la Cumbre del Futuro de Naciones Unidas, celebrada los días 22 y 23 de septiembre, y revela tendencias preocupantes observadas en la salud de los adolescentes durante la última década.
La situación actual
Entre los datos compartidos, se reveló que como mínimo 1 de cada 7 adolescentes padece un trastorno mental, y las tasas de depresión y ansiedad son muy elevadas. Por otra parte, la anemia entre adolescentes sigue siendo generalizada y se mantiene en niveles similares a los de 2010, mientras que casi 1 de cada 10 adolescentes es obesa.
Asimismo, las infecciones de transmisión sexual como sífilis, clamidiosis, tricomoniasis y el herpes genital, no sólo son frecuentes en jóvenes sino que van en aumento. De no tratarse, pueden tener repercusiones de por vida en su salud.
Por otra parte, la violencia, que se manifiesta de diversas formas como por ejemplo el acoso escolar, afecta cada año a millones de jóvenes de todo el mundo con efectos devastadores en la salud tanto física como mental.
También resulta preocupante observar que, cada vez más, se intenta evitar que los adolescentes de ambos sexos reciban atención de salud sexual y reproductiva y una educación sexual integral, en un contexto de creciente oposición a la igualdad de género y los derechos humanos. Las políticas restrictivas sobre la edad de consentimiento limitan el acceso de los jóvenes a los servicios de atención de las infecciones de transmisión sexual y por el VIH. Estas medidas pueden marginarlos, desalentarlos de buscar atención médica y afectar negativamente a su salud de forma duradera.
En el estudio se destacan también otros problemas generales de importancia fundamental para el futuro de los adolescentes, como el cambio climático, las guerras y la desigualdad.
Trabajar en pos de un futuro mejor
Los autores afirman que los resultados de salud se pueden mejorar dedicándoles la inversión y el apoyo adecuados. Por ejemplo, la infección por el VIH entre los adolescentes ha descendido gracias a los esfuerzos coordinados y persistentes realizados en este ámbito. También han disminuido los embarazos entre las adolescentes y prácticas nocivas como la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil.
Además, se observan muchas tendencias positivas relacionadas con el aumento del tiempo pasado en la escuela, sobre todo en el caso de las niñas; desde 2000, el número de niños en edad de cursar la enseñanza secundaria que no están escolarizados ha descendido casi un 30%.
Resulta importante entonces invertir en la salud y el bienestar de los adolescentes, prestando especial atención a aspectos básicos como la educación, la atención de salud y la nutrición. Los autores del estudio piden que se promulguen y apliquen leyes y políticas que protejan la salud y los derechos de los adolescentes, para que los sistemas y servicios de salud satisfagan mejor sus necesidades específicas y para prestar atención prioritaria a su participación y su capacitación en la investigación y la formulación de programas y políticas.
La Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño coorganizó el acto en el que se presentó la publicación. Su Director Ejecutivo Rajat Khosla explicó: "Los adolescentes tienen una energía increíble. Poseen una enorme creatividad y son capaces de diseñar proyectos formidables para su bienestar y su futuro. Los gobernantes deben escucharlos y permitirles participar en las decisiones que los afectan. Los jóvenes son imprescindibles para la estabilidad social, económica y política del mundo y, si se les da la libertad de acción que necesitan, pueden ayudar a forjar un futuro mejor y más saludable para todos".
A principios de este año, los dirigentes mundiales se comprometieron en la Asamblea Mundial de la Salud a redoblar sus esfuerzos para mejorar la salud maternoinfantil, incluida la de los adolescentes. De cumplirse estos compromisos, así como los plasmados en el Pacto de las Naciones Unidas para el Futuro, se preservará y promoverá la salud y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.
Fuente: OMS/WHO.