La motosierra del Presidente Javier Milei llegó a la planta nuclear de Atucha, en la localidad de Lima, partido de Zárate, donde fueron despedidos 69 trabajadores de Uocra que construían el Carem, el reactor argentino mediano, una obra clave para la soberanía energética que además, tenía posibilidad de exportarse. La obra y el proyecto Central Argentina de Elementos Modulares (Carem) son potestad de la empresa pública Nucleoeléctrica Sociedad Anónima, que figuraba en el listado de empresas a privatizar de la fallida Ley Ómnibus, caída en febrero pasado.
Adriana Serquis, doctora en Física, especialista en nanotecnología y presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) desde 2021, presentó su renuncia en dos oportunidades, pero aún no se la aceptaron. En diálogo con el programa A la Vuelta (Radio 2) explicó la complejidad de su situación y la incertidumbre frente a la actual política energética del Gobierno Nacional.
“Espero que pronto acepten mi renuncia, algo que planteé por primera vez el 9 de diciembre de 2023 y luego, el 21 de diciembre, apenas supe quién sería mi superior dentro del actual Gobierno, porque en el primer momento no quedaba claro de quién dependería la CNEA –relató la funcionaria–. Cuando se aclaró que estaría supeditada a la secretaría de Energía, volví a presentar mi renuncia, pero aún no la aceptaron. El problema es que por la Ley Nacional de Actividad Nuclear, las normativas nacionales e internacionales y los compromisos que tenemos como institución del Estado Argentino, en torno a las instalaciones nucleares, el cargo no puede quedar acéfalo. Aunque me vaya a mi casa, sigo teniendo todas las responsabilidades, si no hay nadie en ese puesto. Por eso, entendí que iba a tener un recambio en un tiempo razonable, algo que estoy aguardando con paciencia, pero eso todavía no sucedió”.
Serquis señaló que con el secretario de Energía (Eduardo Rodríguez Chirillo) tuvo varias charlas y quedó bien claro su pedido de “no continuar en la tarea. Supuestamente, se iba a tratar de hacer una transición razonable. Esperemos que todavía esté la oportunidad. Además, entiendo que la persona que están buscando para mi reemplazo también aplicará recortes del personal dentro de la institución. Yo no estoy dispuesta a hacer eso”, subrayó.
Estado del reactor Carem
En relación con el Proyecto, la presidenta de la CNEA explicó que no saben qué va a pasar con el presupuesto. “Si bien le llevamos al secretario de Energía el estado de las obras más grandes de la institución y la necesidad de presupuesto que se requería este año, para continuar con el mismo ritmo de trabajo –además de la perspectiva a mediano y largo plazo– esperábamos que nos dieran alguna precisión sobre el presupuesto 2024 y de los años siguientes para garantizar la continuidad de las tareas; pero no tuvimos respuesta. Tuve muchas reuniones con gerentes y gerentas de la institución y lamento que en la mayoría de los casos mi respuesta tuvo que ser: «no sé», porque no tengo respuesta de la secretaría de Energía de la cual dependemos. Al no tener ninguna precisión ni respuesta es muy difícil poder maniobrar”, remarcó.
No está claro; hay que ver el detalle de los decretos que van saliendo.
Las obras tienen muchos contratistas y subcontratistas. La obra del Carem tiene más de mil personas trabajando. Quien echó a los 69 trabajadores de Uocra es la empresa subcontratista Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA), que no puede continuar la obra por la falta de pago de la CNEA. Y a su vez, la CNEA no puede pagar, por la falta de pago de la secretaría de Energía de la cual depende, ya que la que maneja la partida presupuestaria que le envía el Gobierno Nacional. Aunque desde el viernes 5 de abril –según entienden– pasaron a depender directamente del Ministerio de Economía. “No está claro; hay que ver el detalle de los decretos que van saliendo”, dijo con preocupación.
Aclaró que el Gobierno Nacional envió un representante propio a la Cumbre de Energía Nuclear en Bélgica, que habló muy bien del Proyecto Carem, cuyo desarrollo cuenta además, con apoyo tanto nacional como internacional, pero, insiste: “No hay definiciones claras”.
“Yo me imaginé que esto iba a ser así y es la razón por la cual avisé desde el comienzo de este nuevo Gobierno que no iba a continuar en la gestión a cargo de la institución. Lo avisé con tiempo para que hagamos una transición ordenada, pero ya van cuatro meses y sigo en este cargo”, dijo y aclaró que ella pertenece a la planta permanente. “A menos que me echen completamente, yo pienso continuar en la CNEA en otra función, porque es mi lugar de trabajo, pero estamos muy preocupados y tratando de hacer gestiones para saber cómo sigue el plan de obras y no logramos saberlo”.
El alcance del Carem
El Carem es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en la Argentina. Con este nuevo Proyecto, el país reafirmó su capacidad para el desarrollo y puesta en marcha de centrales nucleares, perfilándose a su vez como uno de los líderes mundiales en el segmento de reactores modulares de baja y media potencia.
El Carem es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en la Argentina.
El Carem tiene una capacidad de energía eléctrica de 32 MWe (megavatios eléctricos), por lo tanto, inferior a la de las grandes centrales nucleares; pero la importancia de este proyecto es que sería el primero en su tipo en ser terminado en el mundo y se inscribe en una nueva tendencia a nivel mundial de construir reactores nucleares pequeños.
Argentina cuenta con una potencia nuclear instalada de 1.763 Mwe.
“Esto permite que pueda financiarse de manera paulatina, por módulos; cuenta con un sistema de seguridad denominado «pasivo» (mayor a la seguridad de los reactores más grandes, que de por sí es muy buena), que implica contar con sistemas de control que no requieren de energía externa, ante cualquier evento. Tiene, también, la ventaja de poder adaptarse a muchas necesidades de la industria o de países pequeños o con zonas muy aisladas”, detalla Serquis.
Atucha I tiene 362 Mwe; Atucha II,745 Mwe y Embalse, 656 Mwe). Es decir que actualmente, Argentina cuenta con una potencia instalada nuclear de 1.763 Mwe. Pero en los últimos años, se avanzó además, en un proyecto comercial que escalaría el Carem, de 32 a uno de 120 Mwe. “Esa posibilidad se evaluó como un proyecto de negocios que incluiría pequeñas centrales de 480 Mwe. Esto significa que al tener el proyecto desarrollado, podemos exportarlo a otros países con los que tenemos acuerdos. De modo que el avance del proyecto no se mide en porcentaje de obra, sino en las posibilidades técnicas que el reactor tiene para resolver, por ejemplo, cuestiones ligadas a los combustibles. Es decir que el proyecto de negocios no sólo involucra la venta de centrales, sino también, la cadena de valor agregado y la cadena de suministros, porque los 160 contratos que genera en este momento el Proyecto (que tuvo más de mil contratos con pequeñas y grandes empresas del país) daría lugar –destaca– a un desarrollo tecno-industrial muy importante para Argentina, la región y el mundo”.
“No sólo nosotros decimos que es uno de los reactores más avanzados, sino que hay un reporte de la Agencia de Energía Nuclear (NEA) –que depende de la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE)– sobre los 21 proyectos más avanzados, entre los cuales se incluye al Caren”abundó.
Energía - Defensa: la tensión con China y el abrazo con Estados Unidos
En 2023, el anterior Gobierno a cargo de Alberto Fernández prorrogó el contrato con China hasta abril de 2025, para construir Atucha III, la cuarta central nuclear de Argentina. Lo que significó que siguiera vigente lo acordado, pero no garantizaba que se avanzara con la construcción, ya que se continuaría discutiendo la ejecución.
Si bien la mirada oficial en aquel momento era la de avanzar con mayor desarrollo de energía nuclear de cara a la transición energética, restaba definirse el financiamiento: China ofrecía el 85%, mientras que Argentina reclamaba el 100%. Una central nuclear de esta tecnología cuesta casi u$s 9000 millones, según fuentes oficiales.
En octubre de 2023, la empresa estatal Nucleoeléctrica SA (NASA) firmó con la Corporación Nuclear Nacional de China (CNNC) la prórroga del contrato para la construcción de Atucha III. Las negociaciones habían comenzado en 2015 y con la prórroga acordada, se entendieron formalmente los plazos hasta abril del 2025. En 2015 se firmaron los primeros contratos y fueron interrumpidos en 2016 con la gestión nuclear del gobierno de Mauricio Macri.
Pero, desde el comienzo del mandato de Javier Milei, las relaciones con China se tensaron. En campaña, el libertario había insistido en que su gobierno no iba a tener relación con países comunistas, pero luego de asumido el cargo, intentó, de forma urgente descongelar el acuerdo de un swap por 5 mil millones de dólares que Beijin había cerrado con el gobierno de Alberto Fernández.
Las declaraciones durante la campaña le costaron caras al mandatario y la presión del régimen de Xi Jinping no se hizo esperar. Pese al pedido del Gobierno argentino, bloqueó los 6.500 millones de dólares para el Banco Central.
Milei afirmó en CNN: “Mi prioridad es ser aliado de Estados Unidos.
Pero además, Beijing habría visto de forma negativa la adquisición por parte del Ministerio de Defensa, de los cazas F-16 de fabricación norteamericana en poder de Dinamarca. Esa transacción recibió el visto bueno de los Estados Unidos en octubre pasado, cuando además el Pentágono se comprometió a proveer un paquete de armas, entrenamiento, soporte logístico y repuestos para esos aviones.
En una reciente entrevista con la señal CNN, Milei afirmó: “Mi prioridad es ser aliado de Estados Unidos”. Este alineamiento puede ser muy útil al país norteamericano en su “competencia geopolítica” con China, tal como lo definió públicamente la jefa del Comando Sur de EE.UU., la general Laura Richardson, que viajó la semana pasada a Buenos Aires para reunirse con autoridades del gobierno argentino con varios temas en agenda, pero uno principal: frenar la expansión china en la región.
Este lunes, la senadora nacional fueguina Cristina López (Unión por la Patria) presentó un pedido de informes en la Cámara alta con el objetivo de que el ministro de Defensa, Luis Petri, dé explicaciones por la creación de la Base Naval Integrada con los EEUU, un proyecto en el que el Presidente y Richardson anunciaron avances.
Solo cuatro días después de la despedida de la general Richardson, otro alto funcionario del gobierno de Estados Unidos llegó a Buenos Aires y fue recibido en la Casa Rosada. Kevin Sullivan, encargado de los vínculos con Sudamérica, se reunió con el ministro del Interior, Guillermo Francos y se sumó a una serie de visitas del gobierno de Joe Biden a la administración de Milei.
Mientras tanto, se prepara una visita oficial de la canciller Diana Mondino a China. La funcionaria llegará a Beijing el 27 de abril con una agenda especial. La decisión de Milei de habilitar este viaje tiene tres objetivos concretos: traer dólares, continuar con las inversiones chinas y asegurar para la Argentina la extensión de la línea de Swaps con yuanes. El swap es un intercambio consistente en que la Argentina reciba un depósito de yuanes a cambio de otro en pesos en favor de los chinos.
Hacia dónde va la política energética de Argentina
La verdad es que no sabemos hacia dónde vamos. Esa es la definición más compleja de afrontar.
En este complejo marco de política internacional e inversiones extranjeras en áreas estratégicas del país, mientras se frena el Proyecto Carem y la ejecución de Atucha III sigue en pausa, crecen los interrogantes no sólo sobre el nombramiento de funcionarios en instituciones clave para la soberanía energética, sino también en relación con la asignación presupuestaria y la continuidad de las obras en curso.
“La verdad es que no sabemos hacia dónde vamos. Esa es la definición más compleja de afrontar. Cuando el mundo está viendo a la energía nuclear como una energía limpia, alternativa o complementaria de las energías renovables, a quienes creemos que el sector tiene una capacidad enorme de desarrollo en el país, nos preocupa que muchos de nuestros profesionales estén renunciando para irse a otros lugares. Esa –afirmó– es una pérdida enorme, porque es muy difícil recuperar”.
Este desarrollo puede aportar un significativo ingreso de divisas que inclinaría la balanza comercial en favor del país.
Sobre las consecuencias de la paralización, a futuro, resumió: “Cada vez que se detiene una de estas grandes obras, se pierde el personal, se pierden contratos que quedan parados y todo esto le cuesta mucho más caro al país, después. Ese es el problema que nosotros vemos. Aún cuando no lleguemos a tener la venta internacional de los reactores modulares pequeños, este desarrollo puede aportar un significativo ingreso de divisas que podría inclinar la balanza comercial en favor del país”.
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