Después de una semana muy tensa en materia económica en el país con anuncios de más restricciones a las importaciones, un dólar blue que se disparó, la crisis por la falta de gasoil y una fallida puesta en marcha del programa de segmentación de tarifas de luz y gas, ayer por la tarde se dio la frutilla del postre: la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán.
Para el economista rosarino y especialista en finanzas públicas Cristian Módolo la renuncia se veía venir y no tendrá mayor impacto en cuanto a posibles cambios en el futuro. Es más entiende que para el Presidente será un “ganar tiempo” y no “un giro de 180 grados” en materia económica. Y sobre los candidatos a ocupar en ese sillón especula con que “hay que prestar atención en algún funcionario del último mandato de Cristina (Fernández)”.
Módolo (51 años) analizó anoche en un mano a mano con Rosario3 el crítico momento económico y financiero del país tras la renuncia de Guzmán y su extenso comunicado. Además habló sobre las últimas medidas, la reacción de los mercados, el acuerdo revisado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y también las características del momento que atraviesa Rosario y su región en materia laboral después de la pandemia. Con datos en la mano describió la cantidad de nuevos pobres e indigentes, las dificultades en el acceso a la educación y a la salud y puso especial énfasis en la coyuntura social de la ciudad y la capital santafesina.
Este licenciado en Economía e investigador formado en la Universidad Nacional de Rosario, hoy es auditor senior de la Auditoría General de la Nación y docente especializado en Finanzas Públicas de la Universidad de Buenos Aires donde está radicado desde hace unos años después de haber sido subsecretario de Ingresos Públicos de Nación (2008) y jefe de Gabinete de la gestión de Oscar Lamberto cuando fue secretario de Hacienda.
-¿Qué impacto puede tener, cuál es tu opinión y análisis sobre la renuncia de Guzmán en Economía?
-El impacto no es muy alto porque hay que tener en cuenta primero que ya desde hace unos días se venía hablando de su salida y esto inexorablemente iba a ocurrir más de la intención del ahora ex ministro de continuar. Las decisiones suyas y de su entorno mostraban que su poder era limitado. Para lo que es la tradición argentina la salida de un ministro de Economía es de alto impacto pero últimamente las decisiones económicas está muy desarmadas en el país por lo tanto las renuncias ya son de a pedazos. Para entender la salida de Guzmán hay que mirar primero la salida de (Matías) Kulfas y otras renuncias en el gabinete que irán viniendo en los próximos días. No creo que vayamos a tener grandes cambios a futuro.
-¿Qué opinas sobre el comunicado que publicó Guzmán ante su renuncia?
-Me llamó la extensión del comunicado sobre su renuncia. Tal como sucedió con Kulfas, los ministros salientes tratan de decirnos cosas cuando se van. El texto de Guzmán trata de explicar lo que han hecho, será porque no han tenido mucho apoyo que intentan dar cuenta de lo que hicieron. Y en el comunicado intenta centrar su gestión en torno a la deuda y el estrangulamiento externo, la crisis de la deuda que heredó y los dólares que intentó conseguir. Parece que intenta que se lo recuerde por las batallas que dio en ese sentido. De la inflación habla poco y nada.
-¿Qué cambios se vienen ahora?
-Para el Presidente esto es ganar tiempo más que un giro de 180 grados. No veo que una renuncia así vaya a cambiar el ritmo de los acontecimientos. Tal vez haya un impasse o un paréntesis hasta ver quien viene. Guzmán estuvo en estos días en negociaciones con el club de París y esa agenda es la que se debe retomar. En cuando a los posibles candidatos, no creo que ninguno tenga esa agenda internacional. Sin embargo habría que prestar atención en alguno de los funcionarios que estuvieron en el último mandato de Cristina como potencial recambio.
Y encima, el segundo semestre
-¿Qué análisis haces después de una semana económica muy tensa con las medidas que se tomaron y las reacciones del mercado?
-Estamos en una semana difícil dentro de una época compleja del país. Vamos a tener un segundo semestre de mucha tensión. Los segundos semestres se han tornado difíciles últimamente en Argentina. Y este año se suma la fatiga de problemas no resueltos. En las últimas dos semanas hemos tenido una corrida contra el peso con subidas y bajadas, que se mantuvo y fuerte ésta semana. La reacción de la autoridad económica fue dar una respuesta y para ello tenía dos armas. Dieron una respuesta por el lado de la producción con mayor cepo a las importaciones tratando de ponerles un freno. La otra respuesta hubiera sido ir por el banco Central con dos herramientas, el destornillador y el martillo, la suba de la tasa de interés y la devaluación. Y no fue ni una cosa ni la otra. Y la reacción del martes o miércoles pasados fue a eso, los mercados estaban esperando otra cosa, hay montones de pesos que buscan salirse y el dólar es una opción y los bienes importados otra.
-¿Cómo se resuelve el problema del dólar?
-El valor del dólar oficial es muy barato y el mercado donde los privados operan con dólar MEP o dólar paralelo es más alto. El valor real es de 240 pesos y el ficticio es 130. A la brecha no se le encuentra solución sin que se genere desbarajuste. Liberar el tipo de cambio si no hay reservas te lleva puesto. Y ese es el problema del dólar: al Banco Central nadie le vende y no puede acumular reservas. Eso sucede desde 2018, todos los semestres vive perdiendo reservas. Al 30 de junio de 2022 acumuló 4 mil millones: 2,5 fueron del primer tramo del desembolso del FMI y el resto es genuino. No es nada. En el segundo semestre, el Central no tiene para salir a responder y esa es la tensión. Hasta ahora se tomaron decisiones paliativas que ya no alcanzan.
-¿Cómo evalúa las medidas tomadas ésta semana?
-La macroeconomía está desequilibrada y son difíciles de resolver situaciones. Encima las decisiones que se toman son de tan baja chances de éxito. El problema no se puede resolver. El único crédito es el que recibe de los organismos multilaterales de crédito y las exportaciones. Después no hay otro ingreso. Todo lo que se hizo para mejorar el clima de negocios no se mejoró. La única manera que tiene el Tesoro de buscar plata es ir a los bancos privados para que le presten. De cada 10 pesos los bancos le tienen que prestar 7 al Estado, claro esto destruye toda fuente de financiamiento para los privados. Eso no está escrito en el acuerdo revisado con el Fondo, pero es el resultado natural de las condiciones que te ponen.
-¿Qué análisis haces del acuerdo revisado con el FMI?
-La revisión de las metas es porque que no se cumplieron. Una es el presupuesto nacional no aprobado. Otro es de reducció. de subsidios que no se puede lograr y es inviable en un escenario de inflación: si los quitas, levantas el índice de inflación. Son veinte condiciones macro que no se van cumpliendo. La hoja de ruta del gobierno es que el FMI funcione como stopper y le vamos corriendo la línea porque nos cuesta llegar. Seguramente habrá perdones por parte del Fondo ya que no tiene interés de castigar porque sería un problema aún mayor. Nos tienen mucha tolerancia y nos van a permitir renegociar. Esto es una lectura absolutamente personal, creo que se sentían cómodos con el ahora ex ministro de Economía, ahora será otro escenario.
La coyjntura de la región Rosario
-Frente a esa realidad de la macroeconomía hay señales de reactivación productiva y de empleo en Rosario y la región, ¿cómo se explica?
-Además de la crisis de la deuda (estrangulamiento externo) y la crisis económica, vino la pandemia y el Covid fue un desastre. Sin embargo, nosotros como región Rosario, una región bastante atípica, tenemos características resilientes: un aparato productivo que se adapta a las adversidades, empresarios ejercitados para correr con crisis (bancaria, productiva, de empleo, financiera y ahora para la pandemia, empresarios que se autofinancian y no se endeudan, y la gente…..que no bajó los brazos durante la pandemia. El mercado laboral no se desalentó pese a la adversidad y mientras todo el país se desanimaba, el mercado rosarino seguía vivo. Tuvimos desempleo alto pero la gente no dejaba de buscar trabajo aun cobrando el plan social. La única región cuya tasa de actividad superó al resto. El 50 por ciento de la población está en el mercado laboral mientras que en el resto del país es del 46 por ciento. Eso indica que el mercado laboral es activo, vivo, inquieto. Por eso hay recuperación: la gente consigue laburo, el problema es que es de baja calidad. El desempleo bajó en poco tiempo: hay 7 trimestres que venimos recuperando y la velocidad de recuperación es más alta. La actividad privada nunca decayó. Perdimos 1309 empresas por la pandemia y a pesar de eso la actividad económica resurgió.
-¿Qué factores influyen en esa característica regional y que no se ve en otros aglomerados?
-Más allá de la idiosincrasia regional, hay medidas que se tomaron y que influyeron decididamente. Una es la Billetera Santa Fe que hizo mejorar el mercado de consumo local. Muy similar a algo que debería volver y es la devolución del IVA a los consumidores primarios. Son medidas que funcionaron para la microeconomía en un contexto complejo. Si el contexto nacional fuera mejor, estaríamos quizás como en el 2004 o 2005, cuando Rosario movió la oferta edilicia y se recreó un microclima que se potenciaron las distintas actividades. Cuando esto funciona se puede generar un círculo virtuoso que baje tensiones en la social, la seguridad y otros problemas que no se saben cómo encarar.
-¿Cuáles son los sectores estratégicos que se deberían potenciar en Rosario para poner en marcha esa rueda?
-La región Rosario económicamente tiene tres turbinas. Una es la construcción privada, otra es complejo industrial metalmecánico, (autopartes, maquinaria agrícola) y el tercero es agroindustrial-portuario. Cuando esas turbinas están encendidas te arrastran el comercio, los servicios, el mercado laboral en definitiva.
Los números de la deuda social
-Pero hoy hay una tremenda deuda social también en la región…
-Es la más delicada de las señales que se relevan en la población. Hay chicos fuera del sistema educativo y eso significa que no van a acceder a buenos empleos: hoy en Rosario 1 de cada 4 no está en el sistema educativo (incluyendo el primario y la secundaria) y Santa Fe la proporció. es 1 de cada 3. En cuando al acceso a la salud: en Rosario un 28 % está fuera del sistema de salud privado/sindical, es decir va al hospital público o se arregla como sea y la población más vulnerable es hasta los 20 años. En Santa Fe, hay más del 30 por ciento y la edad vulnerable llega hasta los 40 años. Y el tercer tema social son las condiciones de vida en materia de pobreza e indigencia. Entre 2017 y 2022, Rosario tiene 150 mil pobres más. En la capital provincial la indigencia creció mucho más, es más crónica y hay elementos de mayor vulnerabilidad. El indigente no sale por un plan social, es un excluido, no puede tener ni siquiera un plan. En Rosario había 90 mil indigentes en 2017 y ahora 140 mil. Ciudad de Santa Fe pasó de 17 mil indigentes a 50 mil en el mismo lapso de tiempo, es decir que se triplicó. Esto hay que mirarlo, de otra manera y no es sólo desde un plan social. El deterioro social no se arregla de la misma forma. Rosario tiene resortes, en Santa Fe ciudad se desbordó. Y eso también explica la situación económica. Sobrevivir en nuestra zona no es lo mismo. Las condiciones de deterioro social son para prestarle mucha atención.