Este jueves por la tarde terminó la audiencia imputativa en la que fueron acusados Matías César –un ladero de Ariel Máximo “Guille” Cantero–, la suboficial de la Policía Analía Francia, acusada de filtrar información a la célula de Los Monos que opera en la zona noroeste de Rosario, y su hijo Kevin Fracchia, uno de los presuntos gatilleros de la organización. La agente quedó en prisión preventiva por 45 días, mientras los otros dos quedaron tras las rejas por el plazo de ley, de acuerdo a la resolución de la jueza Silvia Castelli.
Con la nueva acusación, la presunta célula de Los Monos que disputa los barrios Ludueña, Industrial y Empalme Graneros acumula 35 personas imputadas por el fiscal de Balaceras Pablo Socca.
El presunto líder de la estructura es, según el fiscal, Matías “Pino” César. Debajo de él están los cuatro cabecillas Mauro Gerez, Jonatan Almada, Julián Aguirre y Andy Benítez, todos presos.
La inclusión de César es toda una novedad, ya que hasta el momento se conocía que la célula operaba para Los Monos, pero no se había determinado con qué eslabón de la organización se conectaba. Se trata del mismo joven que fue condenado en 2021 a la pena de 20 años de cárcel por haber planificado atentados contra edificios judiciales y domicilios de jueces y policías.
En la audiencia que duró dos días –miércoles y jueves–, el fiscal ventiló escuchas telefónicas de Kevin Fracchia, detenido el 1º de marzo junto a su madre policía en Mendoza al 600, en barrio Martin, en un operativo de la Agencia de Control Policial.
Una de las conversaciones telefónicas que mantuvo con su madre y que fue reproducida en el Centro de Justicia Penal es la que ocurrió el 21 de febrero pasado, cuando Fracchia le cuenta que lo habían querido asesinar. "Mami, me corrió una Falcon. Gatilló atrás mío como seis o siete tiros. Ahora estoy esperando en la parada de Junín y Liniers", le dijo.
Seis días después, de nuevo Fracchia fue protagonista de otro episodio con disparos. Uno de sus hermanos llamó a su madre y le contó: "Má, tu hijo está vendiendo droga acá a la vuelta, de vuelta. Recién le tiró un tiro a los gendarmes y se metió acá. Está toda la cuadra llena de Comando y de gendarmes".
"Está loco, y dónde estaba, ¿En el búnker? No sé qué hacer, va a terminar mal ese pibe. Dejó de trabajar. No tiene ropa, nada. Debe estar re puesto, debe estar vendiendo para consumir él", le respondió Francia, la agente ahora presa.
Policía que daba información
En una conversación mantenida vía Whatsapp el 18 de agosto del año pasado, el presunto sicario de la banda Alan Carlini –asesinado el 7 de enero de este año– le contó a Jonatan Almada: “Quiero hablar urgente con vos. Está todo podrido. Amigo, me llamó la mamá de K (por Kevin). Le dijeron que sos el último eslabón que agarran y caen todos. Cuidate, hermano. El gil de Fabio Giménez se ve que batió la cana, algo así me dijo. La preguntaron si te conocía y ella dijo que no, por eso me llamó para que te avise que te iban a poner captura, hermano”. Cabe aclarar que el aludido Fabio Giménez es otro preso que acumula causas por homicidios por encargo y extorsiones.
Ese diálogo del 18 de agosto del año pasado no es uno cualquiera. Fue tres días antes de un megaoperativo en todo barrio Ludueña y Empalme Graneros contra la banda. Analía Francia buscó entonces frustrar la detención de Almada, uno de los cabecillas, pasando información reservada. De hecho, en un momento de la conversación, Carlini le dice a Almada: “Me dijo del tema del allanamiento, que saque todo de la casa y de acá también”.