En las últimas 24 horas en Rosario dos comerciantes anunciaron el cierre de sus locales por haber sido atacados a tiros por no pagar “protección” a las organizaciones criminales que se dedican, entre otras cuestiones, a extorsionar. Una fue la agencia de autos situada en bulevar Oroño al 5500 y la otra, la carnicería de Lavalle y bulevar Seguí. Esos dos casos no son aislados: en los 40 días que lleva el año ya se cometieron más de 200 balaceras en la ciudad.

La mayoría de las extorsiones son digitadas desde prisión, de acuerdo a las investigaciones que se llevan adelante en la unidad de balaceras, integrada por los fiscales Valeria Haurigot, Federico Rébola y Pablo Socca. En las causas detectan que, en general, un recluso se encarga de las comunicaciones y uno o dos delincuentes de hacer “vigilancia” a la víctima para luego dejarle una nota amenazante. Suelen ser los mismos maleantes los que después ejecutan una balacera contra el domicilio o comercio de la víctima para infundir temor.

Ante este tipo de fenómenos delictivos que van en alza en Rosario, los números permiten darle dimensión al problema: en todo el año pasado hubo 1.500 balaceras. A esa cifra se le agregan 859 heridos de arma de fuego y 206 crímenes en la ciudad (hubo 241 en todo el departamento Rosario).

Las balaceras no frenan. En los 40 días que lleva el año ya se cometieron al menos 200. El número no es exacto, ya que a veces las víctimas no denuncian los ataques porque temen una agresión más feroz, según investigadores policiales.

En este marco, en enero se secuestraron 446 celulares a presos; y en febrero 140, de acuerdo a datos aportados por fuentes penitenciarias. Los números marcan el trabajo hecho en las requisas y a la vez la connivencia de algunos agentes en el ingreso de los dispositivos.

La suba de casos de extorsiones se dieron, según la explicación de investigadores, porque algunas organizaciones criminales adoptaron la modalidad como forma de hacer “dinero fácil”. Requiere poca tarea de inteligencia a diferencia de otros delitos, y con una nota intimidatoria ya pueden generar el pago de una víctima.