Un estudio realizado por la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro registró la presencia de arsénico en el agua de al menos doce provincias. Aunque afecta a unos 17 millones de argentinos, es un problema que, en general, está subestimado por las autoridades.
Alejandro Oliva, director del Programa de Salud y Medio Ambiente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), dialogó con Desde la Redacción, el podcast de Rosario3, sobre los efectos que genera este elemento tóxico en el país y en Santa Fe, en particular, con casi el 60% de la población alcanzada.
La investigación que nuclea a seis universidades públicas de la Región Centro reúne la información disponible en 300 análisis (sobre todo 60 de ellos que fueron validados) y la presenta en un mapa que abarca a la mitad del país. Se publicará en la revista científica “Water and Health” (Agua y Salud).
El arsénico está vinculado a enfermedades como cáncer, anomalías congénitas y también, como se descubrió en estudios recientes, Alzheimer.
Pero en Argentina, esta crisis sanitaria, casi una epidemia, está subestimada porque el límite permitido es cinco veces más alto que el recomendado a nivel internacional.
El parámetro de la Organización Mundial de la Salud es de hasta 10 microgramos por litro de agua mientras que en el país quedó vigente el viejo índice de 50. Esto es, explicó el especialista, porque muchas comunas no podían afrontar los costos de eliminar el arsénico en sus redes de agua potable.
“Argentina plantea hacer el corte en 50 microgramos pero entre 10 y 15, e incluso por debajo de 10, ya hay vinculación con enfermedades”, advierte Oliva en la charla.
Para el médico e investigador, es necesario que la población demande una “vigilancia ambiental y epidemiológica” y también una legislación concreta. “Las autoridades saben cuál es la situación y no han hecho nada”, aseguró.