Analizar el debate desde la moderación es como contar el partido desde el lugar del árbitro. El resultado está a la vista, puede haberte gustado más o menos algún protagonista o haber sentido que las cosas pudieron ocurrir de otra manera. Sin duda esa función te da una visión diferente, muy cercana a los jugadores (candidatos) y con la mirada los cuerpos técnicos (asesores) sobre uno. Pero el papel del público es inapelable y contundente, y eso es lo que empieza a jugar después de los 90 minutos, 70 para ser exactos según duró el programa de esta noche.
El debate se empezó a jugar mucho tiempo antes de la llegada al canal. Primero fue el compromiso de los candidatos que disputaban las internas y tenían chances de imponerse en las primarias de sus respectivos espacios. Una vez logradas esas públicas aceptaciones para participar, sólo bastó esperar los números finales de las fórmulas que pasaron el piso electoral.
Después de las Paso comenzaron las reuniones y llamadas con los asesores que desembocaron en el único debate televisado de los cuatro aspirantes a la gobernación en una producción conjunta de los canales de televisión abierta de la provincia.
Los cuatro llegaron preparados. Lo fueron haciendo en la semana previa y no dejaron detalles librados al azar como la altura de los atriles, el tamaño de los materiales a mostrar, el sonido que marcaba el final de los tiempos asignados y hasta las condiciones de temperatura del estudio, entre otros.
Para el programa, Edelvino Bodoira (Viva La Libertad) fue el que más temprano arribó pese a venir desde Rafaela. Llegó con su hijo Delvis, una verdadera sombra y asistente permanente de su padre. También estuvo el diputado provincial Juan Argañaraz quien va por su reelección. Trajo muy pocos recursos para mostrar, apenas algunos apuntes que llevó al atril.
Carla Deiana (Frente de Izquierda) vino con toda la artillería. Como buena docente trabajó sus anotaciones manuscritas en un cuaderno y con un Bic color negro iba apuntando mientras transcurría la deliberación. Trajo sus placas en un sobre papel madera y fue la que ocupó todo el espacio previsto para esos materiales. Delante de cámara se mostró con solvencia como si estuviera en un aula frente a los alumnos.
Marcelo Lewandowski (Juntos Avancemos) estuvo acompañado por su compañera de fórmula Silvina Frana y el senador Miguel Rabbia. Al estudio ingresaron Juan Marcos Aviano (secretario de Comercio de la provincia) y Marcelo Gastaldi, asesor político del candidato. Apeló a su experiencia televisiva como periodista deportivo y se plantó -con placas, frases y citas- de la misma manera que lo hacía cuando comentaba el Fútbol para Todos.
No dejaron detalles librados al azar como la altura de los atriles, el tamaño de los materiales a mostrar, el sonido que marcaba el final de los tiempos asignados y hasta las condiciones de temperatura del estudio
Maximiliano Pullaro (Unidos para Cambiar Santa Fe) fue ordenado y tenía todo pensado, como es su campaña. Lo acompañaron la candidata a vice Gisela Scaglia y la número uno de la lista para Diputados Clara García. Al estudio llevó al responsable de su comunicación, Luis Persello, mano derecha desde los tiempos de la militancia política universitaria. Tanto es así que durante el debate, el candidato le iba haciendo señas -mientras no estaba al aire- y recibiendo instrucciones.
Los cuatro estaban tensos y nerviosos. Era lógico, más allá de la exposición y lo que estuvo en juego, la puesta televisiva con fotógrafos, técnicos, asistentes y camarógrafos a su alrededor elevaron el clímax previo.
Pullaro no escondió ninguna reacción: se reía, hablaba en la previa, movía sus brazos o hacía gestos en señal de “otra vez” cuando lo criticaban en el eje Seguridad, tomaba agua desde la botella, y levantó la mano derecha en señal de firmeza después de una estratégica indicación de su asesor.
Deiana también miraba de reojo a sus acompañantes dentro del set aunque se mostró concentrada y atenta toda la transmisión. Antes de empezar cruzó algunas palabras amistosas con Pullaro, mientras que se mantuvo distante con Bodoira, que estaba del otro costado.
Lewandowski se mantuvo alejado del resto, quizás el lugar que le tocó en el sorteo lo ayudó a desplegar sus placas y materiales que sobrepasaron el atril y los apoyó en un escritorio fuera del tiro de cámara.
Al candidato de Viva La Libertad le pesó el debate y no llegó a controlar los tiempos, o se quedaba corto o había que cortarlo. Es que el formato era muy estricto en ese sentido, algo que cuesta más allá de las virtudes en el uso de la palabra.
Como habíamos contado durante la semana previa, es para destacar la buena predisposición de los candidatos y sus asesores a la hora de sumarse a la propuesta. Ese clima se tradujo durante la emisión. Fue muy cordial el trato y más allá de las diferencias, no hubo como en otras ocasiones, chicanas o comentarios fuera de lugar y fuera de aire.
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