Fue como si se tratara de dos debates en uno. O tres. Uno, el que sostuvieron los candidatos de Unidos, Maximiliano Pullaro, y Juntos Avancemos, Marcelo Lewandowski, con fuertes cruces entre ellos, en los que se responsabilizaron mutuamente –personalmente o a las fuerzas políticas que representan– por la crisis que la provincia atraviesa en varios sentidos, pero fundamentalmente en el tema seguridad. El otro el de Carla Deiana, referente del Frente de Izquierda, que cuestionó por igual a los postulantes de los dos sectores mayoritarios e incluso a Edelvino Bodoira, de Viva la Libertad, que mantuvo un tono calmo durante toda la noche y, salvo hasta el final, evitó críticas directas a sus adversarios. El rafaelino se aferró a un discurso limitado a unos pocos tópicos, sin demasiados matices, por momentos con estilo de pastor religioso o viejo docente de Instrucción Cívica más que de aspirante a gobernar una provincia.
Una hora y cuarto duró el debate entre quienes aspiran a gobernar Santa Fe y se enfrentarán en las elecciones del domingo próximo. Fueron cuatro ejes: Seguridad y Justicia; Políticas económicas y desarrollo productivo; Políticas sociales, de género y diversidad, y Educación. En el final cada uno tuvo un “minuto de oro” en el que de alguna manera intentaron resumir por qué los santafesinos deberían votarlos. El programa –que se realizado desde los estudios de El Tres, con retransmisión de Telefé Rosario y Santa Fe– fue conducido por Sergio Roulier, Sonia Marchesi y María Luengo.
La guerra de las placas
El primer eje, Seguridad y justicia, fue el más caliente. No solo porque es el tema que mayor preocupación genera entre los santafesinos, ante la irrefrenable crisis de violencia que atraviesa la provincia, sino también porque le permitió a Lewandowski, que corre de atrás, apuntar sus dardos contra la gestión de Pullaro –que después de las Paso quedó a las puertas de la Gobernación– como ministro del área, entre los años 2015 y 2019.
En realidad fue el propio Pullaro, que abrió el bloque, el que habló primero sobre los resultados de su paso por la cartera de Seguridad durante el gobierno de Miguel Lifschitz. El candidato de Unidos arrancó con una dura crítica contra la administración Perotti, de la que dijo que “perdió el control de la calle” y dejó de perseguir a la bandas que actúan en la criminalidad compleja, para luego señalar –placa mediante– que en 2019, último año de su gestión, hubo la mitad de homicidios que en 2022. También sostuvo que él detuvo a Los Monos, Esteban Alvarado, los Funes y otros pesos pesados del delito organizado y prometió construir una cárcel para 3 mil narcotraficantes.
Lewandowski esperó su turno para replicarle a Pullaro que “hace 15 años sufrimos la narcocriminalidad”, con lo cual situó el origen del problema en las administraciones del Frente Progresista del que el radical formó parte, e intentó liberar al menos en parte de responsabilidad a la gestión de Omar Perotti: “Esto no empezó hace tres años”. Es más, al momento de las propuestas chicaneó con que va a reabrir las comisarías que Pullaro cerró por el plan de reorganización policial de la gestión Lifschitz y también mencionó la relación que el exministro tuvo con jefes policiales que luego fueron investigados por la Justicia, como el comisario Alejandro Druetta.
Sobre el tema de las comisarías hubo contrarréplica de Pullaro: dijo que quiere a la policía en la calle y no en las seccionales. De hecho, prometió que habrá entre 180 y 240 móviles patrullando de manera permanente en la ciudad de Rosario, un número muy superior al de la actual gestión.
El cruce no terminó allí. Lewandowski mostró una placa según la cual en 2019 hubo muchos más robos que en 2022 (51 mil contra 37 mil) y otra en la que refirió que entre 2015 y 2019 hubo un número similar de homicidios a los que van desde 2019, para concluir que la gestión de su adversario “no fue buena”. A lo cual el exministro respondió con que eso se debe a la baja de la circulación que hubo en los primeros tiempos de la administración Perotti por la pandemia y que los problemas que el futuro gobernador deberá resolver “son los de hoy, no los del pasado”. “El delito bajó entre 2015 y 2019 y nosotros vamos a conducir a la policía”, diferenció.
“Santa Fe es un narcoestado”, terció Deiana, que responsabilizó a las dos fuerzas mayoritarias por igual al señalar que no solo Pullaro sino también el exgobernador Antonio Bonfatti y la actual vicegobernadora Alejandra Rodenas se adjudican haber detenido a los cabecillas del delito organizado, pero “las bandas narco continúa aterrorizando” a la ciudad y corrompiendo a policías, jueces y políticos.
Bodoira, en tanto, lanzó en este eje un latiguillo que repitió en varias oportunidades: “No tenemos un proyecto de provincia”. Y dijo que después de viajar a El Salvador para interiorizarse del proyecto Bukele, su conclusión es que “el problema de la seguridad está en la corrupción”.
Juego de roles
De alguna manera, los roles, las estrategias se mantuvieron en el resto del debate: Lewandowski bien al ataque contra Pullaro, quien además de contestar con cuestionamientos al actual gobierno provincial se preocupó por identificar todas las veces que pudo al senador peronista con el kirchnerismo y el perottismo. Deiana no solo puso en la mira a los dos: también introdujo en el debate temas que de otro modo hubieran estado ausentes, como la educación sexual integral o la problemática de la contaminación ambiental. El librito de Bodoira, en tanto, incluyó muchas veces la palabra “familia”, a la que, al estilo de los viejos profesores de Instrucción Cívica de la época de la dictadura, mencionó como “núcleo básico de la sociedad santafesina”.
Eso pasó por ejemplo con el tema política económica y desarrollo productivo, en el que Lewandowski advirtió que Pullaro podría terminar con la Billetera Santa Fe y que por eso habla de segmentarla, mientras que el radical dijo que el gobierno central que representa el peronista saquea a Santa Fe y le entrega a los “barones del conurbano” gran parte de lo que la producción santafesina aporta en impuestos nacionales. Deiana criticó a ambos –a Lewandowski le achacó que se abraza con Massa y a Pullaro que es socio de “los Macri”– y sentenció: “Ni con unos ni con los otros vamos a tener una salida”. Bodoira sostuvo que “falta un proyecto productivo en la provincia por zona” y que el Estado federal “es muy abusivo”.
En el tópico políticas sociales, de género y diversidad, Pullaro defendió las políticas que llevó adelante el Frente Progresista, sobre todo en materia de Salud, y Lewandowski hizo lo mismo con la de Perotti. En este punto fue el radical el que planteó la crítica más dura al prometer que volverá a haber un Estado presente, algo que entiende que no pasó con la la gestión Perotti, a la que acusó de “abandonar las políticas sociales para hacer asistencialismo”. Deiana, que habló contra “los políticos caretas” y advirtió que “nos están envenenando” por la falta de políticas de protección al medio ambiente, introdujo el tema políticas de género al señalar que “mujeres y diversidades hemos sido pisoteadas por todos los gobiernos” y que “no hay ni una menos sin trabajo y con precarización”. El aporte de Bodoira fue que su idea es hacer “mucho hincapié en la protección de la familia, célula básica de la sociedad” y que “falta un plan provincial de salud”.
En Educación, el último tema, la polémica fue por la repitencia en los primeros grados: Pullaro dijo que la va a reinstaurar y cuestionó a Perotti por terminar con “el esfuerzo y el mérito” de los chicos, mientras que Lewandowski lo acusó de hacer “politiquería barata”. Ambos prometieron fortalecer la infraestructura educativa, con cuestionamientos del radical a la subejecución presupuestaria –en este y otros temas– de la actual administración y la defensa que el peronista hizo del Boleto Educativo Gratuito como “una conquista de todo el pueblo santafesino”. Deiana, fiel a sí misma, acusó a las fuerzas mayoritarias de “desfinanciar el sistema y hundir el salario docente”, al tiempo que advirtió sobre el riesgo de destrucción de la escuela pública, con un palo también a Bodoira por su apoyo a Javier Milei. El representante de Viva la Libertad –cuyo discurso parece abrevar más en el nacionalismo católico que en el liberalismo extremo del ganador de las Paso nacionales– sostuvo que por la educación pasan todas las soluciones a la crisis y que “la escuela tiene que proteger, respetar las convicciones familiares de los padres” desprovistas de ideología, una respuesta a la reivindicación de que la candidata izquierdista hizo de la Educación Sexual Integral (ESI), tema no mencionado por el resto de los postulantes.
Minuto de oro
Después vino el “minuto de oro”. Pullaro prometió no descansar un día para resolver los problemas de Santa Fe y mencionó a Miguel Lifschitz como su maestro. “Apendí del mejor”, señaló. Además, pidió el voto para todos los candidatos de Unidos, entre ellos la postulante a diputada provincial Clara García y a intendente Pablo Javkin.
Deiana advirtió que sus adversarios “prometen lo mismo que no resolvieron” y dijo que una “gran elección del Frente de Izquierda sería un pronunciamiento claro” contra el hambre, el terrorismo de Estado y “un repudio a los que dicen que los socialistas somos excremento humano”.
Bodoira, aunque no tiene el respaldo explícito de Milei, buscó referenciarse con el ganador de las Paso nacionales al reivindicarse como “la única opción libertaria” y se salió un poco del tono monocorde al convocar a los santafesinos a “sacar a estos empobrecedores”.
Lewandowski, que en todo el debate mostró su cancha delante de las cámaras, algo en lo que le sacó ventaja al resto, apeló justamente al vínculo que construyó con la ciudadanía no por su trabajo como legislador sino como periodista: “Vos me conocés, hemos almorzado y cenado más de una vez. Lo que pasa me duele como a vos. Mis convicciones me llevaron a la política”. Así, buscó sacarse el saco que le puso Pullaro con sus menciones al perottismo y el kirchnerismo –”No te dejes llevar por los rótulos que me ponen”, dijo– y desmarcarse del propio gobernador con el que comparte escudería –“no tengo jefatura a quién responder”–.
Fueron las últimas cartas de este debate, una instancia que, saludablemente, se hizo costumbre y que puede convertirse en una herramienta fundamental para terminar de decidir el voto. Ahora hablará la ciudadanía, a través de su voto, el próximo domingo.