El 7 de noviembre de 1986 un triple crimen, en calle Balcarce al 600, conmocionaba a la sociedad rosarina. Las víctimas eran Delia Zulema Ramírez viuda de Páez, de 76 años, Josefa Páez de 80 y Fermina Godoy de 33. Las mujeres mayores, eran la abuela y una tía abuela de Rodolfo “Fito” Páez. Esta tragedia marcó un antes y un después en la vida del músico rosarino. Fueron días oscuros, de profunda tristeza y desamparo para Páez. En el 2017, el periodista Federico Anzardi estaba escribiendo una nota sobre los 30 años de la salida de “Ciudad de pobres corazones” un material clave dentro de la discografía del artista. Esta publicación lo llevo a dar un paso más y de lo que podría haber sido una simple efeméride musical se convirtió en un libro acerca de cómo construir arte a partir del dolor.
-¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?
-Ir a Rosario fue una consecuencia inevitable del laburo que estaba haciendo, porque yo en el 2017 empecé a investigar sobre este disco “Ciudad de pobres corazones” a 30 años de la salida del este disco. Cuando estaba haciendo la nota me daba cuenta de que esto era un libro, y que tenía que hacer un libro en algún momento, entonces empecé a hacer una nota pero ya pensando en un libro, sabía que no me iba a entrar todo. Y bueno, la nota salió, con varios testimonios, pero con muchísima data afuera, que ni siquiera había descubierto. Entonces, a medida que pasaron los años ir a Rosario se volvió en un objetivo ineludible, porque yo no podía contar lo que había pasado –podía, pero me sentía medio chanta– no yendo al lugar, no solamente para conocerlo y describirlo, porque cuando uno cuando va a los lugares… es la diferencia que hay entre hacer una nota desde tu casa e ir al lugar aunque sea un choque en la esquina es abismal. Y acá también, caminando por la cuadra y preguntándoles a los vecinos: "¿Usted vivía acá en el 86?", ese tipo de preguntas, di con vecinos que efectivamente estuvieron y se acordaban de todo lo que había pasado. El libro ahí adquirió un volumen que no hubiera tenido si yo lo hubiera hecho desde mi casa, por Zoom o teléfono.
-¿En qué género literario encuadras tu libro?
-Es como una especie de novela policial musical, sobre un triple crimen, y después cómo hace el pariente más cercano y directo que le quedaba a esa gente para salir adelante. En este caso era Fito Páez haciendo semejante disco. Son todos los hechos que ocurrieron y que fui recolectando en base a testimonios mezclados allí. El que agarra el libro no va a ver “Fito Páez dos puntos” y su testimonio, sino que soy yo narrandolo en tercera persona y está todo mezclado. Algo que me dijo Fito, algo que me dijo un vecino, algo que vi en el diario La Capital, algo que vi en la tele, algo que yo viví por mis propios ojos estando allí, y así. El libro arranca el 7 de noviembre del 86 cuando asesinan a la abuela, a la tía abuela y a la empleada doméstica que trabajaba en su casa, en Balcarce y Santa Fe, y termina cuando Fito presenta el disco en Obras Sanitarias en Buenos Aires, ocho nueve meses después.
-¿Qué cantidad de testimonios pudiste recolectar?
-Hay en total unas ochenta entrevistas, no solamente de Rosario, sino de toda la historia. Hablé con Fito, hablé con todo su entorno, después con toda la gente que estuvo involucrada de una u otra manera, directa o indirectamente, te diría que con casi todos, de los que están vivos, con casi todos. Desde el ex gobernador Vernet hasta Liliana Herrero. Vernet se reunió con Fito en un hotel de Rosario para tratar de sacarle el candado al caso que estaba como trabado, y Liliana lo tuvo en su casa, cuando vivía en Rosario todavía, apenas volvió Fito de Brasil no tenía casa porque estaba cerrada, porque era la escena del crimen. Entrevistas más mucho archivo. Fui muchas veces a hemerotecas acá en Buenos Aires, también de Salta, en Rosario no pude ir, quise ir al archivo del diario, pero me dijeron que no.
-En cuanto a los testimonio, ¿hubo alguno que te llamó la atención?
-Una de las cosas que me sorprendieron, que yo no me la imaginaba para nada, era todo lo que tenía que ver con el pasado, estábamos muy cerca de la dictadura en el 86, y como el propio Vernet me dijo “todos venían de la dictadura en la Fuerza”. Él lo dice muy bien, porque entre capitulo y capítulo si hay desgrabaciones crudas de las entrevistas, como para que haya algo de testimonio directo, yo lo ponía como separadores, entonces son dos fragmentos de Fito, de Fabiana Cantilo, y hay uno de Vernet donde dice “había enconos procesistas contra mí, como diciendo es la dictadura versus la democracia”. Y esto, todo lo que pasaba, la fuerza no queriendo hacerse cargo de solucionar el caso, cuando podría haberlo hecho, son cosas que a mí me sorprendieron y que las descubrí hablando con los implicados, que me contaron como fue ese entramado para esclarecerlo.
-¿Cómo fueron esos días para Fito en Rosario?
-Cuando Fito vuelve a Rosario y se queda con Liliana Herrero, ahí hablé con Liliana, hablé con su abogado Stefanolo, que lo acompañaba desde Buenos Aires a los Tribunales, a las comisarias, hay archivo de la conferencia de prensa que Fito da en la comisaria tercera si no recuerdo mal, inmediatamente después de estar tres horas declarando frente a la policía, viendo qué podían averiguar, que datos les podía dar. Y él les decía: “Mi abuela y mi tía abuela tenían esta rutina, entraba esta gente”, y como para tratar de dar un poco de pistas a ver si se podía esclarecer. Claro que también Fito era una especie de sospechoso, por esta cosa de "la yerba en el viejo cajón" que él dice en Ciudad de pobres corazones, en la canción, básicamente está hablando de que alguien le puso un poco de marihuana en uno de los cajones de la casa de las abuelas, que según uno de los primos de Fito lo puso un propio policía.
Era muy raro todo el ambiente, y Fito en ese contexto se refugia en lo de Liliana Herrero, y ahí explota digamos, ahí nace el germen de “Ciudad de pobres corazones” que es la primera canción, que surge, si vos te fijas tiene mucha lógica, es el vómito de él, la bronca. Él dice “no me veras arrodillado”, pero después si escuchas el disco lo ves arrodillado, porque claro, la primera reacción es no me van a pasar por encima y después inevitablemente cae rendido. Sale en esos días de encierro en lo de Liliana, donde los periodistas le tocaban el timbre y él no quería saber nada. De noche se iba a caminar solo por Rosario con los walkman y volvía borracho a las puteadas, ese es el contexto de los primeros días. Después vuelve a Buenos Aires donde vivía con Fabiana Cantillo y cuando vuelve a la sala de ensayo ahí empieza a sostenerse definitivamente en la música e ir adelante.
-¿La relación de Fito con Rosario había quedado muy tirante?
-Como que él se amigó más rápido con la ciudad que los rosarinos con él. Como que quedó ese resentimiento porque alguien vino y le dijo que la ciudad era una puta ciudad. Han pasado ya más de 35 años, 36 del crimen, y uno puede decir es una artista o es una persona que está enojada por una situación muy puntual, ¿cómo te vas a enojar con él, no? Me han contado episodios, que no están en el libro, o si están, pero mínimos, de gente que lo bardeaba por la calle.
-Mencionaste a Fabiana Cantilo… un personaje clave de esta historia
Fabi es sumamente importante por un episodio en concreto, que lo cuenta Fito, siempre lo ha contado, que ella lo hace salir de la cama para ir a ensayar por primera vez después de la tragedia. Que le dice "basta loco tenés que ir a ensayar", y esa reacción es un poco consecuencia de la frustración que ella sentía al darse cuenta de que no había nada que pudiera sacaralo de la depresión tremenda que tenía. Fito estaba tirado en la cama después de esa explosión de bronca, puteadas y cayó de golpe también con la intensidad y todo en muy poco tiempo. Entonces lo tenía ahí en una casa que compartían en Belgrano y ya no sabía qué hacer, le cocinaba, miraban una película, pero se agarraban…encima siempre se llevaron medio como perro y gato, son históricas sus peleas delante de cualquiera, como que el amor y las peleas que tenían eran a la misma altura de intensidad. Imaginate, en esa situación era peor, entonces Fabi lo agarra y le dice basta y lo manda a un taxi a pesar de que él no quería y ahí va hasta la sala de ensayo y empieza a tocar.
Fabi estaba con el cuándo se enteran en Río de Janeiro, me hablaba también un poco de cómo se sentía ella, que era lo que le había pasado, porque en esa época las peleas derivaban también en separaciones momentáneas, hasta el 90 creo que duraron, 89 por ahí, que él le dedica “Fue amor”. Fabi es muy importante, no sé qué hubiera pasado sin ella. Obviamente, Fito no estaba solamente al lado de ella, si no que estaba Spinetta, estaba Charly, la gente de su banda, su tía Charito que falleció hace poco, toda gente que lo apoyaba, pero ella era la que estaba ahí con él, la que vivía con él, su pareja, la que le decía desde "levantate" hasta "ese tema es horrible, no lo uses", como me contaron que ocurrió.
Sobre el autor
Federico Anzardi es periodista. Nació en Concordia en 1983. Entre 2011 y 2018 fue editor de la revista Rock Salta, que reflejaba las escenas musicales de las provincias argentinas. Actualmente trabaja en rocksalta.com. Colaboró en La Agenda, Mavirock, Soy Rock, Rolling Stone, Página 12 y en radios de Salta, Buenos Aires y Tucumán, entre otros. En 2015 fue finalista del Premio Fopea al Periodismo de Investigación.