El ex bailarín y coreógrafo Iñaki Urlezaga brindó una entrevista a un diario en la que, a corazón abierto, habló sobre su retiro, recordó cómo transitó la pandemia y dio detalles sobre el proceso de introspección que hizo en el último tiempo. 

En diálogo con Infobae, uno de los bailarines clásicos más reconocidos del país contó que "la trompada de la pandemia" y el "duelo" por su jubilación lo llevaron a despojarse de una exigencia extrema y, por ende, "abrazarse como persona".

En ese sentido, detalló cómo fue el "viaje espiritual" que emprendió a partir de distintas prácticas y el rol, casi protagonista, que tuvo la ayahuasca en eso: "Y, de repente, descubrí que Maia, (una mujer que conoció) oficiaba ceremonias de ayahuasca (o yagé). Me invitó a participar y me animé, después de todo estaría en manos seguras".

Sobre eso, reflexionó: "La ayahuasca me enseñó que uno propone y Dios dispone. Arrasó con la omnipotencia de alguien acostumbrado, por ejemplo, a resolver necesidades propias y ajenas en pos de un espectáculo. Me desestabilizó emocionalmente. Por primera vez había algo que no podía manejar, dominar, controlar".

"Cuando más voluntad ponía para controlar esa situación, más cerca de la muerte me veía. Eso que durante años no escuché de mí mismo porque no tenía tiempo, estaba siendo revelado, entendido, asimilado. Y al suceder, el mundo se iluminó y aprehendí la paz que no había conseguido ni en el más estruendoso aplauso cosechado en el Bolshói de Moscú", detalló.