Eugenia Suárez, más conocida como la China y señalada como tercera en discordia en el conflicto matrimonial de Mauro Icardi y Wanda Nara, rompió el silencio este miércoles a través de sus redes sociales con una carta que usó como descargo ante lo que considera una serie de “mentiras y atrocidades que se dicen para sustentar el minuto a minuto televisivo”.

La actriz, que ya había tomado medidas legales para evitar la difusión de “cualquier correspondencia de carácter privado” que la mencione o involucre, consideró que la tomaron como “el chivo expiatorio de la violencia mediática”.

En un extenso texto, Suárez insinuó un contacto con Icardi pero dijo ser la “engañada” en esta historia: “Me ha tocado relacionarme con hombres a los que les he creído siempre sus palabras: que estaban separados o separándose y que no había conflictos”.

Y en ese sentido, en el marco de lo que toma como “violencia de género mediática”, observó: “El costo de sostener la imagen de una familia feliz lo pago yo, no el hombre que fue irracional o tuvo un desliz”.

El comunicado completo

 

Escribo esta carta para bajar el ruido externo de mentiras, maltratos y miradas inclinadas en la construcción de historias manipuladas para, una vez más, ser el chivo expiatorio de la violencia mediática.

He guardado por mucho tiempo silencio por varias razones, la principal por miedo e inexperiencia. Por no saber cómo nombrar el nivel de mentiras y atrocidades que se dicen para sustentar el minuto a minuto televisivo.

Lo que está sucediendo hoy tiene detrás una historia mucho más grande y profunda, de la que seguramente muchas mujeres van a sentirse identificadas. Me ha tocado relacionarme con hombres a los que les he creído siempre sus palabras: que estaban separados o separándose y que no había conflictos. Siento en esta situación un Deja Vu infernal, donde vuelvo a pagar con mi reputación cuestiones que son del dominio personal de cualquier mujer.

Una repetición que deja a la luz mi inexperiencia y sobre todo profunda credibilidad que le dí a estos hombres que luego guardaron silencio dejando que me comieran los lobos. Parece que es más creíble para esta sociedad, sabiendo cómo se manejan ellos siempre, que yo sea la mala, la que engaña y no la engañada.

Y también parece que es más fácil para una mujer pegarme a mi, para descargar. El costo de sostener la imagen de una familia feliz lo pago yo, no el hombre que fue irracional o tuvo un desliz. En ese precio todos quedan bien parados. Repito mi silencio constante para preservar mis vínculos familiares que han sido siempre mi prioridad, me jugó en contra. Pero hoy no quiero callar más, porque sé que somos muchas mujeres a las que esto nos ha sucedido y a la que la mirada externa juzga.

Lo que sucedió es una situación que yo no comencé, no alenté y no provoqué. Tener que contar esto también habla de la poca privacidad que tenemos las mujeres. Mientras tanto un montón de calificativos dañinos pidiendo mi cabeza desde hace tiempo, en donde el peso de como se me juzga a mí es absolutamente asimétrico.

Caso contrario se sabría que yo no fui quien insistió y propició esta situación. Asumo mi inexperiencia, falta de entendimiento sobre mucho que seguramente deba aprender de ahora en más. Pero no voy a hacerme cargo por mí y por todas las mujeres que son usadas y juzgadas siempre, de las actitudes de conquistadores seriales que tienen aprendidas estos varones, y que después bien saben esconder. Como dicen ahora, ser empoderada no tiene que ver con dinero, con ser filosa en redes y menos con insultar con los mismos términos que te juzgaron en el pasado, a otra mujer. Tiene que ver con ser justa a la hora de hablar y sobre todo romper el silencio.

Me resulta llamativo que las mujeres no vean que los mismos agravios con los que me describen a mi, son los que una sociedad entera usó (y sigue usando) para referirse a ellas. La reproducción de esa violencia que recibiste en el pasado, hacia otra mujer, para limpiar tu imagen, no te hace más astuta. Solo nos vuelve a poner a todas en el mismo lugar.

Quienes estén con esto lucrando a costa de mi vida personal y mi carrera artística, serán también intimados por la reproducción de información falsa, maliciosa y con fines de reproducir violencia de género mediática hacia mí.

Gracias a todas las personas que me brindaron apoyo, que entienden lo que pasé y callé en el pasado, dejando que personas heridas me pongan en lugares injustos y que hoy esto se vuelve a repetir, pero ya no más con mi silencio. Soy una mujer que ya no tiene miedo de hacer valer mi derecho a vivir libre de prejuicios. Y ojalá esto no sirva solo como un descargo sino también, para reflexionar entre nosotras.

Y a todxs lxs que "cancelan" gente, están segurxs que están en condiciones de hacerlo?