“A mí. ¿A quién se le iba a ocurrir la idea de un sinfónico?". Frena. Avisa que está recibiendo oxígeno y vitamina C, y sigue: “Mi voz no es para gritar, pero tocar rock es así. Acá siento que se nota mejor el color de mi voz. ¡Es el sueño de mi vida muchachos, cantar suave!“. La que habla, marca las pausas y bromea es Fabiana Cantilo. La música, vocalista, compositora, actriz y dibujante "de oído" comienza en Rosario la serie de recitales de Sinfónico, un show en el que su voz se escucha a la par de un sexteto de cuerdas.
“Después de los conciertos con Fito (Páez) en el (teatro) Colón, lo llamé a Cai Gutiérrez y le dije que quería armar algo así. Pasó como un año y bueno, acá está”.
La síntesis de todo ese tiempo de trabajo debuta este jueves a las 20, en el Bióceres Arena. Junto a Fabiana Cantilo estará la formación comandada por Cai (arreglos y teclados) seguido de Darío Casciario (guitarras), Paula Sadovnik (violoncelo), Lucía Herrera y Julieta Bril (violín) y Mariano Malamud (viola).
La lista de canciones “arregladas” en clave sinfónica contempla “Mary Poppins”, “Mi enfermedad”, “Un pasaje hasta ahí” y “Nada es para siempre”, entre otras. Amparado en los 40 años del rock argentino, el concierto también contempla versiones de “Canción de Alicia en el país”, “El capitán Beto”, “Fue amor” e ”Inconsciente colectivo”.
Creo que lo que he venido a hacer este planeta es cantar. Estoy como muy alucinada, con todo esto porque recién ahora descubro mi misión"
“¿Sabés? Yo pensaba que no me merecía nada, no importa. Esta parte es muy larga y muy íntima… Estoy haciendo un disco nuevo y también trabajando con el trío (de rock). Venimos de tocar en Colombia (en el festival Rock al Parque). Y en el medio de todo eso, salió el primer show sinfónico en Rosario. Nadie sabe cómo, todavía me lo estoy preguntando… Es Fito. Él es como una persona de bien en mi vida y yo en la de él. Vivimos una tormenta juntos. De eso, no hay duda. En la serie (El amor después del amor), al final, quedé yo mejor que nadie”, continuó Cantilo, en una extensa entrevista telefónica en la que, además de Páez, mencionó varias veces a Charly García: “Con él, aprendí la música”.
—¿Cómo armaste el setlist de Sinfónico?
—No había manera de elegir entre los 14 discos y las canciones que me gustaban, así que empecé por las que ya tienen arreglos de cuerdas. También hay canciones del disco Información celeste, que lo amo, y del disco de covers (Inconsciente colectivo). También hay algo de lo que hicimos en el Luna Park (la ópera rock Apocalipsis no) que estuvo buenísimo.
–Además de priorizar tu voz y tu deseo de “cantar suave y escucharte”, ¿qué otras cuestiones aparecieron con los arreglos sinfónicos?
—Pará. Hubo un momento en el que me agarró un complejo espantoso con mi voz. Creo que está bueno contarlo porque elegí seguir. Era un momento en el que todo estaba fuerte y gritabas y no escuchabas nada. Desde ese momento registro que el sonido fuerte me hace mal. Después, salieron los (auriculares) in-ear y ahí fue que empecé a ser feliz (risas). Creo que lo de las cuerdas, que es algo con lo que yo ya trabajé antes en las canciones, es una influencia celta, ¿viste? También lo aprendí de escuchar a Fito y a Charly.
Estoy viviendo una época con la boca abierta. Así estoy de entender qué hago acá. Tuve que pasar por un montón de cosas para ser fuerte"
“Creo que lo que he venido a hacer este planeta es cantar. Y no en 4/40, sino en 4/32, que es la afinación del corazón y de la tierra. Estoy alucinada con todo esto porque recién ahora descubro mi misión”, confió la vocalista, que viene de sumar su voz en los shows de Páez4030 el último fin de semana en el Movistar Arena, como parte de la gira que trae a Fito a Rosario, el 30 de noviembre.
—¿En qué momento de tu vida sentís que estás?
—Estoy viviendo una época con la boca abierta. Así estoy de entender qué hago acá. Tuve que pasar por un montón de cosas para ser fuerte. Hoy me agarrás en una especie de felicidad exagerada, agradecida de mi trabajo, de mis tres gatas, de mi piletita inventada.
—¿Qué estás escuchando ahora?
—Escucho música cuando voy a caminar o en el auto. En mi casa, no suena nada. Cuando era chica, en el living familiar, escuchaba a Los Chalchaleros y José Larralde. Tanto rompí que, a los seis años, mi mamá me mandó a estudiar guitarra. Folklore. A esa edad, era una niñita siniestra a la que le pasaba de todo. Después, empecé a escuchar a Los Beatles y ahí el mundo cambió de color. Ellos fueron mis padres, junto con Stevie Wonder y James Taylor. Creo que, sin música me hubiera muerto. Escuchaba como una fanática. Cuando estoy en casa, veo series y películas. A las 20, se cierran las compuertas de mi búnker y no me toques el timbre porque mis tres gatas y yo vivimos nuestra vida.
—¿Hay algún tema ajeno que te hubiera gustado componer?
—No. Con que esté hecho me alcanza. ¡Gracias! (risas) ¡Todavía no sé cómo hice yo para componer! Yo escribo y escribo, desde chiquita. A la música, la aprendí con Charly. Con él entendí que también había que sentarse a tocar y tocar para después cantar.
Fito es como una persona de bien en mi vida y yo en la de él. Vivimos una tormenta juntos. Con Charly aprendí que había que sentarse a tocar y tocar para después cantar"
—Tenés dos formaciones para ir del sinfónico al rock, sos una parte grosa del rock argentino, escribiste y protagonizás la película Lágrimas de fuego, que integra la Competencia argentina del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y podría seguir, ¿hay algo pendiente?
—No sé cómo hice todo esto. Pasa que no es lo mismo saber que poder mutar a la felicidad. Hago terapia desde los 17 años y una cosa es entender lo de «mi papá y mi mamá», y otra es escapar del dolor, de verdad. Tengo amigos que me ayudaron mucho, pero también creo que hay que bancarse las consecuencias de lo que una ha hecho. Llevo once años limpia y hago un montón de cosas para estar bien. Ya lo dije: tengo que trabajar para pagar todo esto (las terapias) y el alquiler. También sé que soy una buena persona, entones, me lo merezco.
Fabiana Cantilo presenta Sinfónico este jueves, a las 20 en el Bióceres Arena (Córdoba 3475). Las entradas pueden adquirirse a través del sistema entradaplay.com