Es su primera función presencial en Rosario posterior a la pandemia. Alejandro Dolina –escritor, músico y conductor de radio– regresa este jueves 11 de noviembre, a las 20.30, al teatro Broadway con “La venganza será terrible”, versión en vivo de su histórico programa de radio que actualmente se emite por AM 750, de 0 a 2. Además, presentará su segunda novela, “Notas al pie”, en la que despliega, una vez más, su destreza y creatividad literaria.
En diálogo con Rosario3, Dolina describió sus sensaciones en la previa de la función de este jueves: “Es una gran alegría para mí y una especie de desafío que produce un poco de ansiedad, porque hace mucho que no tenemos una función de las grandes, en un teatro grande, con un compromiso serio. En este regreso hicimos funciones muy lindas, pero más sencillas como la Feria del libro y con no tanto compromiso, como con el Broadway. La gente tenía el hábito de ir al Broadway a vernos. Posiblemente, ese hábito se haya perdido. No lo sabemos”, dice con su particular estilo.
Es inevitable hablar de la pandemia, ya que la vuelta a las funciones en el teatro, son consecuencia de la situación epidemiológica, que permite la asistencia a espectáculos en salas cerradas, con protocolos. También es ineludible reflexionar sobre la incidencia de la pandemia en nuestras vidas: “Yo lo viví con enorme tristeza por los demás. A mí no me sucedió nada, pero a mucha gente sí; de manera que mal puedo estar contento. Todos lo sufrimos, algunas personas se han muerto, otras se han enfermado gravemente, otras han perdido su trabajo. En general, ha sido una tragedia para toda la humanidad. El hecho de no haberme contagiado no significa ninguna clase de privilegio que yo pueda festejar. Esperemos –expresó como anhelo– que esta mejora sea el indicio cabal de que vamos a salir de la pandemia”.
La pandemia y la ilusión de la tolerancia en alza que quedó en ilusión
Además, de escritor y músico, Dolina también es un filósofo, porque duda de lo que nos rodea y no deja de preguntarse sobre el sentido de la vida. ¿Puede la pandemia –un fenómeno de alcance mundial– mejorarnos como personas o hacernos más empáticos con las necesidades de los otros? “No. No veo que suceda nada de eso. El pueblo argentino es un pueblo solidario, evidentemente, y responde a las tragedias de manera bastante fuerte, pero los cambios con los que soñaron algunos en torno a la empatía y la manera de relacionarnos con el otro, la tolerancia y el ejercicio cabal de la democracia (que no es otra cosa que aprender a vivir con personas que no piensan como nosotros, y establecer una metodología que permita que esa diferencia de pensamiento no conduzca al conflicto liso y llano), no se está dando. En eso no veo progresos. Por el contrario, veo que se han agudizado algunas reacciones. La pandemia ha sido un tema más que se convirtió, con extraño furor, en un tema de controversia. No veo cómo una diferente opinión médica pueda convertirse en un conflicto político. No hay maneras de izquierda y de derecha de curar el sarampión. Así que aprovechar la enfermedad para generar conflicto o una serie de acusaciones no le ha hecho bien a la convivencia.
Notas al pie
Después de “Cartas marcadas”, llega “Notas al pie”, segunda novela de Dolina, en la cual despliega con destreza y creatividad, una exquisita pieza literaria, además de una historia apasionante.
“Las notas al pie tienen un subtítulo: «Cuentos póstumos de Vidal Morozov» –que es un escritor ficticio y la palabra póstumo ya lo da por muerto– con prólogo y anotaciones de su discípulo Franco de Robertis. Efectivamente –explica Alejandro–, se presenta como una colección de cuentos y las notas, que al principio son esporádicas y eruditas, empiezan a hacerse más frecuentes y reveladoras en cuanto a la vida y la tragedia del escritor que acaba de morir y la relación que ese escritor tenía con el ñato que escribió el prólogo y las notas. En esas notas que son cada vez más frecuentes, se escribe la novela. Los cuentos y las notas tienen distinto lenguaje y distinta retórica. Son parecidas, vecinas, pero en realidad, justificadas en su diferencia, porque una es una colección de cuentos y la otra es una novela”
“Es una historia del «libro intervenido» –agrega– y es interesante saber cuándo comienza y quiénes han sido los protagonistas de esta costumbre relativamente extraña, de escribir un libro y dejar que otro lo intervenga, lo aclare y hasta lo ponga en entredicho. En este caso, se hace una intervención novelística. Por lo general, las notas al pie son aclaraciones de eruditos que también han leído el libro original y sienten que deben decir algo”.
La charla transcurre por situaciones similares en las que la letra chica, las anotaciones en el margen o el subrayado de un lector anterior, condicionan la lectura presente: “A mí me gusta contar las elucubraciones que hacía yo cuando estudiaba con libros prestados, que habían pertenecido a otros. Perdí mucho tiempo en conjeturar por qué demonios el estudiante anterior había subrayado unas dos líneas que para mí no tenían nada subrayable. También me hacen mucha gracia las notas que uno pone al margen, que son más íntimas porque pertenecen a un lector que no interviene en la publicación original. La nota al margen suele ser también, a veces, un poquito agresiva, como por ejemplo, un «acá te agarré» del lector al autor".