El Ministerio Público de la Acusación (MAP) cuenta desde el año pasado con un equipo interdisciplinario que interviene en los casos investigados, a pedido de los fiscales. La psicóloga Laura Codina y la trabajadora social Natalia Scolich forman parte de este grupo que se acerca a las víctimas de delitos sexuales, a sus familiares y a los testigos durante los procesos penales.
En diálogo con Rosario3.com, ambas profesionales brindaron detalles acerca de las consecuencias que origina en la víctima la violencia sexual, de cómo estas huellas son marcas únicas que pueden convertirse en material probatorio en un juicio y finalmente, cómo la develación permite recuperar espacios emotivos a la víctima. “Una persona violada queda divida en dos y pierde el poder de vivenciar”, expresaron.
De acuerdo a lo que explicaron, su trabajo consiste en intervenir, a pedido de los fiscales, entrevistando a víctimas y familiares, acercándose a los lugares de referencia, es decir, los ámbitos familiares, vecinales e institucionales vinculados a los supuestos abusados. “Hay que cruzar el proceso penal y el tránsito de la víctima en lo que hace a la reparación misma en los actos jurídicos, en los soportes que necesita en los márgenes de ese proceso, para que no sea un lugar rechazante sino de protección ”, indicaron.
“Se trata de momentos muy complejos, las circunstancias para revelar una situación tan traumática como un abuso sexual nos compromete al momento de hacer una entrevista, es esencial la escucha”, continuaron y advirtieron: “Hay herramientas a disposición para abordar”. Las profesionales remarcaron la dificultad de la víctima para exponer su situación: “El agresor adulto ha aprovechado y ha hecho un armado con este chico. A veces se dan hechos que precipitan que la víctima pueda hablar, otras veces lo hacen con alguien cercano. Lo cierto es que desde la Psicología respetamos a la víctima y a este acercamiento que suele ser elíptico, por eso es tan importante tomarlo como equipo, le permite a la víctima decir y masticar lo que pasó”.
Marcas
Codina confirmó que las personas abusadas llevan pesadas cargas.“Hablamos de una interferencia en el desarrollo de la persona y sus vínculos, de su concepción de sí mismo. Las marcas éstas son pruebas porque los despojos son muy patentes, los efectos de una violación son muy diferentes a las construcciones o las fantasías. Hay elementos para diferenciarlos”, advirtió en relación a los preconceptos instalados que sostienen que es posible “inventar” una situación de abuso sexual. “Nosotros decimos que además de las pruebas biológicas, hay otras de otro tipo que se leen con otros instrumentos pero por eso no son menos válidos”, insistieron.
La psicóloga aseguró que “la intrusión es tal que para seguir sosteniendo una sobrevida desorganiza todas las instancias de la personalidad del aparato psíquico que hace que la persona esté dividida en dos”. En tanto, precisó: “La única forma de sostenerse es manteniéndolo apartado con efectos nocivos gravísimos. Se pierde el poder de vivenciar, pierde amigos, la espontaneidad, eclosiona. Pierde la posibilidad de aprender, crear, amar”, y sumó: “Se interfiere ese cuerpo de forma arrasadora, la confianza en sí mismo queda fracturada”.
La develación del abuso promueve efectos importantísimos: “De a poco, empiezan a integrarse las distintas partes de esa persona, deja la situación de desamparo y al estar en resguardo empieza a conectarse consigo mismo”, expresó y remarcó: “De acuerdo al daño, la edad de la víctima y la cantidad de tiempo del abuso los efectos son diferentes”.
Codina y Scolich coincidieron en que “el agresor arma estrategias para coartarle a la víctima las posibilidades de decir”. En ese sentido, subrayaron la importancia de “romper el pacto de silencio”, de la intervención de un adulto que acompañe el proceso de develación y la escucha de parte del Estado.
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