La Universidad de Oxford publicó una investigación que afirma que gobiernos de todo el mundo, incluido el argentino, están reclutando Cyber Troops (tropas digitales) que operan en Facebook y Twitter para influir en la opinión pública, difundir noticias falsas, desviar la atención en temas que los afectan, acallar criticas y perseguir opositores.
El documento se titula “Troops, Trolls and Troublemakers: A Global Inventory of Organized Social Media Manipulation”, y allí se da cuenta de 28 gobiernos, entre autoritarios y democráticos, que operan sobre las redes sociales más relevantes en sus países.
La lista completa de países relevados está integrada por: Argentina, Azerbaiyán, Australia, Bahréin, Brasil, China, República Checa, Ecuador, Alemania, India, Irán, Israel, México, Corea del Norte, Filipinas, Polonia, Rusia, Arabia Saudita, Serbia, Corea del Sur, Siria, Taiwán, Turquía, Ucrania, Reino Unido, Estados Unidos, Venezuela y Vietnam.
En todos ellos los investigadores Samantha Bradshaw y Philip N. Howard (ambos Universidad de Oxford) encontraron evidencia de manipulación de información deliberada, entre otras acciones que afectan la libertad de expresión, el disenso político y la estabilidad democrática.
En el caso de Argentina la forma relevada de manipulación se focaliza sobre la opinión pública y se ejerce desde el Poder Ejecutivo de la Nación. La investigación acusa directamente al Ministerio de Comunicación y la oficina presidencial sobre la base de información recolectada durante cinco años (2012/2017).
En lo que respecta a partidos políticos donde se pudo probar el uso de tácticas de desvío de atención, mensajes pro gobierno y acoso a disidentes, aparece uno sólo: Propuesta Republicana (PRO), principal partido de la alianza gobernante Cambiemos junto a la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica.
En la sección donde se describe las variadas formas de manipulación que aplican los gobiernos democráticos, la investigación afirma: “Otras tropas cibernéticas son empleadas bajo la rama ejecutiva del gobierno. Por ejemplo en Argentina y Ecuador, las actividades de las tropas cibernéticas han estado vinculadas a la oficina del Presidente” (sic.).
Las personas que trabajan en estas oficinas de gobierno (democráticos y autoritarios) son por lo general jóvenes que dedican su jornada laboral a monitorear las redes sociales y a producir posteos favorables a los puntos de vista del gobierno –describen los investigadores de la Universidad de Oxford–, acosar de forma coordinada y sostenida en el tiempo a periodistas y personas que no comulgan con las ideas del oficialismo, o bien persiguen objetivos concretos estipulados de antemano por el superior a cargo.
Estas acciones están motorizadas con el único fin de acallar expresiones críticas, tergiversar hechos de la realidad y desviar la atención cuando surgen temas que afectan la popularidad de los gobiernos relevados, entre otras situaciones.
Un caso de acoso que tomó estado público y que desde la investigación se presume que fue realizado por un agente de inteligencia es el que sufrió la periodista Irina Sternik. A partir de la publicación de un artículo en donde revela que un cracker filtró en distintas plataformas documentos clasificados relativos a la órbita del Ministerio de Seguridad, a cargo de Patricia Bullrich, comenzó a sufrir una serie de acosos a través de sus redes sociales y correo electrónico.
La investigación de la Universidad de Oxford identifica el ataque que sufrió Sternik como “individual targetting” y lo describe como: “...un aspecto persistente del ecosistema de Internet que se utiliza para silenciar la disensión política en línea. También es una de las formas más peligrosas de la actividad de la tropa cibernética, ya que los individuos a menudo reciben amenazas en la vida real y sufren daños a su reputación”.
En el apartado “Strategies, tools and techniques for social media manipulation” aparece un cuadro con las distintas acciones que llevan a cabo los 28 gobiernos que abarca el estudio.
En el caso de Argentina la evaluación de los investigadores identifica dos tipos de mensajes o comentarios en redes sociales: + (mayoritarios), que se refieren a comentarios pro gobierno o de tipo nacionalistas, y los – (minoritarios), que se relacionan con acoso, “trolling” o interacciones negativas dirigidas a usuarios víctima. Respecto de los ataques de “individual targetting” dice que se encontró evidencias pese a que no las describe. Y en cuanto a la creación de cuentas o perfiles falsos estipula que existen y que se generan de forma automática por medio de bots.
A ésto último se lo conoce como Astroturfing: “Táctica que lo que hace es crear cuentas falsas que se hacen pasar por personas comunes y organizaciones con el objetivo de brindar apoyo al gobierno. Muchas de estas cuentas se identifican como ‘bots’ o bits de código diseñados para interactuar con las víctimas e imitar a los usuarios humanos”. Y continua: “Según los informes de medios de comunicación, los bots han sido desplegados por actores gubernamentales en Argentina”, entre otros países, desde el año 2012.
Estas piezas de software además de establecer diálogos simples con un ser humano son capaces de generar en forma masiva dichas cuentas falsas.
El documento indica que los bots son utilizados habitualmente para “inundar” con noticias falsas y spam las redes sociales. “También pueden amplificar voces e ideas marginales inflando el número de ‘me gusta’, acciones y retweets que reciben, creando un sentido artificial de popularidad, ímpetu o relevancia”.
En el capítulo dedicado a presupuestos, comportamientos y capacidad se identifican dos tipos de equipos: pequeños, integrados por menos de 20 personas, y las grandes redes de trabajo, como el caso de China, que emplea a 2 millones de individuos que trabajan en la promoción de la línea del Partido Comunista Chino.
Argentina está identificada en la investigación como un país intermedio ya que estima que los equipos de trabajo van de 35 a 40 personas.
El informe no posee los gastos detallados que realiza cada gobierno investigado aunque destaca los gobiernos de Ecuador, del que estima pagos por contrato de hasta 200.000 dólares, y el de Siria, con sumas que van hasta los 4000 dólares.
Con respecto al tipo de organización, el trabajo de los investigadores Bradshaw y Howard explica: “En algunos casos, los equipos están altamente estructurados con tareas claramente asignadas y una jerarquía de informes, al igual que la gestión de una empresa o la típica burocracia gubernamental. Como parte de la estructura de reporte, los gerentes o superiores suelen revisar el trabajo del equipo”.
Lo mismo sucede al momento de entrenar a estos equipos de trabajo. La investigación de la Universidad de Oxford identifica tres acciones: “(1) capacitar al personal para mejorar las destrezas y habilidades asociadas con la producción y difusión de propaganda; (2) proporcionar recompensas o incentivos a personas de alto rendimiento; (3) invertir en proyectos de investigación y desarrollo”.
Entre los casos que destaca la publicación académica aparecen Rusia que al parecer enseña gramática en inglés para “interactuar correctamente con audiencias occidentales”; Azerbaiyán que entrena a personas jóvenes en blogueo y social media para “hacer sus sitios de microblogging más efectivos en el alcance de audiencias deseadas”. Israel, donde el gobierno premia con becas estudiantiles a quienes trabajen en campañas pro israel en redes sociales. Corea del Norte, donde se recluta a jóvenes talentos informáticos para ser entrenados por el gobierno; los más destacados son elegidos para formar parte del ejército. “En los Estados Unidos, en 2010, DARPA financió un estudio de USD$8.9 millones para ver cómo los medios de comunicación social podrían ser utilizados para influir en el comportamiento de las personas mediante el seguimiento de cómo respondieron a los contenidos en línea”.