Juan Maggi atiende el teléfono en Miami. Dice que está allí porque se está preparando para correr la maratón de esa ciudad. Una más. Ya corrió muchas. La primera de ellas en Rosario. También subió el Himalaya, cruzó los Andes a caballo.
Juan Maggi parece poder hacer todo lo que se proponga. Pero no siempre fue así. Según contó durante una entrevista con el programa A diario, de Radio 2, esos desafíos no son nada, en comparación con lo que tuvo que atravesar hace más de 50 años. “Mi vida se marcó cuando tenía un año. Todavía no había empezado a caminar y el virus de la polio paralizó mis miembros inferiores”, relató.
“Lo díficil era en aquella época, hace 50 años, enfrentar un mundo que estaba totalmente inadaptado y una sociedad que no estaba preparada para convivir con personas con discapacidad. Eso fue más difícil que el Himalaya”, sostuvo.
Para Juan Maggi la inmovilidad fue el principal obstáculo. Fue intervenido quirúrgicamente desde los 5 hasta los 18 años. Recién pudo ponerse de pie por primera vez a los 50.
Hoy, a los 56 años, Maggi, padre de cinco hijos y oriundo de Córdoba, es conocido como un deportista aventurero. Y no sólo eso: también es conocido con las acciones solidarias que encara desde la Fundación Jean Maggi, para que personas con discapacidad puedan acceder a bicicletas como las que él usa.
Maggi contó que los primeros 37 años de su vida se la pasó “peleando” con su cuerpo. “Compré el pobrecito que la sociedad me vendía a cada rato. Hice todo lo que tiene que hacer una persona para infartarse”. Y se infartó: fue el 7 junio de 2000.
Eso se convirtió en el verdadero punto de inflexión: “Ahí tomé conciencia de que mi cuerpo puede estar sano o enfermo y que eso depende de mí”.
Empezó entonces con el deporte. Cuando corrió su primera maratón, la del Día de la Bandera en Rosario, entendió que tenía un “cuerpo útil”.
Después vinieron la maratón de Nueva York, los Juegos Paraolímpicos, el cruce de la cordillera de los Andes, subir al Himalaya.
“No volvería ni loco, fue durísimo”, recordó sobre esta última experiencia. Y agregó: “Uno prepara todo lo que tiene que preparar y se da cuenta que no sos nada. Once días pedaleando para llegar a los 5.460 metros, carpa, once días sin bañarme, todo adverso”.
Esa proeza está relatada en el documentan “Challenge Himalaya”, que se puede ver en internet.
Hoy, con 56 años y cinco hijos, Juan dice que su “mayor reto ahora es gestionar la fundación que entrega bicicletas adaptadas para que las personas con discapacidad se pongan em movimiento”.
Antes de terminar la nota, le mandó un saludo a los Tiburones del Paraná, el grupo de nadadores de Arroyo Seco que integra a personas con y sin discapacidad, de quienes destacó su “obra fantástica”. Y dije: “A la vida venimos a vivirla. Una de mis principales virtudes es haber sido curioso”.