¿Qué pasó con Paula Perassi? Ningún dato sobre su destino fatal fue aportado por una de las imputadas por su desaparición y muerte. Roxana Michl usó este miércoles su derecho a la palabra para desvincularse del caso, al asegurar que desconocía que su marido y la joven eran amantes y despegarse de las pruebas aportadas por la Fiscalía sobre sus contactos con la Policía de San Lorenzo después del 18 de septiembre de 2011 así como también de un llamado de auxilio en el que Alberto y Alicia Perassi pudieron reconocer su voz. Fue durante la primera jornada de alegatos de clausura del juicio oral y público que se lleva a cabo en el Centro de Justicia Penal de Rosario.
La mujer de 47 años, esposa de Gabriel Strumia –el amante de Paula Perassi–, dejó su silla al costado de la sala de audiencia desde donde, casi inmóvil, presenció el paso de un centenar de testigos desde finales de marzo hasta una semana atrás. Usó un tono claro y tranquilo para hacerse escuchar y contarle a los jueces del tribunal su verdad. “Lo único que le quiero pedir a ustedes, y no quisiera estar en sus cabezas porque este caso es demasiado público, es que me juzguen con justicia porque yo soy inocente, yo no llevé a nadie a hacer un aborto ni maté a nadie. Ni siquiera sabía que mi marido andaba con ella, ni que estaba embarazada”, aclaró mirando al frente. También, dirigiéndose a ellos, se interrogó: “¿Por qué no dejé a mi marido? Hasta el día de hoy no lo sé, creo que pensé demasiado en mis hijos, en lo que yo tenía y quise seguir adelante con mi familia”, se respondió y compartió un análisis sobre su vida de pareja cruzada por la rutina y las obligaciones, que abrió una grieta entre ella y su esposo: “Y alguien supo ver ese espacio”, deslizó sutilmente sobre Paula.
En sintonía con su esposo, quien declaró antes que ella, remarcó su dedicación a la familia y al trabajo. “Me dediqué a mi casa, siempre estuve con ellos, teníamos una vida normal hasta que empezó todo esto y ahí fue que la vida mía se convirtió en una pesadilla de la que no podemos salir”, manifestó entre sollozos. “Siempre me dediqué a mis hijos, no quise trabajar para dedicarme a mi familia y ahora hace años que mis hijos están solos”, ahondó y confió que aún hoy no sabe por qué está detenida: “No entiendo de qué estoy acusada, por qué estoy acá adentro”, señaló.
De la mano de su defensor, el abogado Fernando Sirio, la mujer se adentró a la desaparición de Paula Perassi. Según contó, se enteró el lunes 19 de septiembre cuando su esposo le comentó al respecto y admitió que no le prestó atención. También se refirió a una charla que mantuvo ese día con Alicia, la mamá de Paula y dijo que recuerda haberla consolado. Después, llegó el mensaje de texto al celular de Strumia en el que presuntamente Paula le avisaba que se había ido a San Juan. “Tampoco le presté atención porque éramos conocidos”, explicó.
Finalmente, se enteraría de que su marido y Perassi eran amantes en el marco de la primera detención de él. Ese 22 de septiembre de 2011 habló con Daniel Puyol, por entonces jefe de la Agrupación Cuerpos de San Lorenzo. De acuerdo a su testimonio, fue porque estaba arreglado un camión que había dejado en el taller familiar pero de paso, le comentó que su marido no aparecía. Al parecer, el policía le recomendó ir a la Jefatura policial y fue por este consejo que ella logró dar con Strumia que, a esa altura estaba incomunicado. Finalmente, supo de la relación que su esposo había tenido con Perassi cuando Strumia fue requerido por dos psicólogas en medio de la investigación policial. Antes de que su mujer se enterara por la vía pública, optó por contárselo: “No fue nada lindo, pensé en irme, en agarrar mis hijos e irme de casa pero también pensé mucho en mis hijos, que eran chicos”, recordó llorando.
A continuación, Michl se tomó un extenso tiempo en precisar cómo la situación económica de la familia se desvirtuó ante la ausencia de Strumia, que estaba preso. Remarcó que tuvo que ubicarse enfrente de un negocio que sólo tocaba de oído y que su hijo Nicolás, un adolescente de 19 años, debió ponerse todo al hombro. La mujer sostuvo que, a pesar de sus esfuerzos, crecieron las deudas y bajaron los ingresos por lo que debieron vender tres camiones. “No eran camiones nuevos como se quiso exponer acá, ni grandes, ni valían fortuna. En cambio, lo tuvimos que vender rápido”, aclaró al respecto y sumó a la narración de las penurias económicas que debieron afrontar: “Cuando Antonio Díaz recuperó la libertad, no quiso seguir trabajando con nosotros por recomendación de su abogado y tuvimos que indemnizarlo”, detalló.
Además, aprovechó su declaración para tocar otros puntos ventilados en el juicio. En relación al pedido de ayuda que quedó registrado en el teléfono fijo de los Strumia y que los Perassi identificaron con su voz, compartió una extensa explicación sobre el sistema de telefonía que comunica su casa con el taller. Para ella, la voz que escucharon pidiendo “ayuda” es probablemente la de su hijo menor Agustín que se pudo colar en una llamada cuando se olvidaron descolgado el tubo del aparato ubicado en la vivienda mientras se atendía la llamada en el negocio.
Otra rectificación que hizo Michl este miércoles tuvo que ver con la declaración de su hijo mayor, Nicolás, quien a través de fotogramas registrados por las cámaras de seguridad, dio cuenta de la presencia de su padre en la casa familiar durante la jornada del 18 de septiembre. “Acá se puso en duda por qué sacamos la filmación. Tenemos cámaras de seguridad en nuestro terreno porque es muy grande y porque habían querido entrar. Supimos que había que resguardar la grabación del 18 de septiembre cuando pusieron preso a Gaby en 2011 y es verdad lo que dijo Nicolás, que la grabación se pisaba cada 6 meses, pero las resguardamos por precaución y llamamos a la gente de la alarma para eso”, advirtió.
Por último, Michl tuvo un relato similar al de su marido en cuanto a cómo transcurrió el 18 de septiembre de 2011, día de la desaparición de Paula. Ratificó que estuvieron en la casa trabajando en la pileta, mencionó la búsqueda del celular de Strumia entre todos y confirmó la cena en el restaurante Guanabara de San Lorenzo con la familia Piedrabuena.
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