“Sos un sueño del que no quiero despertar porque el día que abra los ojos y vea que se ha terminado no querré despertarme”. Paula Perassi escribió fervientes palabras, frases que desnudaban su alma y cuerpo enamorados con una claridad que emocionan. La carta estaba dirigida a Gabriel Strumia a quien no menciona con nombre y apellido pero sí saluda por su cumpleaños, el día 16 de agosto de 2011. Curiosamente, la misiva fue leída en voz alta por la ex pareja de Paula, Rodolfo Ortiz de Eleguea, el primer testigo en el juicio oral y público por la desaparición y muerte de Paula Perassi. Eran pareja en 2011, cuando la joven sanlorecina dejó su casa el 18 de septiembre para no regresar más y este lunes a la mañana, ante el tribunal encabezado por la jueza Griselda Strólogo (acompañada por sus pares Mariel Minetti y Álvaro Campos) respondió preguntas de la Fiscalía y los abogados defensores de los 9 imputados sobre la vez que vio a su mujer con vida por última vez y los momentos posteriores a darse cuenta que no estaba en su casa, la relación que mantenían por entonces, y también la ausencia de un monto de dinero.
A pedido del fiscal Sebastián Narvaja, Ortiz debió leer en voz alta la carta de puño y letra de Paula que fue encontrada en un cajón de la casa que compartían. No iba dirigida a él, sino a Strumia, el empresario del transporte –hoy sentado como acusado de su muerte y casi desprovisto de gestos o reacciones, a lo que se ventilaba en la sala, al –del que, según expresa en ese papel, estaba enamorada. Se sabe porque la joven se refiere al cumpleaños de la persona a quien va dirigido el mensaje de amor, coincidente con la fecha de nacimiento del imputado. “Mi amor qué bueno saber que ya existas lamentablemente nos conocimos tarde”, escribió la joven con un romanticismo que emociona a cualquier oído sensible.
“Siento felicidad de que estás, de haber compartido con vos un montón de cosas hermosas que la pases super bien a lado de las personas que te quieren. Creéme que te merecés lo mejor”, agregó sentimentalmente. En otro tramo, puso: “Nunca quiero que llegue un adiós entre los dos”, “No me imagino no tenerte en mi vida en ningún sentido”, “Agradezco a dios por permitirme conocerte siempre caminaré a tu lado en la manera que me permitas”, sumó a la hora de manifestar su devoción.
“Llegaste a mi vida y marcaste diferencia tengo necesidad de sacar lo que pasa por mi cuerpo y mi corazón”, continuó la carta. “Si no puedo estar contigo de algún modo te daría las gracias porque me sacaste muchas sonrisas más de un te quiero. Te quiero desde que te conozco y mi mundo cambió. Tus ojos de niño inocente en tu cuerpo me fascinan”, completó con tono afiebrado y pasional. “Te regalo todo lo que tengo sin pedirte a nada a cambio solo que me trataste con ese lindo cariño con el que me tratas”, agregó.
“Hoy eres un sueño que quiero que me dure muchísimo tiempo. Un sueño del que no quiero despertar porque el día que abra los ojos y vea que se ha terminado no querré despertarme
Solo quiero disfrutar decirte gracias por darme tantas cosas bonitas por cada día” y concluye dulcemente: “Feliz cumpleaños y que este sea muy especial para vos. Te amo. Yo”.
Rodolfo Ortiz de Eleguea tiene 44 años y es empleado. Por muchos años fue la pareja de Perassi, y papá de sus hijos Lucas y Agustín. Como se había ventilado en otras instancias, el hombre advirtió que al momento de perderse Paula, en septiembre de 2011, no compartían la habitación y dormían en camas separadas, cada uno con uno de los nenes. Luego, aclararía que hacía un año que no tenían relaciones sexuales, consideración que fue cuestionada por el abogado Fernando Sirio, defensor de Gabriel Strumia y Roxana Michl, a su turno. Según apuntó, en declaraciones pasadas hechas a la policía, Ortiz primero confió que hacía un mes no tenía sexo con la víctima y luego, en noviembre de 2011, puntualizó que el lapso de inactividad sexual entre ambos era de dos meses atrás.
Tanto la parte acusatoria como la defensa debieron recurrir al recurso “refrescar la memoria” ya que el testigo admitía confusión en relación a la información que se le requería. Tras describir a Paula como una mujer “ama de casa” que cuidaba de los chicos y que pasaba últimamente mucho tiempo frente a la computadora –dijo que desconocía lo que hacía su mujer a la tarde porque él trabajaba– fue reconstruyendo el día 18 de septiembre, con algunas contradicciones que fueron traídas a cuenta a través de sus anteriores exposiciones policiales. En resumen, contó que ese sábado había viajado a Rosario con su hijo Lucas para ver un partido de Newell´s Old Boys y que mientras regresaban recibió un par de llamadas de su entonces pareja para pedirle el auto ya que debía ir a hacer unas compras. Cuando llegaron a la vivienda familiar en San Lorenzo, la mujer tomó el auto y se dirigió a un supermercado chino de Puerto General San Martín para hacer unas compras.
Siempre a través de preguntas de fiscales y defensores, Ortiz desgranó lo sucedido en esa última jornada que vio con vida a su mujer. Dijo que preparó la cena y acostó a los chicos. Que ella no cenó en familia sino que permaneció con la computadora hasta que anunció que salía a buscar la tarea para su hijo. De acuerdo a su testimonio, despertó cerca de las 3.30 de la mañana y advirtió que las ventanas estaban despejadas, que no habían sido corridas las cortinas como usualmente se hacía durante la noche, lo cual le pareció extraño. Concurrió al cuarto que Paula compartía con el hijo y notó su ausencia.
A partir de entonces, de acuerdo a lo que expresó ante los jueces, comenzó la búsqueda de Paula. Primero, dio aviso a su cuñada María Fernanda quien advirtió de lo que pasaba a Alberto. En cuanto a las precisiones sobre cómo se sucedieron los hechos posteriores, Ortiz confió que no recuerda con exactitud quienes son los policías que le tomaron la denuncia, tampoco los agentes a los que les entregó prendas de vestir de Paula a fin de los perros rastreadores reconocieran su olor. Sí remarcó que iba cada día a la comisaría para conocer si había novedades del paradero de su mujer.
Dos teléfonos
En otro momento de su testificación, Ortiz dio cuenta que Paula tenía un teléfono celular pero que poco antes de que desapareciera él halló otro aparato dentro del pata pata del hijito de ambos. Sostuvo que encaró a su entonces pareja al respecto, y que le preguntó si tenía lo estaba engañando, lo que ella habría negado. De acuerdo al testimonio de hoy, Paula le aseguró que su celular se había dañado y por ese motivo, la hermana le había facilitado este otro aparato.
Dinero
La ex pareja de Perassi también fue consultada por el supuesto faltante de dinero de la casa en la que vivía la familia. “Yo había dejado de trabajar en una empresa y era parte de dinero con el que me habían pagado”, manifestó aunque no pudo detallar el monto. “Yo dije que el dinero no estaba y que podía ser que lo haya gastado o llevado”, agregó a lo que Sirio le recordó que en una declaración pasada había señalado “Son 15 mil pesos, esta mujer se los llevó o los fue gastando”. Más tarde reconoció que ese dinero era un “ahorro” que tenía aunque no supo aclarar si era sólo esa la cantidad de dinero que conservaba.
Al parecer, la estrategia de la Fiscalía fue mostrar a Ortiz distanciado de Paula sentimentalmente y sexualmente, condición que la defensa, al menos la de los principales acusados, trató de poner en duda, incluso dejando abierta la posibilidad de que la mujer salía de noche con frecuencia, sin destino conocido. Por su parte, la defensa de los policías apuntaron a la desconexión del testigo con sus clientes.
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