“¿Un poquito de fijador?”, sugirió Marisa, la maquilladora, a Daniela León. Fue la tercera candidata a concejal que le tocó maquillar para el debate de este domingo por la noche. En total fueron cinco, los más votados de las primarias de agosto pasado.
“Depende cómo sea el debate voy a terminar con los pelos parados”, bromeó la edila que va por la reelección por 1Proyecto Santafesino y habilitó el spray.
No le hizo falta en realidad. El debate tuvo pocos momentos de intercambio y en general primó el respeto. Se escucharon algunas chicanas –la mayoría dirigidas al candidato de Cambiemos, Roy López Molina, o al del Frente Progresista, Pablo Javkin– pero ninguna consiguió del rival una reacción. Los cinco candidatos, Roberto Sukerman (Frente Justicialista), Javkin, Eduardo Trasante (Ciudad Futura), León y López Molina, estuvieron tan enfocados en los discursos que habían traído preparados que casi nada los desconcentró de sus libretos.
La llegada
Para las 18, los pasillos de Televisión Litoral eran un ir y venir todavía tranquilo. En el estudio acomodaban las cámaras y las luces, y en el camarín Marisa preparaba labiales y polvos. El primero en llegar fue Eduardo Trasante, acompañado por dos de los tres concejales de Ciudad Futura, Juan Monteverde y Pedro Pitu Salinas, y dos fotógrafos que lo siguieron hasta que se repartieron las pulseritas para entrar al estudio. La organización del debate permitía, dentro del estudio, sólo dos acompañantes por candidatos. A los privilegiados se los distinguía por pulseritas fucsias.
Después de maquillarse, el pastor se fue derecho a la sala preparada para la “espera” con agua, gaseosas y bocaditos, mientras Monteverde repartía saludos por los pasillos.
Y en eso, de traje azul, entró Javkin que, como Trasante, fue derecho al camarín.
El último en llegar fue Sukerman. Lo vieron bajarse del auto cerca de las 19, apenitas después que Roy, pero entró al canal unos 20 minutos después.
“¿Hace tiempo en el estacionamiento para entrar último? ¿Será?”, se preguntó un periodista. Consultado por Rosario3.com, uno de sus asesores explicó que esperaban a Agustín Rossi que estaba retrasado y que no querían que entrara solo. ¿Temían que el candidato a diputado nacional errara el camino?
Además de Rossi, acompañaron a Sukerman la concejala Norma López y la compañera de lista de Rossi, Alejandra Rodenas. Hubo selfie en la entrada.
La espera
Maquillados y peinados, sólo quedaba esperar el llamado a entrar al estudio. Los nervios se calmaban con los saladitos que se ofrecían en bandejas. Pero no a todos les convencía la oferta gastronómica. Apartado del resto, sentado a la cabeza de una mesa, López Molina repasaba sus apuntes con un asesor de cada lado. En la otra punta de la mesa, León lo acompañaba más distendida. Pero no probaba bocado.
El colado
Hacia las 19.45 los candidatos estaban microfoneados y listos detrás de sus atriles para la prueba de luces y sonido. A partir de entonces, nadie que no tuviera la pulserita fucsia podía entrar. Pero hecha la ley, hecha la trampa, dicen.
En el primer corte –hubo dos en total– el concejal Carlos Comi se las ingenió para burlar al guardia de seguridad e ingresar al estudio. Sin pulserita.
“Lo tuve que echar, qué barbaridad”, dijo incómoda una productora. ¿Qué le habrá dicho Comi a Javkin?
Las golosinas
El segundo y último corte fue más largo, duró dos minutos más; un tiempo preciado que los asesores usaron para repasar las últimas intervenciones. A diferencia del debate de 2015 de candidatos a intendente, cuando las cámaras se apagaron no se escucharon insultos ni hubo miraditas intensas. Hubo un solo momento de agitación, cuando López Molina se bajó del escenario y enfiló a paso firme al espacio reservado a los asesores. Una mirada a su asistente bastó para que sacara de la cartera lo que necesitaba: una cajita de caramelos Sugus.