¿Desenchufaste la plancha? ¿Le pusiste la alarma al auto? ¿Guardaste el celular? ¿Cerraste la puerta de casa? Son preguntas que, si nos hacen a cualquiera, es fácil que generen en nosotros la necesidad de comprobar que, efectivamente, todo está en orden. Y si no podemos hacerlo, es muy probable que se genere en nosotros cierto grado de ansiedad. Pero para determinada gente, aquella afectada por un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), la cosa va mucho más allá.
Esas comprobaciones son para ellos compulsiones, conductas cuya principal función es reducir la ansiedad provocada por pensamientos obsesivos. Compulsiones que puede llegar a ser altamente discapacitantes, estar asociadas a depresión y que, en un número elevado de casos, se mantiene en secreto, incluso sin diagnosticar.
No siempre esas compulsiones están asociadas a comprobaciones. A las personas en las que el TOC se manifiesta de esa manera se las conoce como 'verificadores'. También hay 'lavadores' o 'limpiadores', 'verificadores somáticos' o hipocondríacos, 'repetidores' que ejecutan acciones repetitivas, 'ordenadores', 'acumuladores'... Hay muchas manifestaciones y, con frecuencia, confluyen varias en la misma persona.
La representación más conocida en el mundo de la ficción de un afectado por TOC fue la de Jack Nicholson en la película Mejor imposible. El trastorno obsesivo compulsivo, cuyo origen es incierto aunque distintos estudios apuntan a la existencia de una base genética, puede manifestarse a cualquier edad y tiene desde 2013 su propio capítulo independiente en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastorno mentales (DSM-5), antes se incluía dentro de los trastornos de ansiedad.
Su diagnóstico debe llevarlo a cabo siempre un profesional de la salud cualificado y con experiencia, pero hay algunas pistas que nos pueden indicar que es preciso buscar ayuda para ponerle freno, hay fármacos y terapias cada vez más efectivos.
Ocho señales a las que estar atentos
- Tiene con frecuencia, prácticamente a diario, pensamientos o imágenes mentales no deseados que resulta imposible o muy difícil ignorar.
- Para reducir la ansiedad que provocan esos pensamientos debe llevar a cabo algún tipo de actividad o ritual.
- Los rituales calman la ansiedad causada por los pensamientos no deseados, pero no obtiene ningún placer llevándolos a cabo.
- Suele insistir en llevar a cabo esos mismos rituales de manera repetitiva. Puede ser abrir y cerrar puertas o apagar y encender luces varias veces, lavarse las manos, contar...
- Manifiesta una higiene personal excesiva.
- Se definiría como perfeccionista, pero a pesar de poner todo el empeño en hacer algo siempre se queda con la sensación de que no está del todo bien.
- Tiende a querer tener todo bajo control, ser espontáneo e improvisar no suele casar con su personalidad.
- Dichos pensamientos y comportamientos interfieren en mayor o menor medida con su devenir diario habitual.
Fuente: 20minutos