Pedro Robledo
El público aguardó pacientemente la aparición de Mimi Maura en el escenario, luego de una extensa previa que incluyó las actuaciones de las bandas locales Las Sextetas y Mamita Peyote. Propuestas inclasificables, apoyadas en el magnetismo y la celebrada sobreactuación de sus cantantes femeninas, fueron los encargadas de matizar la espera.
El Willie Dixon presentó un ambiente sumamente distendido, poco frecuente, con mesas dispuestas en los sitios habitualmente reservados para los cultores del pogo rockero. A las 23, cuando iniciaron las bandas teloneras, el panorama del Dixon era modesto, pero de a poco se fue colmando y finalmente Mimí Maura tuvo el marco merecido.
El ingreso a escena de Midnerely Acevedo despertó una larga ovación. Le llevó unos minutos conseguir el silencio que ameritaba la primera parte del show: un set intimista, solo con guitarra.
La idea fue presentar "La herida", el nuevo disco con canciones de su padre Mike. El trabajo contiene diez boleros y baladas de quien fuera un reconocido crooner boricua durante tres décadas, a los que suma dos canciones más de su repertorio.
El formato acústico fue la novedad de la propuesta artística, aunque no faltaron algunos clásicos de sus siete discos anteriores como "Jamás estuvo aquí" y "Quemapuentes", entre otros.
En ningún momento Mimi dejó de ser centro de atracción, luciendo sensual y seductora ("asesina" le espetó un fan masculino), estableciendo una fina conexión basada en las letras directas al alma del oyente que transmiten amor, pena, nostalgia y alegría. Y los ritmos, ciertamente chéveres, como las plenas y el "pasitobombón", también aportaron lo suyo.
Con Maneco Sáez y Sergio Rotman (su esposo ex-Cadillacs) en guitarras acústicas, mostró temas como "Jay yo me muero", "Mirando caer la lluvia", "Vente conmigo" y "El apartamento".
"Siguiendo la luna", un hit de los Cadillacs, fue notablemente versionado con cadencia caribeña, ofreciendo una nueva lectura del popular tema, en donde aparece y se destaca la impronta ska de Sergio Rotman.
El recital fue corto pero intenso, en una hora ya se estaba despidiendo. Concedió para los bises "Yo no te engaño" y "Cuando ya no me quieras", para luego concluir agradeciendo la paciencia de escuchar los temas nuevos.
No fue una noche más. No es rutina en un reducto rockero como el Dixon que suenen boleros y ver enloquecer al público masculino con una cantante, piropeándose mutuamente durante todo el show.
Mimi Maura pasó por Rosario con boleros y su contenido conocido de ska, reggae y rock steady, aquel que los instaló como artista indie de culto en Latinoamérica y que ahora, con este nuevo disco, suma adeptos provenientes de los fanáticos de su padre Mike.