El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva cumplió este jueves 300 días en prisión, fecha que coincide con el término del plazo para las nominaciones de posibles aspirantes al Premio Nobel de la Paz, para el que el Partido de los Trabajadores (PT) impulsó una intensa campaña a favor del ex mandatario.
Lula, quien gobernó el país entre 2003 y 2010, está preso desde el 7 de abril pasado en la sede de la Policía Federal de Curitiba, capital del sureño estado de Paraná, donde cumple una condena de 12 años y un mes por corrupción y lavado de dinero.
A lo largo de 10 meses, el ex líder sindical recibió centenares de visitas, entre ellas el ex presidente uruguayo José "Pepe" Mujica, el eurodiputado italiano Roberto Gualtieri, el premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel y el ex jefe del Partido Social Demócrata alemán Martin Schulz.
En 1980, Lula pasó 31 días encarcelado por haber desafiado la dictadura militar que comandaba el país en aquel entonces, y, cuatro décadas después, sostiene que ha vuelto a ser un "preso político".
Bajo esta consigna, el PT se unió a la campaña iniciada por Pérez Esquivel e intensificó los clamores para que Lula sea candidato de ese reconocimiento este año.
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Asimismo, el PT divulgó este jueves una nota en la que aseguró que, en los 300 días de encarcelamiento, la única "certeza" es que Lula es un "preso político".
Además, justificó su afirmación al considerar que el ex presidente tuvo sus derechos constitucionales negados al ser impedido de comparecer al funeral de su hermano mayor, Genival Inácio da Silva, fallecido el martes pasado a los 79 años por un raro tipo de cáncer.
"El ex presidente vive el capítulo más doloroso de esta historia hasta el momento: la imposibilidad del adiós a su hermano Vavá", expresó el partido.
Tras varias idas y vueltas judiciales, la Corte Suprema de Brasil intercedió y finalmente autorizó que Lula despidiera a su hermano, minutos antes de su entierro, y se encontrara con su familia.
Entre ida y venidas judiciales, Lula decidió permanecer en su celda, pues consideró que "no tiene motivos para encontrarse a escondidas con su familia como si eso fuese un favor de la Fiscalía y de la Justicia", según explicó el diputado Paulo Pimenta, un importante dirigente del Partido de los Trabajadores.
Además de la condena, Lula responde por otros procesos en la justicia, la mayoría de ellos por corrupción