Si tenés reacciones anormalmente fuertes y negativas a sonidos habituales que emiten los humanos, como puede ser masticar o respirar tenés misofonia. El término significa “odio al sonido”, un trastorno poco común, pero que puede ser realmente muy molesto.
Para las personas con misofonía, el sonido de alguien chasqueando los labios o simplemente escribiendo puede llevar a la necesidad de gritar o incluso pegarle a algo. Estas reacciones físicas y emocionales ante sonidos inocentes pueden provocar sentimientos de ansiedad, pánico y rabia, según consignó Muy Interesante.
Aún no se han encontrado medicamentos o tratamientos específicos para la misofonía pero quienes la padecen han desarrollado ciertos mecanismos de adaptación para conseguir cierto alivio:
- Usar auriculares y música para ahogar los ruidos
- Usar tapones para los oídos para limitar la intrusión de ruido
- Optar por sentarse en los colectivos y en los restaurantes en las zonas más distantes
- Practicar la relajación y la meditación para reducir el estrés
- Buscar un médico o terapeuta de apoyo
- Hablar tranquila y sinceramente con amigos y seres queridos para explicar su problema