El ex presidente francés Nicolas Sarkozy fue detenido este martes por la mañana en las afueras de París por una posible financiación ilegal de la campaña para su elección en 2007. Sospechan que recibió dinero del fallecido dictador libio, Muamar el Gadafi. Por su parte, el ex mandatario siempre negó las acusaciones y las atribuyó a un ensañamiento en su contra.
Según publicó el diario francés Le Monde, Sarkozy había sido convocado en la Policía Judicial de Nanterre, a las afueras de París, para explicarse sobre los fondos para esa campaña, y que su comparecencia podría prolongarse 48 horas antes de ser presentado a un juez para su eventual inculpación.
El procedimiento judicial tuvo su origen en un documento libio, publicado en mayo de 2012 por el sitio de información "Médiapart", en el que se daba cuenta de que el ex jefe del Estado francés había recibido dinero de Gadafi.
En noviembre de 2016, el empresario e intermediario Ziad Takieddine afirmó haber llevado cinco millones de euros en efectivo entre finales de 2006 y comienzos de 2007 de Trípoli a París que entregó a Claude Géant y a Sarkozy, por entonces ministro de Interior.
Unas alegaciones que venían a confirmar las de Abdallah Senoussi, antiguo responsable de los servicios de información militares del régimen del derrocado líder libio en septiembre de 2012 ante un fiscal en su propio país en la misma línea.
Además, la Justicia francesa recuperó la agenda del que fuera ministro del Petróleo de Gadafi, Choukri Ghanem, muerto en 2012 en turbias circunstancias, donde aparecían mencionados pagos de dinero a Sarkozy.
Un antiguo colaborador del líder libio que se encargaba de las relaciones con Francia, Bechir Saleh, también aseguró a Le Monde que Gadafi dijo que "había financiado a Sarkozy".
Uno de los jueces que dirige esta investigación, Serge Tournaire, es el mismo que lo inculpó en otro sumario, en ese caso por los fondos para la campaña de 2012 en la que no fue elegido.
Según Le Monde, la declaración bajo arresto del presidente de Francia entre 2007 y 2012 significa que los magistrados consideran tener pruebas suficientes para inculparlo.
Entre otras cosas, porque antiguos dignatarios del régimen de Gadafi han aportado elementos que vienen a confirmar las sospechas.