Si bien el final de Mariano “Gordo Cacho” Salomón en la clandestinidad empezó a perfilarse a principios de año, un episodio del fin de semana aceleró su captura. Una llamada a un delivery y el descuido de dar la dirección exacta de su ubicación apresuraron un desenlace que, en realidad era cuestión de tiempo. El jefe de la Policía Federal Néstor Roncaglia lo atribuyó al buen trabajo conjunto y al “intercambio sincero de información” con la fuerza santafesina.
Consultado por el programa Radiópolis, sobre la búsqueda, Roncaglia no descartó contactos entre Monchi y el Gordo Cacho durante su tiempo prófugos. Señaló mundanzas –por un tiempo a Salomón lo buscaron en Mar del Plata– y vínculos con la comunidad gitana que podría haberlo ayudado a mantenerse oculto. De hecho, el Gordo estaba en pareja con una gitana.
El trabajo en conjunto con la TOE fue entonces clave para la detención. La fuerza de elite de la provincia de Santa Fe tenía la información de la zona en la que se ocultaba –no el punto exacto– y mantenía un seguimiento electrónico, pero pidió colaboración a la Federal para trabajos de campo.
Un llamado a un delivery el fin de semana y un descuido, haber dado la dirección exacta, apresuró los tiempos.
Por su parte, el abogado de Salomón, Marcelo Piercecchi, señaló que este mediodía se definirá el traslado de su cliente y dijo que desde su captura no lo dejaron ver. “Ni aún incomunicado se puede impedir a un defensor ver a su cliente”, se quejó.
A su regreso a Rosario, deberá enfrentarse a la jueza Alejandra Rodenas a cargo en el fuero provincial de la causa por asociación ilícita que involucra a los integrantes de Los Monos, aparte de las investigaciones que por narcotráfico realiza la justicia federal.
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