Daiana, una joven mamá de dos chiquitos, vivió un momento dramático en la casa en la que vive de prestado, en la zona de bulevar Avellaneda y Biedma. Salió un momento de la vivienda y comenzó a escuchar los gritos de sus hijos, que le pedían ayuda porque el pequeño inmueble se estaba prendiendo fuego. No lo dudó y se metió entre las llamas para rescatar al más chiquito, de tan solo 3 años, que ya se estaba ahogando por el humo. Ahora pide ayuda para seguir adelante y ya la estaba recibiendo.
Daiana contó detalles de lo que le sucedió en De 12 a 14 (El Tres): “Salí un segundo a calentar agua de un vecino y escuché los gritos que se estaba prendiendo fuego la casa”, confió. “Mi nene de 3 años estaba en un rinconcito, atrás de un colchoncito, me decía «mamá, mamá»”, describió después.
La joven no dudó en meterse entre las llamas y el humo para sacar a su hijo: “Lo importante es que mi hijo esté bien, lo material va y viene como dicen”, aseguró muy conmocionada y con lágrimas en los ojos.
Los chiquitos fueron atendidos en el lugar por una ambulancia y luego trasladados junto a Daiana al hospital de Niños Víctor J. Vilela, sobre todo para controlar su sistema respiratorio luego del humo que inhalaron. Estaban bien.
Daiana estaba preocupada porque corría el riesgo de quedarse sin un lugar para vivir: “Esta casa es prestada, no sé si la dueña nos va a recibir de nuevo”, comentó la joven que no tiene trabajo y que se separó de su pareja hace algunos meses.
El padre de la dueña de la casa, que estaba en el lugar en el momento del siniestro, detalló: “Ella vino, me golpeó la puerta para calentar agua y escuchamos que el chico gritaba «fuego fuego»”. “Gracias a los vecinos enseguida pudimos apagar el fuego”, dijo.
“La casa es de mi hija, se la prestó para que puedan tener un techo para vivir”, precisó.
La generosa joven puso a disposición su número particular 3416894965 -ya que contó que “Daiana no tiene celular”- para quienes quisieran colaborar con cosas para la casa, objetos personales o alimentos.
Y como siempre ocurre en estos casos, el teléfono no paraba de sonar. A los pocos minutos arribó una camioneta con camas y colchones. Gabriel, un vecino comerciante, contó: “Le traje un balde de 20 litros de pintura, les dije que si necesitan más les traigo, yo vendo pintura”.
Y finalizó con un mensaje: “Hay que estar en estos momentos, no hay que dudarlo.