Con profundo dolor fue despedido este martes un enfermero del hospital Roque Sáenz Peña que murió por coronavirus en el Heca. Tenía 55 años, había recibido las dos dosis de la vacuna Sputnik V y se había reincorporado hacía poco tiempo. “No entendemos cómo en este escenario vemos gente sin distanciamiento o tapabocas”, reflexionó el director del efector público.
Rubén Bentos hacía 25 años que era enfermero y en los últimos tres años se había sumado al Roque Sáenz Peña. Estuvo con licencia hasta que recibió las dos dosis de la vacuna contra el covid-19, por lo que luego se reincorporó al hospital. “Era un gran compañero. Muy solidario. Siempre nos sorprendía con sus habilidades gastronómicas. Para nosotros fue un golpe muy duro”, dijo a De 12 a 14 (El Tres) Luis Perreta, jefe del área de Enfermería del establecimiento.
“Volvió porque tenía las dos dosis, como todo el personal. La gente no tiene conciencia de lo que está pasando, lo que pasa dentro de los hospitales. Por eso uno insiste en hacer hincapié en el aislamiento, en las medidas de prevención, en el lavado de manos y el distanciamiento. Es porque vemos que no se cumple y el virus se desparrama más rápido”, agregó Perreta.
Para el jefe de Enfermería del Sáenz Peña, “los hospitales están casi llenos. Casi no hay lugar. Es difícil la situación”.
Por su parte, el director del hospital Matías Vidal afirmó que la muerte de Rubén da “impotencia”. “No sabemos cómo en este escenario vemos gente sin distanciamiento o tapabocas. Nos encantaría a nosotros juntarnos con la familia, pero no es momento. Hay que seguir cuidándonos”, subrayó.
Para Vidal, con el fallecimiento de Rubén se fue “un trabajador que podría estar acompañando una internación o dar palabras de aliento”.
“Estamos con una ocupación al 100 por ciento. La sala de internación covid-19 tiene 30 camas, 6 críticas, y están todas ocupadas. Paciente que recibe el alta, cama que se ocupa. Hay mucha fatiga”, concluyó.