Parroquias y capillas de la ciudad de Buenos Aires alojarán a adultos mayores de 70 años en situación de calle o que vivan en casas donde se les dificulte el aislamiento social obligatorio o no tengan asistencia de familiares, en el marco de la pandemia de coronavirus covid-19.

En una iniciativa impulsada por la arquidiócesis de Buenos Aires, con la colaboración del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, se dispusieron templos para ser acondicionados y alojar a mayores de 70 años, uno de los principales grupos de riesgo para el coronavirus.

“Entre tener un templo vacío y ayudar a que el daño que produce la pandemia sea menor, no hay dudas de qué tenemos que hacer”, dijo a Télam el padre Pedro Bayá Casal, de la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, de el barrio porteño de Puerto Madero.

La iglesia, ubicada en Aimé Painé al 1600, fue acondicionada con 25 camas, televisores y elementos para el esparcimiento de los adultos mayores que, después de pasar por un control médico y estén aptos, quieran continuar allí con el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

“Es muy importante destacar que esto es un dispositivo voluntario, sabemos que hay personas que viven solas y no tienen quién los asista y tienen miedo de salir a la calle por la pandemia; también hay otros que viven hacinados y no tienen posibilidad de tomar distancia, por eso pusimos a disposición nuestra iglesia”, expresó el sacerdote.

Asimismo, Bayá Casal aclaró que si bien la iniciativa es para adultos mayores, “tal vez la demanda nos pida alojar a gente en situación de calle” y precisó que el pasado Jueves Santo los voluntarios de la parroquia relevaron 30 personas durmiendo en la calle, a las que invitaron a concurrir a “hacer la cuarentena en el templo”.

“Ya vinieron 14 de esas personas, así que están anotadas y a la espera de que se les realice el control médico”, explicó el padre, que también realiza la cuarentena en la parroquia.

La capilla del barrio Rodrigo Bueno, que depende de la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, también fue acondicionada y cuenta con capacidad para ocho personas.

Bayá Casal explicó que los controles médicos están a cargo de CeSAC (Centro de Salud y Acción Comunitaria) 15 del barrio y que “calculamos que para el fin de semana ya va a estar funcionando el dispositivo”.

En el barrio Padre Carlos Mugica (ex Villa 31) se acondicionaron dos capillas: la de Caacupé y la de Luján; cada una de ellas para alojar a siete personas, explicó el padre Guillermo Torre de la Parroquia Cristo Obrero, de la que dependen.

El sacerdote explicó que por “protocolo” del gobierno porteño, los dispositivos tienen que tener una persona que asista o cuide cada cinco o siete adultos mayores, y que estos "coordinadores" tienen que pasar por una capacitación para tal fin.

“Hoy nuestras dos coordinadoras hicieron la capacitación en el CeSAC del barrio, mientras estamos anotando”, afirmó el sacerdote y remarcó que las dos voluntarias “son personas que trabajan en la iglesia y conocen a los vecinos”.

“Es nuestro deber de cristianos ocuparnos de aquellos que nos necesitan, como siempre pero, aún más en esta pandemia, nos toca cuidar a los más frágiles”, sentenció el cura y defendió estos dispositivos ya que “muchas veces los abuelos no quieren salir del barrio, además quieren mucho a la iglesia y se van a sentir cómodos“.

Además de estos templos se acondicionaron otros en la Villa 15, en Ciudad Oculta, la 21-24 Zavaleta (Barracas-Nueva Pompeya), la 20 Papa Francisco en Villa Lugano, la 1-11-14 Barrio Ricciardelli en el Bajo Flores, Fraga en Chacarita y la Carrillo-Fátima del barrio porteño de Villa Soldati.