Maira Villarreal no ve a su hijo Agustín, de 5 años, desde hace un mes. Lo dejó el 8 de diciembre en casa de su padre, en Gregorio de Laferrere (Buenos Aires) como cada fin de semana por el régimen de visita estipulado por la Justicia, hacia donde viajaba cada vez desde Rosario. Pero cuando lo fue a buscar a los dos días, el progenitor le negó que vaya a devolvérselo.
Por residir ella en Rosario, el juzgado de La Matanza se declaró incompetente, y con el fin de año y el verano, según señaló la mujer, deberá esperar que lo trate el Juzgado de Familia Nº4 de Rosario. Sin embargo, fuentes judiciales afirmaron a Rosario3 que la mujer puede pedir que su caso sea atendido con urgencia hoy mismo el juzgado de Familia en feria en Rosario. De hecho, en lo que va del receso se ha ordenado una docena de reintegro de menores. En este sentido, se pusieron a disposición suya para orientar su reclamo.
Este lunes realizó su segunda denuncia de forma online en el Ministerio Público de la Acusación (MPA), ya que la primera, de hace una semana, no obtuvo respuesta alguna. Mientras tanto, ella no sabe a ciencia cierta dónde está su hijo, ni si se encuentra bien física, psicológica o emocionalmente.
“Cada vez que estoy en Laferrere, trato de acercarme y no me dicen dónde está. Es horrible, antes de esto no habíamos pasado más de 24 horas separados. En la Justicia hay tanta burocracia, y no puedo entender que no se priorice a los niños. Me enteré de que por estar en feria no se reciben casos nuevos”, relató Maira con la voz entrecortada, en una charla telefónica con Rosario3.
En medio del infierno que atraviesa, Maira tiene un consuelo: “Su papá le reproduce los audios que yo le mando cada día, y a veces le hace grabarme”. Este vínculo mínimo de mensajería por WhatsApp, explicó que en un principio no ocurría, sino que “lo hace desde que decidí exponer la situación en las redes sociales”.
El martes viajará hacia Buenos Aires nuevamente, en busca de un amparo en conocer el paradero del niño: “Me voy a reunir con Niñez y Adolescencia del municipio de La Matanza, para ver si ellos pueden al menos averiguar dónde se encuentra y si está bien”, señaló.
“El 8 se lo dejé, y el 10 me atendió el celular y me dijo «no te lo voy a llevar, me lo voy a quedar porque no se porta como yo quiero». Dijo que no lo iba a volver a ver, y se excusa diciendo también que es porque Agus no sabía andar en bicicleta o sonarse la nariz solo y que era un poco distante al comunicarse, que lo hacía por el bien de Agus”.
En los primeros días, cuando Maira buscaba explicaciones sobre dónde estaba su hijo, lo buscó en la vivienda del padre, pero ya se habían ido. Supo por el dato de una vecina que se fueron a la vivienda de familiares de él, y logró al menos enviarle una notificación de reintegro voluntario.
Fue entonces que para dilatar la causa, entendiendo que es época de feria judicial, el padre de Agustín denunció a Maira por supuestos malos tratos al niño, y ella debió someterse a una pericia psicológica en La Matanza.
Maira dijo comprender cuando en San Justo le dijeron que la causa debe avanzar desde Rosario porque es el domicilio de ella y de Agustín, “pero el nene está allá, yo no lo puedo ver, y aducían que «no nos ponemos de acuerdo»”.
La causa no comienza con la desaparición de Agustín hace un mes, sino que es consecuencia de una historia de denuncias por violencia. Durante su relación de pareja en Gregorio de Laferrere, Maira denunció al papá de Agustín por malos tratos y abuso sexual, y puso perimetrales que violó.
“Lo denuncié a los dos meses del nene, en 2018. Cuando nos mudamos a Rosario terminó la violencia física, pero continuó la psicológica”, indicó.
Maira decidió venir a vivir a Rosario con su hijo para darle estabilidad, y consiguió un trabajo con su familia rosarina. Acá Agustín asistía al jardín en el Colegio Normal Nº 3, al club Sportsmen, a inglés, taller de expresión y fonoaudióloga. En diciembre no pudo terminar su ciclo del jardín (pasaría a preescolar) ni comenzar su segundo año en la colonia de vacaciones.
"Sufrí hostigamiento, amenazas de muerte, y yo tuve que cambiar de trabajo, de provincia, de vida para darle comodidades a mi hijo, y me lo sacó. Era lo único que faltaba que me hiciera. Quiero que Agus sepa que lo amo, lo extraño, y no voy a parar de buscarlo. Va a cumplir seis en agosto, pero es mi bebé”, finalizó.