Julián Schvindlerman es un analista político internacional especializado en asuntos de Medio Oriente que reside en Buenos Aires y profesor de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo. Invitado por organizaciones de la comunidad judía de Rosario, en el marco de una disertación sobre el trasfondo geopolítico sobre la última escalada de violencia en el conflicto de Israel y Hamás en Gaza que se realizó en el aula magna de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), dialogó con Rosario3.
El especialista realiza disertaciones sobre el conflicto en Medio Oriente en ciudades latinoamericanas desde hace décadas, y en esta oportunidad, al pasar por Rosario dio un pormenorizado panorama sobre las implicancias del conflicto en el tablero político internacional, tanto actual como futuro.
Entre sus aseveraciones que más tela para cortar dejan, Schvindlerman resalta: "La comunidad internacional entendió que eventualmente Hamas será eliminado, y entre los países ya se discute quién va a gobernar Gaza”. También, repasó la situación y esbozó el futuro en una escalada de violencia sin precedentes en la joven historia de Israel, de la que asegura “es una guerra externa promovida por Irán, en la que el Estado judío debe atacar por su propia subsistencia”.
Y, afirmó que el riesgo de ataques de Hezbolá en cualquier país del mundo en las próximas semanas es una opción probable, en coincidencia con los alertas emitidos por la inteligencia israelí.
— ¿En qué se diferencia este conflicto de los anteriores?
— Es el peor ataque antisemita desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Se lo ha comparado con la guerra de Iom Kupur de 1973 por el factor sorpresa, pero con la perspectiva de gravedad que tuvo la masacre, hoy se lo está viendo como un pogromo anterior al nazismo, por lo medieval y sanguinario.
Ese factor se suma a que es la primera vez que Hamas logró incursionar en territorio soberano de Israel de manera masiva, tomando por sorpresa a los ciudadanos, a quienes durante muchas horas violaron, quemaron, acribillaron, torturaron y secuestraron. Esto generó un impacto muy fuerte como trauma en la psicología de todos los israelíes.
Hamas tuvo una política de inteligencia muy hábil. Habían recopilado mucha información, con apoyo de Irán. Parece que trabajadores palestinos (que cruzaban cada día a Israel a su trabajo en Israel) también les hicieron inteligencia. Algunos que fueron detenidos tenían fotos del jefe del comando sur del ejército, lo estaban buscando. Sabían qué ciudadanos tenían armas, dónde estaban los jardines de los kibutzim (plural de kibutz).
Y otra estrategia previa astuta fue que recalentaron el conflicto de Cisjordania para que el ejército esté más enfocado en esa zona al momento del ataque, desatendiendo Gaza.
—¿Qué falló en el trabajo de inteligencia previa y del ejército que es uno de los más avanzados del mundo?
—Fueron varias fallas, porque hubo varios reportes de inteligencia que emitieron soldadas (que trabajan en la inteligencia del control fronterizo) advirtiendo que este ataque iba a ocurrir. Aunque lo reportaron, los mandos medios descartaron los reportes como relevantes. Lo tomaban como un simulacro más de algunos que Hamas venía haciendo. Pero no se puede decir que no sabían. La noche anterior al ataque del 7 de octubre el jefe de inteligencia estuvo despierto toda la noche, y vieron que algo estaba pasando. Lo monitorearon, y concluyeron que era no relevante. Por eso algunos lo relacionan con la falla de inteligencia de la guerra de Yom Kipur, cuando la inteligencia descartó los movimientos detectados desde Siria y Egipto.
— ¿Esos mandos medios dieron a conocer al primer ministro Benjamín Netanyahu sobre la información que les dieron las soldadas?
—Netanyahu dice que no. Dice que lo despertaron informándole en el momento que detectaron la incursión. Ya se investigará en una comisión las responsabilidades. Pero, aunque no le haya llegado la información, igual es responsable por su rol de líder del país. Pienso que el primer ministro ya está políticamente hundido, y será juzgado.
—Se viene hablando de que ahora la política de Israel es terminar con la existencia de Hamas.
—Eso es lo que declaran incluso públicamente: que quiere eliminar a Hamas y liquidar su capacidad militar, para que nunca más sea un desafío desde Gaza a ningún grupo. Y está haciendo mucho esfuerzo en cuidar a la población civil palestina. Una tarea muy difícil porque Hamas se esconde justamente entre los civiles como escudo humano, cometiendo un crimen de guerra con sus propios ciudadanos.
Se está llevando a cabo una campaña asombrosa. No hay registro anterior de algo así, que es resguardar a una población civil de una entidad hostil. Según las reglas de la guerra, está prohibido atacar civiles de manera intencional. Y el ejército de Israel llega a unos niveles altos de estrategia para evitar dañarlos, en contraste con la intención de Hamas de buscar que su población muera para inculpar a Israel de eso. Es tremendo.
Pero hay que destacar que la comunidad internacional entendió que eventualmente Hamas será eliminado, y ya discute quién va a gobernar Gaza. Un asunto también difícil, porque nadie quiere hacerse cargo de los dos millones de gazatíes.
—¿Cuál es tu análisis sobre esta forma de ataque medieval que llevaron a cabo, y sobre la reacción en la opinión pública mundial?
—Sobre el modus operandi, que violaron a las mujeres, quemaron abuelos, degollaron bebés y torturaron a padres frente a sus hijos, y los raptados, querían shockear a la población y lo lograron.
Son salvajes, como el Isis, completamente misóginos y homofóbicos, adoctrinados en ese sentido. La furia desatada contra las mujeres y los más vulnerables, es producto de toda su cosmovisión. Se supo además que actuaron drogados para animarse a más.
En el establishment político hubo una condena. Y a nivel consternación pública también. La cobertura de esto de la prensa fue correcta. Lo que falló fueron los organismos de Derechos Humanos: las Naciones Unidas, las organizaciones feministas. Si una mujer gazatí era violada por soldados, era el escándalo de la historia. Como fueron los gazatíes quienes lo hicieron, y ellos son los débiles del conflicto desde siempre, esto generó un problema de disonancia cognitiva. Hay una ruptura entre la imagen percibida de las victimas palestinas con la imagen de perpetradores sanguinarios. Como no lo pueden resolver, prefirieron minimizar los hechos. La UN Women, mujeres de la ONU, tardaron 50 días en emitir un comunicado, que fue tibio. Es evidente que fue por compromiso.
—¿Cuál es tu mirada sobre lo que pasará con el territorio israelí, a partir de que hay un cuarto de millón de desplazados que aún no se sabe si volverán a sus ciudades?
—Es un temor que hay en Israel. Los que viven en las comunidades cercanas a Gaza vivieron una situación muy grave, y sus poblaciones quedaron destruidas. El centro tampoco es garantía de protección, porque se encontró un túnel de terroristas desde Cisjordania. Eso es grave. Pero, es evidente que no pueden replegarse entre Tel Aviv y Hertzlía. Por eso Israel tiene que ganar la guerra de manera contundente. Va a tener que eliminar a Hamas, y eventualmente a Hezbolla, y al régimen iraní. Y, restaurar toda la credibilidad que perdió de sus ciudadanos de un estado protector. Los israelíes tienen que irse a dormir con fe de que no se van a volver a despertar con un yihadista en sus casas.
—Si la guerra es con Irán, ¿tu planteo es entonces que habrá una nueva guerra mundial?
—Ya lo es. Porque los hutíes dispararon dos veces desde Yemen un misil balístico que Israel detectó y destruyó en la atmósfera. Eso marcó una primera instancia de guerra sobre-espacial. Ya están involucrados Siria, Líbano y Yemen desde aquel ataque el 7 de octubre. Y detrás de todo, en la planificación está Irán que busca destruir Israel.
—¿Esta guerra va a llevar años?
—Es imposible saberlo, pero llevará tiempo. El problema es que Hamas, Hezbolla e Irán se han vuelto amenazas intolerables, cuando antes eran tolerables. Trabajan los tres unidos en su objetivo de eliminar a Israel. Pienso que es cuestión de que Israel tome la decisión de dejar de querer eliminar los tentáculos y que busque la cabeza del pulpo, que es Irán (es una frase de un ex primer ministro llamado Naftali Bennett). Cuándo tomará la decisión, y si es con apoyo mundial o no, no se sabe. Ahora, el conflicto está en Gaza, pero luego deberán cuestionarse qué hacer con Irán.
—¿Pero no preocuparía una mayor condena mundial a Israel, como ya se lo acusa en su campaña sobre Gaza que al momento se lamentaron las muertes de más de 17 mil gazatíes?
—Cuando se trata de la supervivencia de Israel, va a quedar corrido el cuestionamiento. A Israel le importa mucho la opinión pública, pero llegada una situación de vida o muerte, quedará en segundo plano. Va a ganar esta guerra, estoy convencido. Con o sin opinión pública a su favor. La comunidad internacional no está entendiendo que esta guerra es de Israel con Irán, y no es una búsqueda de venganza. No comprenden que se trata de una guerra por la supervivencia, así como lo fue en 1948.
—Fuera del asunto de la política israelí. En el mundo se elevaron ciertas alertas ante posibles ataques terroristas de Hezbolá. ¿Este panorama también es para tomarlo en cuenta en la seguridad de Latinoamérica y Argentina?
—El riesgo es totalmente real. No sé con qué grado de probabilidad. Hezbolá tiene presencia en América Latina. Hicieron los atentados a la Embajada de Israel y AMIA en Argentina. En Brasil, recientemente, arrestaron a un sospechoso que fotografiaba sinagogas, y se neutralizó una sede de Hezbolá. Es probable que, como parte de su respuesta perversa y cobarde, busquen atacar comunidades de nuestro continente o en otro lugar del mundo.
—Con el elevado nivel de la inteligencia que posee, ¿por qué Israel no realiza operativos específicos de buscar a algunos de los rehenes en Gaza?
—No debe tener muy clara la inteligencia sobre dónde están. No sabemos dónde se reparten, pero imagino que pueden estar repartidos con otros grupos terroristas, aunque Hamas es la que opera.
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