Este viernes se sumaron dos puntos al programa Señaléticas de Marcas de Memoria que se vinculan a la historia de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil. Por un lado, se instaló una señalización en la fachada de la biblioteca, en Gaboto 450, y por otro, se puso una marca en la esquina del pasaje Perkins y Alem. También como parte del ciclo Figuras de la protesta, se señalizaron las calles Joaquín Penina, el obrero y militante anarquista fusilado durante la dictadura de Onganía junto al arroyo Saladillo; y Luisa Lallana, la joven trabajadora asesinada mientras repartía volantes en apoyo a la huelga de los trabajadores del puerto en 1928.
El acto de señalización fue una iniciativa conjunta de la Dirección General de Derechos Humanos y Memoria, de la Secretaría de Género y Derechos Humanos municipal, y la Comisión de Memoria de La Vigilia, como resultado de un proceso de intercambio y colaboración de sus equipos de trabajo. Entre las actividades compartidas se incluye la realización de dos producciones audiovisuales a partir del material procedente del archivo visual recuperado y digitalizado por la institución, que se incorporarán al Programa de Señalética de Marcas de Memoria de Rosario y servirán como recurso pedagógico para los recorridos y las visitas guiadas por este Sitio de Memoria.
Uno de los videos cuenta sobre la mítica biblioteca, instalada en Barrio Tablada, su crecimiento exponencial y consolidación en los años sesenta y setenta, como así también la creación de la Editorial en 1966, que fueron dos bastiones de este proyecto educativo, cultural y popular de referencia en Latinoamérica. A través de imágenes, fotografías y documentos registra los hechos acaecidos durante la dictadura, su recuperación con el retorno a la democracia y su funcionamiento en la actualidad. El otro video narra la vida de los dos militantes anarquistas que lucharon por la libertad y la defensa de las trabajadoras y los trabajadores en la Rosario de principios del siglo XX.
En la jornada de este viernes se marcaron dos puntos: el ingreso a la Biblioteca por calle Gaboto, lugar por el cual el 25 de febrero de 1977 efectivos de la Policía de Rosario, comandados por Agustín Feced, agentes de la Marina y civiles profesionales, entraron al edificio y decretaron una “intervención normalizadora”. Como consecuencia se paralizaron las obras, se cerraron los servicios sociales y se clausuraron los proyectos culturales, educativos y artísticos. El Ejército desató una destrucción patrimonial sin precedentes bajo la figura de “intervención liquidadora”. Más tarde, el 10 de mayo de aquel año, ocho miembros de la Comisión Directiva fueron ilegalmente detenidos y secuestrados.
La otra señalética, ubicada en Alem y pasaje Perkins, recuerda una de las facetas adoptadas por el genocidio cultural perpetrado en La Vigilia . Allí se efectuó una impresionante quema de libros: miles de ejemplares fueron arrojados desde el tercer piso hacia esa esquina para quemarlos bajo la mirada de vecinos y vecinos convocados como testigos del terror. Se calcula que entre 1977 y 1983 se eliminaron 80.000 volúmenes. Asimismo, la destrucción de su patrimonio tuvo diversas modalidades en dictadura y en democracia. Con la intervención de 1977 y hasta el cierre del expediente judicial en 2008, sus valiosos objetos y bienes fueron robados, apropiados y vandalizados.
Asimismo, será inaugurada la señalética de la calle que lleva el nombre de Luisa Lallana (esquina Cabildo), cuyo asesinato a manos de un rompehuelga terminará un paro general en la ciudad y una movilización multitudinaria que acompañará el cortejo hasta el cementerio La Piedad. El periódico anarquista La Protesta la despidió así: “¡Salud a los que caen por las más altas se hicieron!”.
Y la otra “figura de la protesta” homenajeada es Joaquín Penina. El cartel colocado en Penina y Checoslovaquia recordará a este inmigrante español y militante de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) que, tras el golpe de Estado de 1930, fue detenido en la pensión donde vivía, en Salta 1581, y fusilado dos días después junto al arroyo Saladillo. Su cuerpo nunca fue recuperado. El escritor Aldo Oliva reconstruyó su historia en el libro El fusilamiento de Penina que fue publicado por la editorial de La Vigil, ligando de manera indisociable su figura a este Sitio de Memoria, Verdad y Justicia.