En Argentina existen 5 proyectos de diseño y creación de vacunas contra el coronavirus. Uno de ellos está integrado por dos equipos de investigación del Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, Conicet-UNLP) y el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA, CONICET-UNLP), encabezados por los investigadores del Conicet Guillermo Docena y Omar Azzaroni, del IIFP y el INIFTA respectivamente.
Desde La Plata, el científico Guillermo Docena, habló con Radiópolis Weekend (Radio 2) sobre el avance del avance del trabajo desarrollado cuya estrategia se basa en el uso de fragmentos de la proteína S, que se encuentra en la cubierta del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad, y es el arma que este utiliza para invadir e infectar las células blanco, que son las del epitelio nasal y, principalmente, pulmonar, donde en contacto con distintos tipos de receptores se divide y multiplica para invadir otras células.
“Somos muy optimistas y estamos muy contentos”, expresó el también docente, quien aclaró que se encuentran en una “fase preliminar”. Según aclaró “falta bastante pero es así el inicio del camino de cualquier vacuna, no se puede usar de un día para otro”.
Para el investigador, este tipo de proyectos que se han replicado en el mundo conforma el balance positivo de la pandemia. “Ya hay más de cien vacunas en fase clínica y 13 autorizadas, todas apuntan a lo mismo, que es generar anticuerpos que se unan a esta proteína S y bloqueen la entrada a las células y que el virus no se pueda replicar y no pueda invadirnos”, explicó.
Ante la consulta periodística sobre el estado actual del proyecto que integra, respondió: “Estamos en fase preclínica, probando en ratones, hay 5 proyectos y todos están iguales”. “Calculamos que estará lista no antes de fines 2022 –consideró– nos va a llevar todo el aña y el curso del año que vine si tenemos los recursos y los voluntarios que no estén vacunados”, precisó y advirtió: “Los plazos de las vacunas son años”.
En relación a los costos de producción, evaluó: “Es difícil el cálculo fino pero si podemos pensar en cientos de miles de dólares cuando entrás en fase clínica”, indicó y agregó: “Una vacuna para llegar a ser autorizada o avanzada para ser transferida a una industria puede requerir unos 500 mil dólares”.
“En Argentina nos cuesta más caro, el dinero es menos y te rinde poco, hay impuestos, traslados, aranceles y que traer todo lo que no se produce acá y viene del hemisferio norte. Entonces, hay que multiplicar por tres los costos”, destacó.
Por último, consideró que la escasez de vacunas en el mundo es cuestión de tiempo: “Habrá disponibilidad cuando los países avanzados que han invertido en producción hayan vacunado a su población. Cuando Estados Unidos vacune a su población, avanzará la inoculación en el resto del mundo”, aseguró.
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