Visiblemente triste, la reina Isabel II despidió este sábado a su esposo el príncipe Felipe, duque de Edimburgo con quien estuvo casada 73 años, en un funeral marcado por el contexto de la pandemia que solo permitió un reducido número de invitados que debieron seguir las pautas de las restricciones de la pandemia.
El oficio religioso, se realizó en la capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, a unos 60 kilómetros de Londres, donde murió el duque el viernes 9 de abril a los 99 años.
La reina, que cumplirá 95 años el próximo miércoles, se sentó sola cerca del altar vestida completamente de negro con un barbijo que cubrió su rostro debido a las restricciones por el coronavirus, mientras que sus nietos los príncipes William y Harry se sentaron enfrente.
Es la primera vez que se ve a la monarca oficialmente en público desde que se anunció el fallecimiento del duque.
La reina llegó a la capilla en un auto marca Bentley con una dama de compañía, luego de la procesión del cortejo fúnebre que salió del patio del Castillo de Windsor minutos antes de comenzar el funeral, encabezada por los hijos mayores del duque, Carlos, Ana, seguidos por Eduardo y Andrés, junto a los príncipes Guillermo y Enrique, que estaban separados por su primo Peter Phillips.
Originalmente se esperaba que Guillermo y Harry caminaran juntos, pero fueron separados por su primo Peter Phillips.
El príncipe Harry también hizo su primera aparición pública desde que regresó al Reino Unido desde los Estados Unidos, donde se mudó junto a su esposa, la actriz Meghan Markle, e hijo.
Bajo un cielo azul, el resto de la familia caminó detrás de un Land Rover espacialmente diseñado por el propio Felipe para llevar su féretro.
Los miembros de la realeza no usaron uniforme militar en el funeral y en su lugar vistieron de civil con trajes de color negro, explicó Télam.
El féretro estaba cubierto con su estandarte personal, que hacía referencia a su herencia de nacimiento como príncipe de Grecia y Dinamarca, su apellido y su título de Edimburgo.
La ceremonia comenzó con un minuto de silencio antes del inicio del oficio religioso que dirigió David Conner, el decano de Windsor.
La esposa del príncipe Harry, la duquesa de Sussex Meghan Markle, no viajó debido a que está embarazada pero envió una nota escrita a mano para el príncipe Felipe que fue colocada en una corona de flores en la capilla de San Jorge.
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