Los números de la economía Argentina antes del Coronavirus eran complejos. El ciclo de endeudamiento que implementó el gobierno anterior, lo insostenible del esquema de repago, el aumento pronunciado de la inflación —que ya era alta en 2015— y la recesión que causó el manejo errático de la economía, dejaron un escenario complicado al nuevo gobierno del Frente de Todos.
A tres meses de iniciado el mandato presidencial de Alberto Fernández la caída de la actividad anualizada a febrero de 2020 era del 2,2 por ciento. En el mismo mes la Industria continuó su descenso en un 0,8 y la Construcción un 22,1 (MATE). Los pocos indicadores positivos que llegó a mostrar el gobierno nacional incluyó el consumo (5,3) y salarios (9 puntos) —tras cuatro años de una caída acumulada del 8,2—. La inflación por primera vez en 12 meses retrocedió por debajo de los 50 puntos (48,4).
La llegada del Covid-19 a principios de marzo y la implementación del aislamiento social para proteger a la población, alejó ese haz de luz al final del túnel y agravó la situación de la economía Argentina en medio de una compleja renegociación de deuda con acreedores privados, externos e internos. Durante la tercera semana del mismo mes la pandemia generó un proceso de estrés financiero en los mercados globales que derivó en la intervención estatal más onerosa en la historia económica. Los bancos centrales de EEUU, Inglaterra y la Unión Europea (UE) debieron salir a garantizar préstamos, emitir bonos y dotar de liquidez al sistema financiero mundial para que no colapse.
Argentina por su parte dejó de lado la regla autoimpuesta de no emitir y entre lo invertido para sostener la economía y lo proyectado, el Estado argentino inyectará al sistema un 5,6 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI). Unos $1.694.346 millones de pesos.
Con ese escenario de fondo Daniel Artana, economista jefe de la consultora Fiel, consideró que la recuperación de la economía planetaria y del empleo dependerá de la acción que lleven adelante los gobiernos. El rol que ejerzan será decisivo para evitar el quebranto de empresas mientras dure la cuarentena y el tiempo que se tarde en alcanzar un tratamiento efectivo contra el Coronavirus.
El consultor económico Sergio Arelovich entiende que más allá de lo subjetivo que resulta hacer pronósticos sobre una posible salida a la crisis mundial por el Coronavirus, los gobiernos se enfrentan en primer orden a un problema sistémico. El docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) entiende que el mayor escollo se relaciona con la forma de acumular riqueza que rige desde finales de 1970 y la actual disputa por la hegemonía económica entre EEUU y China.
En el caso puntual de cómo será una posible salida de Argentina de la crisis por el Coronavirus, Artana consideró que a diferencia de 2009 las medidas que tomó el gobierno van en el camino correcto siempre y cuando sean de carácter transitorio y se eviten estatizaciones y un aumento del gasto público.
Arelovich coincide con Artana en que la salida de la crisis, tanto en Argentina y el mundo, producirá un número importante de desempleo. La OIT estima que 195 millones de personas perderán sus puestos de trabajo en todo el mundo. En lo que el docente de la UNR difiere con el economista jefe de Fiel es en el tipo de salida que debe buscar Argentina.
Por último Sergio Arelovich entiende que la magnitud de la crisis que dejará el paso de la pandemia se verá una vez superada la cuarentena. Lo que debería obligar a repensar el sistema tributario actual en el que la carga de gravámenes recae en los sectores bajos, medios y medios altos.
En la próxima entrega de "La Argentina que viene" abordaremos cómo debe ser el rol de la Salud post pandemia.
Artículos anteriores:
- Una mirada desde el mundo sindical. Juan Carlos Schmid y Daniel Yofra.
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- Ser irrelevantes: una oportunidad en un mundo post pandemia cambios sin sistémicos. Andrés Malamud y María Esperanza Casullo