Pasado el pico de los incendios que afectaron los humedales del delta del río Paraná en agosto último, todo pareció volver a cierto cauce de normalidad. Pero las llamas todavía arden del otro lado del río. En lo que va de enero, se registraron más de mil focos de calor.
“Focos de calor es el nombre técnico de incendios”, aclaró la periodista especializada en temas ambientales, Jorgelina Hiba, en contacto con el programa Radiópolis (Radio 2).
Según datos del museo de Ciencias Naturales Scasso de San Nicolás que hace años registra la vida en los humedales, este enero se contó la mayor cantidad de focos de calor en la última década. Ya son más de mil al 26 de enero, desde Santa Fe capital hasta Campana (Buenos Aires). El pico fue agosto de 2020 con 20 mil focos.
Para Hiba esto demuestra que las condiciones que causaron la crisis ambiental del año pasado no cambiaron y tampoco se hizo mucho para contener o revertir sus daños.
El río sigue extremadamente bajo y no puede funcionar como cortafuegos. También perdura la sequía, más allá de los próximos días de lluvia.
Hiba reconoció buenas intenciones desde la política pero advirtió que no es suficiente: “Solo con voluntad no alcanza, hace falta planificar asignar recursos y actualizar normativas”. En tal sentido, recordó la ley de Humedales, todavía en espera.