La apertura de la calle 2106 es vital para unir el barrio Tío Rolo con Puente Gallego, en el extremo sudoeste de Rosario. Antes de empezar la obra fueron necesarias las mediciones geo topográficas y calcular los desniveles para evitar inundaciones. Esta semana empezó la apertura del cajón y se avanza hacia un mejorado de 330 metros de largo, con banquina y zanjeo a ambos costados. Pero lo extraordinario no es todo eso sino quienes lo hacen: 13 integrantes de la Agrupación de Ingenieros del Ejército. Ellos, con sus uniformes verdes camuflados y toda la maquinaria pesada que los rodea, son el anunciado desembarco de fuerzas armadas para urbanizar en los barrios de la ciudad. No portan armas. La custodia es, esta mañana soleada y tibia de viernes, un patrullero de la Policía Federal con dos agentes. 

"Nos recibieron muy bien y estamos trabajando sin problemas. La gente se acerca y nos da agua o mate o torta fritas", dice para sintetizar el clima de la primera semana el mayor Nicolás Cuenca, el encargado del equipo conformado por ingenieros, técnicos y operadores de máquinas.

Son las 9 y el militar desarmado no puede completar la frase. Se tiene que mover porque la motoniveladora avanza. El vehículo imponente tiene una pala atravesada debajo que alisa el territorio. Al costado hay estacas que marcan cada 20 centímetros el camino. El operador mueve palancas muy concentrado. Debe bajar la altura del suelo 14 centímetros entre marca y marca. No parece a simple vista pero la calle del lado de Tío Rolo está 2,80 metros más alta que en la otra punta, el acceso a Puente Gallego.

Obrador, equipos, maquinaria y zona de trabajo (Ana Isla/Rosario3).

"La nivelación es muy importante, si te equivocás te puede quedar como una pileta en el medio", agrega Cuenca. Más atrás dos colegas suyos miden de forma compulsiva el ancho del camino con un centímetro y un trípode topográfico. La extensión de la calle 2106, justo donde el colectivo 132 se detiene y dobla, tendrá seis metros de ancho (doble mano) con siete metros a cada lado, entre banquina y zanja.

Ahora las tareas son ágiles y todos parecen tener algo para hacer. Pero en el inicio llevó su tiempo aceitar las dinámicas de trabajo. Se avanzó en forma coordinada con la Municipalidad. El lunes instalaron el obrador en la intersección de 2106 y Camino Nuevo a Soldini al 3700. Llegaron los camiones Stralis con la maquinaria (topadora, motoniveladora, excavadora y retroexcavadora) y los camiones volcadores. Hubo que instalar dos gazebos con 15 sillas y baños químicos. A las 13 acordaron la llegada de comida caliente de un comedor municipal del barrio. El equipo llega temprano cuando sale el sol y se vuelven a dormir a San Lorenzo, en el Batallón de Arsenales 603. Cada paso, con su presupuesto, llevó semanas de preparación y una burocracia estatal que activar. 

Todo empezó el 7 de marzo pasado cuando el presidente Alberto Fernández anunció el envío de refuerzos federales y el Ejército a Rosario: el país había visto una pueblada en Empalme Graneros tras el asesinato de Máximo Jerez, un chico de 12 años que quedó en medio de una batalla de bandas narcos.

Una guerra, una urbanización

 

La Agrupación de Ingenieros 601 es una de las armas que componen el Ejército. Son tres batallones: dos en Santo Tomé y otra en Campo de Mayo, más dos compañías. Se forman para eso como oficiales en el Colegio Militar y después pueden perfeccionarse en facultades (en general son ingenieros y técnicos). Cuenca, el encargado de la obra que tiene 39 años, es ingeniero geográfico de Buenos Aires. Antes fue buzo pero se cansó y cambió. 

"Nosotros nos preparamos para la guerra pero en una guerra esto es lo que haríamos. Esta tarea, como podría ser también hacer un puente, es una función de movilidad", explica a Rosario3 con el camino que se abre a sus espaldas sobre lo que era un descampado con malezas y basural. Lo primero que hicieron fue limpiar todo con una topadora. 

Ana Isla/Rosario3

La basura se la llevó la Municipalidad y a la vuelta trajeron tierra limpia. De ese montículo se nutre ahora la retroexcavadora que llena la caja del camión volcador que, a su vez, descarga sobre los puntos del camino donde la motoniveladora lo necesita. Y así, la promocionada coordinación entre Estados se materializa acá en una calle que se abre.

–Buenos días –saluda Alfredo Patané, encargado de verificar tareas por parte de la Secretaría de Obras Públicas de la Municipalidad.

–Buen día.

Cuenca le responde una pregunta sobre los trabajos y hablan de cuestiones técnicas. Aunque desde el Ejército aseguran que este tipo de trabajos para los ingenieros es habitual, que tienen otros convenios en La Plata (Los Hornos) y en Quilmes, la situación es extraña.

Patané, el empleado municipal, tiene 65 años y está a punto de jubilarse. Reconoce que es raro supervisar a militares y no a una empresa constructora "pero son profesionales, saben lo que hacen", aclara. No es la primera vez, tampoco. Su recuerdo confirma lo inédito del despliegue en Tío Rolo: dice que le tocó hacer algo similar hace más de 40 años, durante la dictadura cívica militar, cuando estaba Leopoldo Fortunato Galtieri.

"Ya nos habían dicho que iban a venir ingenieros del Ejército y está bien. Esta calle se abre y permite el paso de la Policía, de Gendarmería, de ambulancias, da más seguridad esto porque antes había un caminito de hormiga, un senderito torcido en medio de la basura", comenta el maestro mayor de obra y empleado municipal.

Ana Isla/Rosario3

Tampoco para los policías federales la escena es natural. Aunque son personal de Inteligencia los mandaron a relevar a la custodia anterior de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Les dijeron que tenían que hacer 24 horas, de 8 a 8, y no entendieron porque tenían que cuidar a militares hasta que vieron que eran todos ingenieros. Se turnan para ese rol, además, con Gendarmería y Prefectura.

Del miedo a la expectativa

 

Por la calle transversal, Camino Nuevo a Soldini, hay tránsito dispar. Ahora pasa un hombre en una moto blanca que remolca a un caballo con una cincha larga. Se detiene frente a la obra, se baja y deja al animal para que coma en los pastizales que se salvaron de la topadora. Hacia el oeste el descampado persiste. No quiere hablar y se va. 

Enseguida llega otra moto. Es Miguel que trae a su hijo Josué, de 5 años, porque le gusta venir a "ver a los soldados". El hombre tiene 53 años, es panadero y forma parte de los primeros que se fueron a vivir a esa zona de quintas hace más de 20 años.

–El lunes cuando llegaron los militares me asusté. Yo estoy separado y mandé a mi hijo a la casa de la mamá, a otro barrio. Pensé que venían con ametralladoras. Ahora vinimos un rato a ver cómo trabajan. Igual es raro, porque es abrir una calle, ¿esto no lo puede hacer la Municipalidad?

Ana Isla/Rosario3

A la inseguridad, y la inundación de las zanjas, se suma en el barrio un problema histórico: la falta de agua. Miguel tiene de pozo pero para tomar le pide a un vecino que sí tiene presión de red potable. Antonio, otro habitante que se acerca a ver el movimiento, primero se queja de la inseguridad, dice que hace 13 años le mataron a un hijo policía y cuenta sobre el problema compartido con todos que él puso una cisterna porque apenas le llegan unas gotas. Otros optaron por una bomba, hay quienes no tienen nada de nada. 

Los ingenieros del Ejército también trabajarán sobre ese déficit hídrico. Después de la calle 2106, abrirán otra más, paralela a unos 400 metros (la 2146). En una segunda etapa harán una conexión de agua de 2.000 metros sobre Batlle y Ordoñez, siempre al sur de Circunvalación. Una forma de letra te de 1.200 de largo con dos tramos de 300 de cada lado. "Ojalá se solucione ese problema. Yo llevo 22 años acá y hace 20 que no tengo agua", resume Miguel las expectativas del barrio.

La tercera etapa será un mejorado de Camino Nuevo a Soldini pasando Avellaneda, que es más complejo porque está rodeado de casas.

Ana Isla/Rosario3

Anuncio oficial y despliegue estatal

 

La semana que viene se realizará en Rosario el anuncio oficial del trabajo de ingenieros del Ejército para urbanizar los barrios de la ciudad. Tío Rolo es el primer punto y se sumarán dos de zona norte: Sorrento y Cullen y el barrio de las Madres en Empalme.

Como anticipó Rosario3, demandó un mes y medio firmar los convenios, pulir presupuestos y acordar estrategias. Las obras iniciales (apertura de calles, zanjeo y acueducto) costarán unos 130 millones de pesos.

Junto con la llegada de funcionarios para comunicar el plan que ya es una realidad, se instalará de martes a jueves en el Playón que está a una cuadra (2106 entre Cumparcita y Caminito) el programa nacional el "Estado en tu barrio". Funcionará delegaciones del Ministerio de Salud, Pami, Ansés, Migraciones, Sedronar, Acceso a la Justicia y Economía Popular, entre otros.

Además de la Municipalidad y el Ministerio de Defensa de la Nación, el programa de urbanización incluye al Ministerio de Desarrollo Social, en especial la Secretaría de Inclusión Socio Urbana (programa del Renabap) y también al gobierno provincial.