Miles de colombianos se movilizaron este jueves en Bogotá y las principales ciudades de Colombia con un abanico de reclamos y demandas que cuestionan de fondo la política socio-económica del presidente Iván Duque, mientras el gobierno se esforzó por mostrarse receptivo a los pedidos, en una jornada caracterizada por el temor a un estallido en las calles, choques entre manifestantes y policías y un fuerte protagonismo de los estudiantes.
“Yo quiero estudiar/para cambiar la sociedad” fue uno de los cantos de cabecera de los estudiantes de las universidades más grandes del país, que se mezclaron con trabajadores para erosionar todavía más la imagen de Duque, en uno de sus puntos más bajos de popularidad en sus apenas 15 meses de gestión.
Bloqueos de rutas y avenidas, comercios cerrados, tránsito muy restringido y el servicio de transporte prácticamente paralizado dieron las marcas del día, que tuvo marchas multitudinarias en Cali, Medellín y Barranquilla, además de Bogotá.
La medida fue formalmente convocada por las tres centrales sindicales mayores, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC), y se sumaron luego unas 90 organizaciones de todos los sectores.
Aunque la jornada había arrancado en paz -en medio de un impresionante operativo de seguridad- a medida que avanzó la tarde se registraron algunos choques entre manifestantes y la Policía, que reprimió el avance de las columnas con gases lacrimógenos y camiones hidrantes.
El presidente Duque estuvo inusualmente activo en su cuenta de la red Twitter: primero, mostrando actos de gestión, en busca, tal vez, de exhibir cierta normalidad, y después con actitud receptiva a las demandas populares.
“Este es un gobierno que escucha, dialoga y respeta la protesta social en pro de la construcción de un mejor país para todos. Que hoy sea una jornada tranquila y sin violencia”, escribió temprano, con la etiqueta #ConstruirMásColombia. Y después avisó que con la Policía, las Fuerzas Militares y la cartera de Defensa “hacemos seguimiento a la jornada de marchas en el país. Trabajamos por las garantías y protección de todos los colombianos”.
La jornada incluyó incidentes, como en Suba, un barrio del noroeste de Bogotá donde desde temprano hubo roces entre el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía y manifestantes que bloquearon la principal del sector, que da acceso a las estaciones del sistema de transporte público Transmilenio.
La situación en Cali se hizo más compleja, con saqueos a comercios, lo que derivó en que se decretara el toque de queda desde las 19, y dispuso que nadie esté en la calle. "No vamos a permitir que una minoría violenta doblegue nuestra ciudad. Policía, Ejército y Fuerza Aérea harán cumplir esta orden", escribió el secretario de Seguridad local, Andrés Villamizar.
Estas protestas fueron las más grandes contra el Gobierno de Duque y ocurrieron en un momento de agitación social en la región, lo que había acrecentado el temor de muchos a un brote de violencia, que el Ejecutivo intentó evitar con el cierre de fronteras, un fuerte despliegue de policías, vigilancia aérea y refuerzo de militares.