Una de las primeras declaraciones del presidente Javier Milei fue que iba a derogar la ley de Alquiler vigente para promover un contrato entre partes. Días después, en medio de la escalada de precios, la situación de inquilinos e inquilinas es de suma incertidumbre. En Buenos Aires se habla de locaciones en dólares y por fuera de la norma. En Rosario, se descarta la contratación en moneda extranjera, pero se asume un escenario preocupante promovido por el retiro de oferta y la imposibilidad de costear aumentos.
El 11 de octubre pasado, la Cámara de Diputados convirtió en ley el proyecto de reforma de alquileres, con cambios incluidos que fueron impulsados por el Frente de Todos: la actualización semestral de los valores del alquiler en lugar de anual, como establecía la norma en un principio, y la obligación de que cualquier precio de locaciones de inmuebles destinados a vivienda “debe realizarse en moneda nacional”. Juntos por el Cambio y por el entonces diputado Javier Milei, entre otros legisladores, rechazaron la iniciativa. Tras asumir como presidente, el libertario anunció su decisión de derogar la ley de Alquileres y dejar que los contratos sean pactados entre propietarios e inquilinos bajo las pautas previstas en el Código Civil.
A horas del anuncio presidencial, el Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario (Cocir) compartió un comunicado en sus redes sociales al que titularon "Prudencia". A menos de un mes, Diego Ferreyra, miembro del directorio de la entidad, descartó que en Rosario se utilicen dólares para el pago de alquileres. “Los inmuebles en Rosario están en pesos, fue así históricamente, salvo los inmuebles premium, los countries, barrios cerrados o, con distintas amenities. No es la problemática de Rosario que no tiene turismo extranjero. Acá, hay una oferta apenas mayor, más allá de que estamos viviendo una retracción alarmante. Pero la dolarización no es un problema local”, descartó.
Consultado acerca del panorama locatario que se está conformando, observó: “Hay mucha cautela, ya atravesamos un proceso largo y angustiante con la modificación de la ley anterior, modificar una ley no se hace de la noche a la mañana, pero estamos con mucha incertidumbre en relación con lo que va a ocurrir de acá en adelante”, admitió.
Además, “estamos preocupados por el proceso devaluatorio y la inflación”, advirtió y apuntó al “desorden” existente en el mercado inmobiliario. “No tenemos precios de referencia de alquileres, ¿qué valor te tomo? ¿El de noviembre? ¿El de diciembre con la devaluación? –interrogó– No todo inmueble convalida la suba de precios, que es el defecto que tiene la ley en términos de actualización. No se actualiza de la misma manera un departamento premium con vista al río que una casa de pasillo en Empalme Graneros. Estas dificultades de la ley terminan distorsionando la realidad del mercado locativo por completo”, precisó.
Otro aspecto a destacar es la oferta, cada vez más reducida. “Mucha gente retira los inmuebles por meses hasta ver si se ordena un poco, no quieren tomar un compromiso por 3 años, no pueden pactar un precio”, comentó. “Estamos en camino a que vaya desapareciendo la oferta con el índice de casa propia. Se licúa el valor. Alquilar un departamento de un ambiente sin balcón por un año sale lo mismo que un aire acondicionado y su instalación. Lo mismo, un calefón o cualquier amortización de un inmueble”, añadió en ese sentido.
Y, como contracara, remarcó: “Mucha gente que alquila ya planteó achicarse, necesita salir de un inmueble determinado para achicar los metros cuadrados. Es un síntoma del mercado actual, lo vemos en otros aspectos, el que tenía dos autos, se queda con uno y el que iba en auto, se pasa a la moto”.
Actualmente, de acuerdo a lo que indicó, un departamento de dos ambientes de 10 años de antigüedad en el centro, puede alquilarse por 180 mil pesos. A pesar del grueso importe, el tesorero de Cocir, consideró: “Hay aumentos marcados, pero están lejanos al impacto de la inflación en los alimentos o la vestimenta. En el reparto de los costos fijos de ingreso, el alquiler es el más rezagado”.
“La preocupación va a estar hasta que la gente no tenga poder adquisitivo, porque no hay chance de recuperación sin asalariados con accesos a créditos hipotecarios”, planteó.