Este domingo murió Magdalena, la abuela baleada junto a su nietita Cielo en zona noroeste. Le pegaron 10 disparos después de pedirle a los asesinos que bajaran la velocidad de sus motos, según contó su hija Natalia que los últimos días se pasó entre el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) y el Vilela, donde sigue internada su nena de nueve años. Atravesada por el dolor, recordó aquel jueves terrible y reclamó justicia. “Que no sea una más”, pidió.
Desde la puerta del Vilela, Natalia dio algunos detalles más del violentísimo ataque del jueves pasado, en contacto con El Tres y Radio 2. El caso recuerda mucha al crimen de Ayelén González, una joven mamá que fue asesinada de cuatro disparos en barrio Bella Vista tras pedirle a su asesino, de 14 años, que dejase de disparar al aire porque temía que una bala le cayera a su hijo.
Natalia contó que ese día escuchó primero frenadas y después, la ráfaga de tiros. Al doblar la esquina se encontró con su mamá e hija tendidas en el piso y ensangrentadas.
“Era como que estábamos en una guerra”, describió. Contó que los asesinos eran cuatro, que se desplazaban en dos motos y que su mamá les llamó la atención porque iban muy rápido.
“Los vecinos, la nena también, dicen que ellos venían derrapando y tirando tiros de la esquina y mi mamá, que estaba en la puerta sentada, les dice «Ey, paren un poco que están las criaturas, no anden tan fuerte». Dicen que al escuchar, el de adelante da la orden y dice «Dale, dale, matá a la vieja, matá a la nena, matá a todos»”, contó.
El de adelante da la orden y dice «Dale, dale, matá a la vieja, matá a la nena, matá a todos»
Señaló que entonces, un vecino se hizo el muerto, para evitar las balas; pero la mayoría impactaron contra su madre.
Tras intentar detener la hemorragia de la pierna de Cielo con un buzo suyo, Natalia –continuó el relato– consiguió llevar a ambas al Heca en una chata que pasaba por el lugar. En el camino, rezaban: “Mi mamá estaba consciente todo el tiempo, le dije «Vamos a orar a dios, vamos a pedirle», porque somos creyentes y fuimos orando en el camino. Y me decía «Hija, me duele mucho». Y yo le decía «Vos sos una guerrera, vas a zafar de esto”.
Una vez en el Heca, se enteró del diagnóstico: diez balazos. Sabía que esperaba un milagro. No ocurrió y ahora quiere justicia: “Que esos dos asesinos que mataron a mi madre paguen en la cárcel”.
En contacto con el programa De boca en boca (Radio), señaló que es común ver por el barrio, por la zona de Camilo Aldao y Humberto Primo "chicos con armas, con ametralladora, tienen armas más grandes que la policía".
"Entraron a sembrar el caos en toda la cortada Rafaela –apuntó– Creo que está toda la ciudad liberada para la muerte. ¿Quién deja pasar la droga y las armas? Como puede ser que una criatura de 11,12 años, 15, ande con una metra?".
Sobre Cielo, contó que ya sabe de la muerte de su abuela y que está muy triste y con mucho dolor porque el balazo le fracturó una pierna y las astillas le tocaron un nervio.
“La vio morir prácticamente a mi mamá, vio cómo liquidaban a su abuela que la crió”, se quebró Natalia, de espaldas a la cámara de El Tres.