Abrir y cerrar los ojos, chasquear la lengua, fruncir el ceño, doblar el cuello, plegar la boca. Una y otra vez, y otra vez en forma rápida e involuntaria. En los últimos tiempos, pediatras están detectando tics en los niños y niñas en el aumento de consultas. La mayoría de los casos está vinculada al estrés que viven los chicos puertas adentro por el aislamiento social en medio de la pandemia de coronavirus.
Beatriz Bakalarz, miembro del Comité de Familia y Salud Mental de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) es psiquiatra y psicóloga infantil. En diálogo con A Diario (Radio 2), confirmó la detección de movimientos inconscientes, o también sonidos y vocalización que ocurren súbitamente hasta volverse “normales”. “Por inhibiciones de la motilidad, de no hacer movimientos por no ir a la escuela, de no poder jugar ni ir a la plaza (en caso de Rosario no está restringido), por estar encerrados, surgen estos tics, una forma de controlar lo incontrolable, como síntoma de lo que no se puede hablar, de la situación conflictiva que no se expresa”, sostuvo.
La profesional indicó qu. hay niños y niños que no pueden manifestar lo que les pasa: “Allí aparece el tic”, advirtió y recomendó en este sentido: “Hay que ayudarlos a que hablen, de que se sientan escuchados y contenidos, si el chico puede decir lo que le pasa, el tic no tiene razón de ser”.
Bakalarz recordó también el caso de una niña a la que se le cayó el cabello en este marco de distanciamiento: “Era una niña muy callada y sobreadaptada, es decir, quiere quedar bien con todo el mundo y entonces la pérdida tiene que aparecer por un lado”, observó. También mencionó que “los padres están preocupados y trasladan eso”.
“Los tics de los chicos implican haber dejado de verlos, queremos que sean más grandes de lo que son. Tenemos que saber que son chicos que no ven a sus abuelos y están mucho tiempo encerrados”. Por último, confió que la aparición de estos movimientos no requiere medicación sino un tratamiento y pidió hacer una consulta médica en caso de detectarlos.