Un traumatólogo fue condenado por mala praxis en el mediodía de este miércoles. Se trata de Sebastián Solano Seelin, considerado responsable por la Justicia por la muerte de Maximiliano Iñiguez, un joven que había sido operado en 2014 por una fractura expuesta de tibia y peroné y posteriormente sufrió un paro cardiorrespiratorio por una infección generalizada.
El médico Sebastián Solano Seelin fue condenado por homicidio culposo a tres años de prisión de ejecución condicional y cinco años de inhabilitación del ejercicio de la profesión. La resolución fue comunicada por los jueces de primera instancia Rafael Coria, Florentino Malaponte y José Luis Suárez.
El joven había sido operado por una fractura expuesta de tibia y peroné en su pierna izquierda, lesión que sufrió el 9 de febrero en un siniestro vial en Villa Gobernador Gálvez en 2014.
Después de las atenciones que recibió ese 9 de febrero en el Hospital Provincial y en los siguientes días en Los Alerces, le amputaron el miembro inferior afectado el 14 de febrero, sufrió complicaciones que lo llevaron a estar internado en terapia intensiva y murió dos meses después por una infección generalizada.
El fiscal Walter Jurado de la Unidad de Homicidios Culposos acusó al traumatólogo por las intervenciones entre los días 10 de febrero y 16 de abril de 2014, desde que la victima ingresó al sanatorio céntrico. Agregó que la tardía amputación de su pierna y diversas intervenciones agravaron el cuadro de salud de forma progresiva. Le atribuyó haber violado el deber de cuidado y no haber actuado con la celeridad que el caso requería.
Para el fiscal, cuya acusación se apoyó en pericias médicas, la amputación debió realizarse el 12 de febrero y no el 14, fecha en la que se hizo la tardía intervención.