En Argentina, la industria del conocimiento no para de dar satisfacciones. Vendiendo al mundo más de 6.000 millones de dólares anuales, es uno de los tres sectores que más exportan junto al campo y las automotrices. Según los últimos datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, mientras la pandemia pulverizaba empleos, los puestos en la industria del software crecían 15,5% contra dos años atrás, totalizando 122.500 puestos de trabajo formales y con incrementos en cada una de las 24 provincias argentinas. Según la Cámara de la Industria Argentina de Software, mientras que en 2004 apenas se ocupaban 20.000 empleos, para 2030 se espera llegar a los 500.000 puestos formales en todo el país.
Si bien estos números se ven alentadores, lo cierto es que al mismo tiempo hay una notable escasez de talentos: se estima que en el sector IT hay entre 5.000 y 10.000 puestos sin cubrir a nivel nacional, al punto que muchas de las grandes empresas de sistemas establecidas en el país tienen que salir a cubrir estas vacantes con seats en el extranjero, ya que localmente la oferta laboral supera ampliamente a la demanda.
El último relevamiento del Polo Tecnológico Rosario marca entre 400 y 500 puestos que no se están ocupando, y eso solo dentro de las empresas socias del Polo. Extrapolado al resto de las empresas radicadas en Rosario el número se duplica fácilmente y se multiplica por más de 10 llevado a nivel nacional.
Se estima que en el sector IT hay entre 5.000 y 10.000 puestos sin cubrir a nivel nacional
Para Ignacio Sanseovich, presidente del Polo Tecnológico Rosario, este “es un sector que tiene la potencialidad de generar puestos de trabajo, que obviamente es algo muy positivo, pero que también evidencia de que hay que trabajar en lo que respecta a la generación de jóvenes que tengan las capacidades y conocimientos para poder incorporarse y poder ocupar esos puestos de trabajo que ho. están vacantes.
Luego agregó que "se está corriendo un poco de atrás para tratar de cubrir esa capacidad necesaria, que obviamente tuvo un boom en estos últimos años y que también se evidencia en que la gran mayoría de las industrias ya pasan a ser cada vez más digitales y eso no es una casualidad. Hoy cualquier industria tiene una fuerte presencia y un fuerte componente tecnológico y eso trae aparejado cada vez más necesidades de profesionales, programadores, analistas, testers... Gente que pueda gestionar proyectos de base tecnológica en distintas especializaciones y en general”.
Sin embargo, los jóvenes recién egresados del secundario parecen no notar la altísima demanda del sector, y -a pesar de la sobrepoblación de profesionales- siguen inclinándose por carreras clásicas como Abogacía, Medicina y Administración de Empresas. Tal es el afán de las empresas tecnológicas en cubrir esta altísima demanda que tomaron la iniciativa de salir a atraer talentos ya no en las universidades sino en los colegios secundarios, dando a conocer de qué se trata trabajar en una empresa de tecnología, ofreciendo becas pagas y bonos en metálico para quienes se reciban.
En este sentido, Sanseovich agrega que “hoy en la industria del conocimiento, en tecnología, pensar en 5 o 6 años como impone una licenciatura o una ingeniería es muchísimo tiempo, entonces hay que hacer un trabajo fuerte de reformular un poco la oferta de formación y educativa que hoy tenemos vigente. Para la industria de la tecnología, que impone trabajos para el futuro, con conocimientos nuevos que a veces terminan siendo de vanguardia o en la frontera del conocimiento, la realidad es que si vos seguís educando de la misma manera, es difícil alinear la velocidad productiva con la velocidad educativa”.
Los jóvenes recién egresados del secundario parecen no notar la altísima demanda del sector, y siguen inclinándose por carreras clásicas como Abogacía, Medicina y Administración de Empresas
Justamente vinculado con esta formación productiva, es que desde el Polo Tecnológico lanzaron el año pasado una coding school en conjunto con la Universidad Austral, y junto a la UNR la Tecnicatura en Inteligencia Artificial, buscando generar egresados especializados en temáticas específicas acordes a las últimas tendencias mundiales.
Las exportaciones de servicios basados en el conocimiento y sus empleos asociados tienen muchísimo margen de crecimiento. Para ponerlo en perspectiva, estos 6.000 millones de dólares anuales que exporta Argentina son -en términos per cápita- un cuarto de lo que vende Uruguay al exterior. Los pilares académicos son fundamentales para el desarrollo de la profesión, pero claramente la educación formal -al menos en el sector- no acompaña la velocidad de la transformación tecnológica y las necesidades del mercado.