La resolución establece un encuentro semanal de tres horas de duración, con bandas horarias específicas para cada piso, escalonando los ingresos y egresos para evitar los cruces.

En este sentido, contempla pautas a seguir para promover el cuidado de la comunidad académica y su entorno, como el distanciamiento social, las medidas de seguridad y un número de estudiantes permitido ajustado al aforo recomendado por el Protocolo COVID-19 que elaboró la Facultad el año pasado.

De acuerdo al proyecto aprobado el 15 de junio, el estudiantado sólo podrán inscribirse en una asignatura presencial en la primera inscripción y en la segunda, de quedar cupos disponibles, podrán inscribirse en más de una materia presencial, para lo que se tendrán en cuenta las situaciones especiales fundamentadas para asistir de forma presencial.

Entre los puntos que abarca el protocolo de la Facultad, se contemplan circulaciones diagramadas, entradas y salidas exclusivas, escaleras delimitadas para el ascenso y descenso, uso de ascensores exclusivamente habilitados para el uso de personas con capacidades reducidas y el aforo para cada aula de acuerdo a la cantidad de metros cuadros, a la vez que se prevén medidas de fiscalización y comunicación ante eventuales contagios de estudiantes.

La Dirección Académica Estudiantil será la encargada de controlar cada burbuja y mantener comunicación con las y los estudiantes en cada caso ante eventuales síntomas o contagios.

La resolución se apoya tanto en el Protocolo COVID-19 de la facultad como en el Protocolo de Seguridad e Higiene Emergencia Sanitaria para el retorno de las Actividades Académicas Prácticas de la Universidad de Buenos Aires Pandemia del COVID-19, y es el primer paso para el regreso de la actividad presencial en esa facultad.